Esteban y Cecilia esperaron por largas horas en los pasillos de la clínica. Cecilia tuvo que donar sangre, pues compartía el mismo tipo con su hija, el solo rezo, nunca en su vida había hecho una oración con tanto fervor, y al parecer, Dios la escucho.
El doctor les dio las buenas noticias, los tres estaban estables, los gemelos tendrían que pasar unos días en incubadora pero ya estaban fuera de riesgo, Camila aun estaba en recuperación.
Esteban fue a la sala de bebes y miro desde la ventana a esas dos criaturitas que ahora dependían de el, había acordado con su esposa que llevarían por nombre Henan y Fabian, por esos dos hombres importantes en la vida de ella, su padre biológico y su primer esposo, a el no le molestaba y si eso la hacía feliz, mucho menos. Los dos bebes estaban envueltos en mantitas azules, la de Hernan tenía unos carritos amarillos y la de Fabian unos carritos rojos, este ultimo tenía su dedo pulgar en la boca y lo succionaba con avidez, Hernan se movía un poco inquieto y volteo la cara hacia donde estaba el, y Esteban pudo jurar que le sonrió.
Cuando por fin pudo ver a Camila esta se notaba agotada, estaba ojerosa y respiraba con algo de dificultad, el se le alarmo, pero el medico le aseguro que era normal
Ella sonrió, el le dio un beso en la frente y tomo su mano. Se fue quedando dormida.
Camila y los bebes duraron 3 días en la clínica, cuando les dieron de alta fueron recibidos por toda la familia en su casa, los padres y hermanos de Estaban, los hermanos de Camila, su mamá y hasta su papa están recibiéndolos, le tenían una cantidad increíble de regalos para los nuevos miembros de la familia, que Camila bromeaba diciendo decía que tenían que mudarse a una casa de 10 habitaciones para meter todas las cosas de los pequeños.
Cecilia les informo que se quedaría con ellos para ayudarle, por que un bebe demandaba mucho tiempo, y en esa familia eran dos que necesitaban sendos cuidados, al igual la mama de Esteban aseguró que iria todos los días a visitarlos. La pareja acepto encantada, en verdad necesitaban todas las manos posibles con esos chiquitines.
Cuando estuvieron solos en la habitación, recostados en la cama la joven pensó que la vida le estaba recompensando todo el sufrimiento que había vivido, miro a su esposo y sonrió
Querid@s lector@s
Agradezco sus comentarios y sugerencias, es la primera vez que público uno de mis libros y me encantaría saber su opinión ¿Puedo seguir haciéndolo? ¿Qué tal lo hago? Tengo otro libro en proceso Entra en mi vida, me encantaría que le den una ojeadita. Comenten por favor. Besos