Otra oportunidad para el amor

7

La alarma del teléfono me despierta más pronto de lo que tenía pensado, hoy es sábado y no tengo ningún plan en concreto     

La alarma del teléfono me despierta más pronto de lo que tenía pensado, hoy es sábado y no tengo ningún plan en concreto. Me levanto de la cama intentando no hacer ruido para no despertar a Rebeca y abro el armario, cojo lo primero que veo y me lo pongo rápidamente. Llego a tiempo a tomar algo en la cafetería, meto mis manos en mis bolsillos y compruebo que llevo dinero suficiente para desayunar.

De camino me encuentro con el tablón de anuncios, me detengo por pura curiosidad y miro los carteles de las actividades que se realizaran esta semana. Cuando veo la cara de Nathan en uno de ellos me detengo para leerlo, "Gran pelea este sábado, Donovan vs El Piraña".

No pierdo más el tiempo y me dirijo a la cafetería, me compro un café y me siento en una de las mesas que están junto a las ventanas. Poco después Rebeca se reúne conmigo también con un café en la mano, lo posa sobre la mesa y me sonríe.

—Buenos días —bebe un sorbo de su café—, ¿has visto el cartel?

Asiento y centro mi mirada en el café, no he tomado mucho y ya se ha enfriado.

—Podríamos ir los tres, ¿te apuntas?

—Me parece bien.

—Perfecto, pues Brent se encargara de conseguir las entradas.

Saca su teléfono del bolsillo y marca el número de Brent, cuando recibe toda la información que necesita cuelga el teléfono.

—Esta noche a las 21:00, él vendrá a nuestra habitación.

—Lo único que tiene que hacer es cruzar un edificio.

—Como un príncipe azul, subido a un caballo blanco —empieza a reírse Rebeca.

Cuando volvemos a la habitación, Rebeca coge sus llaves y me lanza la chaqueta.

—¿Vamos a algún lado?

—Necesitamos ropa para esta noche.

No le llevo la contraria y la acompaño hasta su coche, enciende la radio y se dedica todo el camino a cantar mientras intenta que yo lo haga. Aparca en el parking del centro comercial y sale velozmente del coche. Rebeca no pierde el tiempo y entra en la primera tienda, cuando quiero darme cuenta ella ya tiene cinco prendas en las manos.

—Vamos a probarnos esto —me muestra la ropa que ha cogido.

Pasamos a uno de los probadores y nos probamos primero uno de los conjuntos que ha cogido. Es un top blanco que me llega por encima del ombligo, conjuntado con una chaqueta vaquera y un vaquero que se amolda perfectamente a mi cintura. El segundo es una camiseta con el lema de un grupo y una falda de rayas para complementar.

—Me gusta más el primero —dice Rebeca tras ver los dos conjuntos.

—Es un estúpido combate, tampoco tengo que ir guapa.

—Mel, quien te dice que no encontrarás ahí a tu príncipe azul.

Una punzada sobrepasa mi corazón, es imposible olvidar el recuerdo de que nunca volveré a amar a nadie.

—¿Estás bien? —mueve la mano para hacerme reaccionar—, parece como si estuvieras en otro planeta.

—Sí tranquila, estoy bien —aclaro mi garganta.

Antes de llegar a caja, Rebeca coge unos botines marrones para mí y unas sandalias con plataformas para ella. Pagamos cada una lo nuestro y volvemos a nuestra habitación. Como solo queda una hora para que venga Ben, nos empezamos a preparar. Me dirijo al baño y me doy una ducha rápida, me pongo enfrente del espejo y me rizo las puntas del pelo. Cuando regreso a la habitación me visto con el conjunto que hemos comprado esta tarde y me pongo los botines.

Las dos nos paramos enfrente del espejo y nos observamos la una a la otra, Rebeca esta guapísima con su conjunto. Se nota que el vestido está hecho para ella y junto con las plataformas lo hace el conjunto perfecto. Ben llama a la puerta y cuando Rebeca le abre recibe muchos piropos de él, cojo las llaves de la habitación y salgo tras ellos. Es la primera vez que voy a ver un combate de boxeo y me llama la atención como Nathan pretende ganar a alguien tan grande como El Piraña.




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