Otra oportunidad para el amor

11

Llevo cinco días sin ver a Nathan y me siento orgullosa de mi misma, me siento en el único sofá que han dejado libre y cojo el cuenco de palomitas, Jess intenta arrebatármelas pero ganó la batalla     

Llevo cinco días sin ver a Nathan y me siento orgullosa de mi misma, me siento en el único sofá que han dejado libre y cojo el cuenco de palomitas, Jess intenta arrebatármelas pero ganó la batalla.

—Antes de empezar con las películas, Mel ─ Jess se gira y todos la miran atentamente—. ¿Cómo va tu "relación" con Nathan?

Escupo las palomitas que estaba masticando y le miró extrañada.

—Yo no tengo ninguna relación ni la tendré con Nathan, Rebeca, ¿qué vas contando por ahí?

─Solo les he contado que estas boxeando con él, nada más, lo prometo.

Dejó el cuenco de palomitas y voy hacia la puerta.

─¿Dónde vas? ─me preguntan todos a la vez.

─Necesito ir un momento al baño.

Salgo de la habitación y camino hacia el baño, en realidad no necesito ir, lo único que necesito ahora mismo es estar sola. No me puedo creer que Rebeca hablara de Nathan y de mí con ellos, sobre todo porque a ella no le he contado toda la historia.

Cuando voy a entrar choco con alguien, es jodidamente sexy pero estoy tan concentrada en observar su cuerpo, que ni me doy cuenta que llevó demasiado tiempo mirándole. Levantó la mirada y me encuentro con Nathan, retrocedo al instante, estoy empezando a preguntarme si Nathan tiene algún tipo de imán, porque siempre está donde estoy yo.

—¿Qué haces tú aquí?

—¿Desde cuándo te tengo que dar explicaciones?, no sé si lo recuerdas, pero tú misma dijiste que cada uno debía ir por su lado.

—Sí, es verdad.

Paso al lado de él para irme pero me detiene agarrándome de la muñeca.

—¿Estás bien?

—Solo necesito tomar un poco el aire, ahora mismo no quiero estar aquí.

—¿Puedo ayudar de alguna forma?

Me sorprende su pregunta pero ni siquiera sé que responder.

—¿Podríamos ir a algún lado fuera de aquí?

—Claro, me visto y nos vamos

—Yo mejor te esperó fuera.

Él se dirige al segundo piso y yo camino fuera de la residencia, le esperó en la entrada del campus. Cuando por fin sale me fijo en su pelo despeinado por la ducha y que al verme sonríe. Lleva dos cascos en su brazo y se dirige a una moto negra, que esta aparcada justo enfrente de mí.

—Estarás de broma, no voy a subirme a la moto.

—Tú verás, es la única forma de salir de aquí, ya que supongo que tu no tendrás coche.

Me ofrece un casco y aunque me lo pienso un momento, lo cojo y me monto detrás de él en la moto.

Hasta el ruido del motor al encender me da miedo. Me estrellé con un coche, pero que me dice a mí que una moto es más segura. Pongo mis brazos rodeando la cintura de Nathan y cierro los ojos fuertemente, siento como la moto se mueve y en mí surge una sensación de libertad, el miedo se va yendo poco a poco al darme cuenta de que no pasa nada. Abro los ojos y me fijo en que estamos en la carretera.

—¿A dónde vamos?—preguntó.

—Espera ya llegamos.

Cuando la moto se detiene, me bajo rápidamente de ella y observo el paisaje que es impresionante. Desde aquí se puede observar el mar y la vista del cielo es alucinante, bajamos por unas escaleras hacia la playa y nos sentamos juntos en la horilla. Nos quedamos allí hasta que atardece, es muy bonito ver como el cielo se tiñe de colores hasta llegar a oscurecer. Miro por unos segundos a Nathan y después escondo mi cabeza entre mis piernas.

—A veces no puedo controlar lo que pasa en mi vida y por eso me preocupo tanto por que todo sea correcto ─confieso.

—¿Y qué es lo correcto?

—No lo sé.

Ya empieza a refrescar y empiezo a temblar, debería haber cogido una camisa cuando he salido de la residencia. Nathan se acerca a mí y me atrae hacia él.

—¿Mejor?

Asiento, pone su mano en mi barbilla y la levanta para que le mire a los ojos.

—Perdóname por esto.

Junta nuestros labios y tardo un tiempo en darme cuenta de lo que está pasando, ¡me está besando! No sé porque le estoy siguiendo el beso, pero lo estoy haciendo.

Junta nuestros labios y tardo un tiempo en darme cuenta de lo que está pasando, ¡me está besando! No sé porque le estoy siguiendo el beso, pero lo estoy haciendo

Regresamos al campus antes de que cierren las puertas principales que dan acceso a las residencias, bajo de su moto cuidadosamente y me quitó el casco.

—Nathan —mi voz hace que levante la mirada—, ¿te puedo hacer una pregunta?

Él asiente.

—¿Qué hacías exactamente aquí hoy?, por lo que tengo entendido tú vives en la fraternidad de boxeo.

Se remueve el pelo nervioso y no dice nada.

—Al grano Donovan.

—He venido a ver a Allison.

Al escuchar ese nombre ya me cuadra todo, es cierto que la habitación de Allison está en la segunda planta, por eso él se ha ido a vestirse ahí.

—¿Te has acostado con ella y después has tenido la vergüenza de besarme?, te creía más listo.

Le lanzó el casco dándole justo en el estómago, lo intercepta con su manos y parece no haberle producido ningún daño porque no se ha movido del sitio.




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