Me despierta el ruido del secador y abro los ojos, me remuevo en la cama y lo primero que veo al despertarme es la sonrisa de Rebeca delante de mi cara. La aparto con una mano y me siento en la cama.
—Despierta dormilona, hoy es la primera vez que vemos a nuestros padres después de un mes.
—Ahora solo quiero dormir —gruño.
Un cojín impacta contra mí, se lo devuelvo y uso todas mis fuerzas para levantarme de la cama. Salgo al pasillo y me dirijo hacia el baño, saco de mi neceser el cepillo y peino mi cabello, me lo recojo en una coleta y me lavo los dientes. Cuando regreso a la habitación Rebeca ya está preparada para marcharse, recoge su bolso y besa mi mejilla.
—¡Ya están llegando! Te espero abajo —dice saliendo por la puerta.
Abro el armario y cojo lo primero que veo. Me visto con una sudadera con dibujos y unos pantalones grises. Saco las deportivas del cajón y me pongo un poco de maquillaje.
Cuando estoy lista cierro la puerta de la habitación. Bajo las escaleras, salgo de la residencia y me dirijo a la cafetería. Está llena de gente y me cuesta localizar a mis padres, sí localizo a Ben y a Rebeca, que se ríe mientras abraza a su hermano pequeño.
Alguien me abraza por detrás y me giro rápidamente, miro ilusionada a mi padre y le doy un gran abrazo. Abrazo a mi madre y cojo en brazos a Missie, los echaba mucho de menos.
─ ¿Cómo está nuestra universitaria favorita?
Sonrió a mi padre y abrazo muy fuerte a Missie.
─Mejor, ahora que estáis aquí.
─¿Hay alguna mesa libre?
Asiento y señalo la única mesa que queda libre al fondo de la cafetería, nos sentamos y mientras hablamos juego con Missie.
—¿Qué tal las clases, has hecho ya amigos?
—Las clases bien, allí he conocido a Jess, Rebeca, mi compañera de habitación y Ben, su novio.
Por un momento pienso en nombrar a Nathan pero no lo hago.
—Nos alegramos, te dijimos que era fácil.
—¿Queréis comer aquí? La comida está muy buena y podríamos pasar más tiempo juntos.
—Claro —nos levantamos —. Te hemos echado de menos pequeña —mi padre besa mi cabello.
—¡Melissa! —me llama Nathan.
Mis padres me miran y después lo miran a él.
—Ve con él, te esperamos aquí.
Mamá coge a Missie y yo me levanto de la mesa, camino hacia Nathan y lo cojo del brazo, lo saco de la cafetería y me detengo en el pasillo.
—¿Qué quieres?
—Esta tarde te recojo para nuestra "salida de amigos".
—¿Hoy?
Asiente y sin decir nada más se marcha.
—Nada de escusas, esta tarde te recojo.
Niego con la cabeza y sonriso, regreso a la cafetería con mis padres, que por suerte, no me preguntan sobre Nathan.