—¿Qué planes tenéis para mañana? —pregunta Jess—, yo me iré con mi hermano y su mujer a Londres.
—Qué bueno Jess —dice Rebeca—, yo la pasaré con Ben y su familia.
—¿Mel? —Jess me da un toque en el brazo.
Dejó de remover los guisantes ya fríos y les miro, he estado apagada estas últimas semanas y la verdad no estoy para fiestas.
—Mis padres me llamaron ayer, este año han decidido pasar acción de gracias con mi abuela en Ohio.
—¿Qué bueno no?
—No, porque se les ha averiado el coche y no pueden recogerme, Ohio está bastante lejos por lo que creó que pasaré acción de gracias sola —intento buscarle un lado positivo al asunto pero no puedo.
—Podrías pasarlo con nosotros —dice Ben—, mi madre estará encantada de recibirte.
—¿En serio?, no quiero molestar.
—No molestas, míralo por el lado bueno, así harás compañía a mi hermano.
Le agradezco un montón que me invite a pasar el día de acción de gracias con ellos, pero no sé si podré soportar a Nathan. Cuando suena la campana todos tiramos la comida que nos ha sobrado y nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Cojo del brazo a Rebeca y la detengo antes de que entre a clase.
—No puedo ir, no quiero ver a Nathan.
Rebeca me mira sorprendida pero me abraza.
─Ven por mí, por favor, no tienes que hablar con él si no quieres.
La miro un segundo y asiento, me despido de ella y me dirijo a mi clase, la cual empezó hace diez minutos.
Me he arreglado con un vestido color beige con mangas, la falda me llega por encima de las rodillas y he decidido ponerme unos tacones plateados. Rebeca está sentada a mi lado y me encanta como va vestida para la cena, lleva un conjunto de pantalón y camiseta. Ben nos ha venido a recoger y aún nos quedan unos cuantos minutos hasta llegar a su casa. No viven muy lejos del campus y la verdad lo agradezco, por si tengo que salir corriendo. Cuando llegamos Ben se baja del coche y le abre la puerta a Rebeca, yo salgo rápido y estiro las piernas.
—Les vas a encantar.
Rebeca me coge de la mano y me arrastra a la casa, Ben saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta. Una mujer de pelo castaño, alta y con un gran parecido a Ben nos da la bienvenida.
—Que gusto volver a verte Rebeca —la madre de Ben estrecha entre sus brazos a Rebeca, quien acepta el abrazo encantada. Rebeca se sonroja y desaparece en el salón junto a Ben, dejándome sola y vulnerable.
—Tú debes de ser Melissa, mi hijo me ha hablado muy bien de ti.
Me abraza y no me da tiempo a responder, ya que me está guiando hacia el salón. Miró a mi alrededor y me doy cuenta de lo bien que está decorada esta casa. Lo primero que me llama la atención al entrar en el salón son los grandes sillones color crema que hay en el centro de la sala.
—La cena ya está lista, podéis ir sentándoos en la mesa.
Ben me guía al comedor que está en la sala contigua al salón, Rebeca ya está sentada en la mesa y está hablando con el padre de Ben. Cuando me ve se levanta y me da un caluroso abrazo.
—Bienvenida, yo soy Tomas, el padre de Ben y Thomas.
─Melissa, encantada de conocerle.
Aparta una silla a su lado y me siento, a mi izquierda está Rebeca que por lo que veo no me prestara atención. En cuanto levantó la vista me quedó petrificada, Nathan.
—Hijo saluda a Melissa, es una amiga de Ben —dice su madre.
Se acerca a mí y me coge la mano, la besa y sonríe.
—Encantado, soy Nathan.
Rebeca se tapa la boca para no reír, le miro dejándola sería y vuelvo a mirar a Nathan, espero que este bromeando porque no estoy para estos juegos. Me pongo nerviosa al ver que se sienta en el único sitio libre al lado de su madre y enfrente mío. La Señora Donovan nos sirve pavo a todos y nos deja elegir libre la guarnición.
Yo me sirvo en mi plato un poco de verduras y de puré de calabaza, cuando lo pruebo me recuerda mucho al que prepara mi madre todos los años, este es el primer año que no celebro acción de gracias con ellos y los echo de menos.