Otra oportunidad para el amor

21

Nos detenemos y mi padre me mira preocupado desde su asiento     

Nos detenemos y mi padre me mira preocupado desde su asiento. Le beso en la mejilla quitándole importancia y me bajo del coche. Espero a que desaparezca en la carretera para caminar hasta la pequeña carpa. Cuando entro la gente se me queda mirando, unos con pena y otros con rencor porque tras la muerte de Trevor mucha gente empezó a culparme del accidente.

—Melissa —Emily se acerca y me estrecha en sus brazos—. Pensaba que no ibas a venir, como no respondiste el correo que te mandé. Me siento muy feliz de que estés con nosotros hoy.

—Nunca me perdería una comida —bromeo, intentando quitarle hierro al asunto.

—Come lo que quieras, nos vemos en un rato.

Cuando Emily se reúne con su marido camino directamente a la mesa de comida a por algo de beber. Cojo un vaso de ponche y permanezco un rato en la carpa con Emily y su esposo. Cuando terminan las dedicatorias decido ir al cementerio que no está muy lejos de aquí. No me vendrá mal un poco de aire fresco, con tantas miradas de resentimiento me estaba agobiando ahí dentro.

Salgo de la carpa. Camino por el bosque dirección al cementerio, pero antes hago una parada hasta dar con nuestro árbol. Cuando murió vine aquí y le puse una pequeña dedicatoria. La rozo con los dedos y me permito, por primera vez desde hace mucho tiempo, llorar por Trevor. Me había jurado a mi misma que nunca más lloraría por él, pero no puedo evitarlo.

Cuando llego al cementerio doy rápidamente con la tumba de Trevor y me siento en el suelo enfrente de ella. Saco de mi bolso la última foto que nos hicimos los dos, la observo y pequeñas lágrimas empiezan a gotear sobre ella. Dejo la foto apoyada en la tumba y cojo el bote lleno de flores. Lo lleno de agua y lo vuelvo a dejar en su sitio.

—Te echo de menos, te amo Trevor.

El evento ha traído más gente de la que pensaban los profesores, han vendido entradas a todos los alumnos e incluso a sus amigos y parejas

El evento ha traído más gente de la que pensaban los profesores, han vendido entradas a todos los alumnos e incluso a sus amigos y parejas. La universidad ha alquilado coches viejos de los 80' para la ocasión y los han aparcado enfrente de la pantalla de cine, para que cada pareja pueda verlo sentados en una manta o dentro de un coche.

Como era obligatorio que todo el mundo debía vestir ropa de los años 80' nadie destaca más que nadie y eso me gusta. Estoy tan a gusto con el lindo vestido que me ha dejado mi abuela, los tacones rojos y el pelo rizado. Rebeca se ha puesto un vestido azul muy parecido al mío con unos tacones blancos y Jess ha optado por un look más motorista.

Ben y Rebeca se sientan en la parte delantera del coche y Jess y yo nos sentamos en la parte trasera. Ya se encuentra mucho mejor, me pidió perdón por el beso y les confesó a los demás como se siente.

—¿Queréis palomitas?

Todos asienten. De un salto salgo del descapotable y camino al puesto de palomitas.

—Me alegro de verla señorita Adams—dice cuando me apoyo en la barra del puesto—. Está muy guapa.

—Gracias —le sonrío—. ¿Puede darme cuatro cajas de palomitas?

—Por supuesto.

Deja cuatro cajas de palomitas sobre la barra, le entrego el dinero y me marcho dirección al coche. De camino choco con alguien y todas las palomitas se caen al suelo.

—No, no... —intento cogerlas pero la regla de los cinco segundos ya ha pasado.

—Lo siento... Yo te las pago.

Levanto la mirada y miro desafiante a Nathan.

—¿Y bien? —digo extendiendo la mano.

—Vale, lo siento —me da el dinero—. Melissa quería pedirte perdón por lo del otro día...

—Ahórrate tus disculpas, tu amigo y tú os podéis ir a la mierda.

Le empujo, me doy la vuelta y camino victoriosa hasta el coche. Me siento otra vez en mi sitio, cierro los ojos y respiro hondo. Cuando los abro me sorprendo al ver que los tres me miran fijamente.

—¿Y las palomitas?

Me muerdo el labio nerviosa al darme cuenta de que con el encuentro con Nathan me he olvidado completamente de comprarlas.

—Alguien me ha tirado todas las palomitas, pero me ha devuelto el dinero. Iba a comprarlas de nuevo pero me he olvidado.

—Pues ve a comprar más, vaga —me empuja Jess.

Resignada vuelvo al puesto. Compro otras cuatro cajas y esta vez no me encuentro con nadie en mi camino. Entro en el coche y le reparto una caja a cada uno.

Mi móvil empieza a sonar en mi bolso. Lo cojo y sonrío al ver que el nombre de mi tío es el que aparece en pantalla. Dejo las palomitas en mi asiento y me aparto del cine para poder escucharle mejor, ya ha empezado la película y está armando mucho ruido.

—¿Hola?

—Mel ya tengo lo que me pediste —me cuesta entenderle ya que se escucha mucho ruido de fondo.

—¿Me estás llamando desde un bar? —río.

—Mel, eso no importa ahora, tienes que saber que para mí es muy duro decirte esto.

—Suéltalo ya.

—No sé cómo decírtelo para hacerte el menor daño posible —suelta un largo suspiro antes de continuar—. Nathan estuvo implicado en el accidente que mató a Trevor, pero no fue intencionado. En el papel ponía que perdió el control del coche por el hielo, por eso chocaron contra vosotros.




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