Otra oportunidad para el amor

24

—¿No va a dejar el boxeo?     

—¿No va a dejar el boxeo?

—No —dice rápidamente Ben.

Suelto el tenedor sobre la bandeja y escondo la cara entre mis manos intentando no vomitar todo lo que tengo en mi estómago. Nunca le diría que no a un plato de pasta, pero es oír hablar de Nathan y todo mi cuerpo se revuelve.

Suena la campana indicando el final del almuerzo. Recogemos todo y nos dirigimos cada uno a su respectiva clase. Cuando entro visualizo a Nathan en la otra punta junto a su amigo. Por suerte he recuperado mi sitio en la clase. Presto toda la atención que puedo al profesor y apunto todo lo que necesito para estudiar más tarde.

El timbre pone fin a la última clase del día y salgo rápidamente dirección a mi habitación, pero una voz conocida me llama a mitad de camino. Decido no hacerle caso para poder llegar cuanto antes, pero me agarra de la muñeca y me obliga a mirarle.

—Escúchame. Sé que soy un capullo por lo que te dije el otro día y quería disculparme contigo por eso. Me dijo Ben que cuando me desmayé fuiste tú quien llamó a la ambulancia... Gracias.

—Estoy harta de tus disculpas. Siempre la cagas y te crees que con un simple lo siento puedes solucionar todo lo que haces y estás muy equivocado. Aunque no lo creas en el fondo me importas, a mí y a todos los de tu alrededor, no te puedes jugar la vida de esa manera.

—Es lo único que sé hacer, darle golpes a un saco y después luchar en el ring.

—Es tu decisión —aprieto mis labios cabreada.

No me detengo y continuo mi camino pero escucho todo el rato sus pasos detrás de mí.

—A la mierda —escucho que dice a mis espaldas.

—¿Qué...?

Agarra mi muñeca y de un tirón junta nuestros cuerpos. Posa sus dedos en mi barbilla y con un ligero movimiento la levanta. Abro los ojos impactada cuando une nuestros labios. Este beso ha conseguido dejarme sin palabras y realmente me está gustando.

Tardo un poco en reaccionar pero le sigo el juego. Pongo mis brazos alrededor de su cuello y sigo besando sus labios. No nos detenemos hasta que ya sentimos que necesitamos un respiro.

—No me vas a creer pero llevo mucho tiempo esperando esto —susurra sobre mis labios.

—No digas nada.

Cierro los ojos y vuelvo a besar sus labios. Se siente tan bien. La gente que pasea por el campus no nos quita el ojo de encima, como si nunca hubieran visto a nadie besándose. Quiero gritarles que paren de hacerlo que me siento muy incómoda, pero estoy demasiado concentrada en besar los labios de Nathan.

—Tus amigos nos están mirando —se separa lentamente de mí, levanta la mano y los saluda.

Cuando me giro me encuentro con Rebeca, Ben, Jess y una chica, que no consigo distinguir por la distancia, a su lado. Mis mejillas se tiñen completamente de rojo de la vergüenza que me da está situación.

—¿Nos vemos mañana?—beso su mejilla.

—Espero encontrarte en mis sueños —dice abrazándome fuerte.

Me despido de él y no puedo evitar soltar una pequeña carcajada mientras camino hacia mis amigos. Conforme me acerco no tardo nada en reconocer a la chica que hay junto a Jess, es una de mis compañeras de mi clase de matemáticas, la que se sentó a mi lado.

Rebeca me abraza y Ben me nombra oficialmente como su cuñada. Cuando Jess me presenta a Noe, su nueva novia, me quedo impactada ya que hace dos días no conocía la existencia de este dato.

—¿Vienes a la bolera con nosotros?

—Gracias por la invitación, pero creo que voy a irme a la habitación a descansar un poco.

—De acuerdo, nos vemos después. Intentare no hacer ruido cuando entre en la habitación.

Cuando entro en mi habitación, me pongo más cómoda y me tumbo en la cama a ver la tele. No aguanto mucho antes de dormirme y soñar durante toda la noche con los besos de Nathan.




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