Otra oportunidad para el amor

Epílogo | 28 de Marzo

Termino de guardar todas mis cosas en las cajas que me ha traído mi padre y miro por última vez mi habitación

Termino de guardar todas mis cosas en las cajas que me ha traído mi padre y miro por última vez mi habitación. He pasado buenos momentos aquí y voy a echar mucho de menos a mis compañeros.

No me siento bien con cómo han terminado las cosas, porque mi vida va a cambiar a partir de este momento. Me marcho a Fort Langley con mis padres, hasta que encuentre una alternativa. Lo que queda de año quiero tomármelo de descanso, necesito aclararme y pensar que voy a hacer a partir de ahora.

Yo solo me lo he buscado. Desde un primer momento no debí aceptar las pastillas que me ofreció el entrenador.

—Así estarás al mismo nivel que tus compañeros —me dijo.

Y así fue, pero, ¿a qué precio? Sí, gané algunos campeonatos y vencí a los mejores boxeadores de la zona, pero ahora el que se marcha soy yo y el entrenador seguirá aquí arruinando la vida de otros estudiantes.

—¿Estás listo? —pregunta mi padre asomándose por la puerta.

Asiento con la cabeza y le ayudo a sacar las últimas cajas. Fuera, junto al coche de mis padres, se encuentra Melissa y mi madre. Meto las cajas en el maletero y lo cierro.

—Nos veremos pronto —le dice mi madre a Melissa dándole un abrazo.

—Os visitare pronto —le responde con una sonrisa.

Mi madre asiente y entra en el coche con mi padre, dándonos un momento de intimidad. Melissa se acerca a mí y no puedo evitar atraparla en mis brazos.

—No quiero que te vayas —dice dejando escapar un sollozo.

—Estoy a una hora en coche de ti. Te prometo que te visitare todos los fines de semana, porque quiero que te concentres y estudies, y aunque las cosas no hayan salido como esperaba me esforzare en ser alguien que merezca la pena por ti. Porque no está todo perdido.

Melissa no puede evitarlo y se deja llevar. Las lágrimas comienzan a recorrer sus mejillas y aunque intento secarlas con las mangas de mi sudadera no consigo que se tranquilice. La abrazo aún con más fuerza y no la dejo marchar.

Ambos lo vamos a pasar mal con esta separación, pero creo que sabe cuáles son mis sentimientos por ella y que no van a cambiar porque me marche.

—Te llamo en cuanto llegue, ¿vale?

Melissa asiente y me sorprende besando mis labios con desesperación. No quiero pensar que este será nuestro último beso por un tiempo y disfruto del momento.

Cuando nos separamos, junta nuestras manos y me acompaña hasta el coche. Nos damos un último beso y entro en el coche. Necesito marcharme cuanto antes, si no me arrepentiré y no habrá nadie que me meta en el coche.

—Te quiero —me dice a través de la ventilla del coche.

—Yo también —apoyo mi mano en el cristal y espero a que ella haga lo mismo.

Aunque esto sea una prueba más que nos ha puesto el destino, sé que conseguiremos superarla como hemos superado otras cosas. Estos últimos seis meses con Melissa han sido maravillosos, nunca creí que encontraría a mi alma gemela después de lo que ocurrió con Brooke.

Por eso creo que hacemos una buena pareja, porque Melissa también perdió a alguien ese día y al igual que yo ha superado las adversidades y le ha dado otra oportunidad al amor.




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