R E G R E S O A L A I S L A

El agua entraba por todos lados, Javier junto a los demás trataban de salir, pero las puertas se encontraban atoradas.

Poco a poco el helicóptero se hundía más en el pacífico, debían salir o morirían ahogados.

Los cuatro hombres se juntaron y con un gran tirón trataron de abrir la puerta, pero esta no se abría.

Dieron un intento más y por suerte esta cedió un poco, dieron otro y se abrió hasta la mitad.

Todos nadaron lo más rápido que podían a la superficie.

Benjamín, no sabía como nadar muy bien fue ayudado por Adrián.

Una vez que salieron dieron un gran respiro y sin perder tiempo y de la manera más rápida que podían nadaron a la playa.

Al estar en tierra Javier vio como sobre el mar volaban pteranodones.

–Por eso estúpidos pájaros fue que caímos. –Dice enojada Luna.

Su rostro estaba rojo de la ira, ese helicóptero era con lo que se mantenían su hermana y ella y ahora lo había perdido.

–Tranquilízate. –Le dice Clint.

–¡No me voy a calmar! –Le grita. –Se suponía que sería un viaje de ida y vuelta y ahora estamos atrapadas en una isla abandonada llena de dinosaurios.

Hablaba tan rápido que Clint no pudo entender algunas de las cosas que decía.

–Alterándonos no lograremos nada. –Habla Javier. –Debemos buscar un lugar donde refugiarnos.

–¿Qué les parece un edificio abandonado? –Pregunta Benjamín mientras señala las ruinas de un edificio del antiguo puerto de jurassic world.

El grupo inicia a caminar en dirección a aquel lugar solitario.

Al acercarse a la entrada ven como los vidrios que una vez estilizaron el edificio se encontraban rotos y algunas plantas ya estaban iniciando a invadir el lugar.

–¿No les da miedo que en cualquier momento aparezca algo? –Pregunta Olga mientras ve todo su entorno.

La mayoría de las luces estaban en el suelo y los muebles estaban esparcidos por todo el lugar, era un completo caos.

–Solo estaremos temporalmente en este lugar –Habla Adrián.

–¿Cómo que temporal? –Pregunta luna.

–Reconozco este lugar –inicia a hablar Javier.

–¿De verdad? –Le pregunta Benjamín.

–Este fue el refugio en lo que abordaban los ferris el día que el parque cerro.

–¿Estuviste ese día?

–Sí.

Un sonido proveniente de uno de los pasillos más adelante capta la atención de los presentes.­

–¿Fue un dinosaurio? –Pregunta asustada Olga.

Para ese momento todos los del grupo sabían que era ella la que tenía más miedo de estar en ese lugar.

–iré a ver. –Dice Clint mientras camina en la dirección en la que provenía el sonido.

Javier mira el lugar, debía de haber algo que podría ayudarlos.

–¿A dónde vas? –Pregunta benjamín al verlo alejarse.

–Cuando estuve aquí había un teléfono, tal vez encuentre algo y lo haga funcionar.

–Te acompaño. –Le dice.

Ambos caminaron en dirección a uno de los pasillos que se encontraban al lado de lo que quedaba de lo que solía ser una resección.

Javier abrió una de las puertas y encontró el mismo teléfono que había usado esa noche, pero era más que obvio que ahora no funcionaba.

–¿Qué es lo que necesitamos para hacerlo funcionar?

–Electricidad –Le dice mientras rebusca en uno de los escritorios de esa antigua oficina.

–Creo que eso es muy obvio. –Le dice el joven mientras se acerca al otro escritorio que había en el lugar.

–Cualquier fuente de energía lo suficientemente potente podría ayudar a encender esa cosa. –Dice luego de vaciar todo el contenido de uno de los cajones sobre la mesa.

–Y…

Los gritos de Olga se escucharon por todo el lugar causando que ambos corrieran a donde estos provenían.

–¿Qué paso? –Pregunta el más joven al ver a la mujer que estaba gritando con la mano de Adrián en la boca.

–Se asustó por unos simples consotnatus. – Dice mientras señala las pequeñas criaturas que los miraba curiosas desde el otro extremo del gran salón.

El pelinegro retira su mano de la boca de la mujer y esta parece un poco más calmada.

–Los compys no son tan peligrosos si no los provocas. –Le indica Adrián.

–Ven Olga. –Dice Luna mientras toma la mano de su hermana.

–¿A dónde fueron? –Pregunta Clint acercándose a Javier y Benjamín.

–Buscábamos algo para hacer funcionar un teléfono. –Le responde Benjamín.

–Aquí no hallarán nada. –Les dice Adrián. –La electricidad de este lugar depende de la planta de energía proveniente desde el centro.

–¿Entonces que haremos? –Pregunta luna acercándose a donde se encontraban los tres hombres. –No podemos quedarnos aquí sin hacer nada.

–Iremos al centro. –Les dice Adrián. – Yo puedo guiarlos y desde allí podremos restablecer la energía, además, allá nos esperan Evan y Sid.

–Exacto, ellos vinieron un barco.

–¿Y cómo pretenden llegar allá? –Pregunta Luna.

–Caminando. –Le dice Adrián.

En ese momento la chica y el hombre iniciaron a discutir, pero algo capto la atención de Javier. Creía haber visto la sombra de alguien detrás de uno de los pilares del lugar.

Sin ningún interés de escuchar lo que el grupo discutía se acercó lentamente al lugar, pero al llegar no encontró nada a excepción de unas huellas. Huellas de humano.

No estaban solos.

–Yo no pienso arriesgar mi vida. –Escucho como se quejaba Olga.