Otra Vez

PRÓLOGO

Ojala lo que estoy a punto de contarte fuera ficción, pero no lo es. Es mi vida real.

No he tenido novio nunca, nunca, nunca. Lo más cercano a un novio que he tenido es un chico en internet y duramos como dos días, eso fue cuando tenía unos catorce años.

En esos años la propaganda sobre NO hablar con extraños por internet era fuerte, esa fue la razón por la que terminamos, me dio miedo que me rastreara y me asesinara a pesar que él era de otro país.

Tampoco he besado a nadie, jamás. Quizás tuve algunas oportunidades, como besar al niño que me confesó su amor a los seis años que cuando me confesó que le “gustaba” yo le dije que él también me gustaba aunque no realmente, por eso es que no lo besé. Bueno, eso y que mi papá me amenazó de no estar teniendo “noviecitos” o sino… (Nunca terminaba la frase)

También estuvo la oportunidad de besar a mi compañero a los trece años, por un juego de apuestas el cual no participé pero que después me arrepentí porque sabía que al fin daría mi primer beso aunque sea en un tonto juego de pubertos.

Pues bien, ahora tengo 25 años y nada de eso ha sucedido.

No, no soy asexual o aromantica. Me gustan los hombres y me han gustado desde los trece cuando tuve mi primer enamoramiento pero nunca he ganado en esta cosa llamada amor.

¿Has visto esos concursos que se hacen con las tapas de botellas? Las abres y descubres que ganaste miles de dólares. Pues tal como mi suerte en esos concursos, mi suerte en el amor siempre termina con un: SIGUE PARTICIPANDO.

¿Cuántas veces tengo que seguir participando? Digo, al comienzo de la secundaría me gustó alguien y terminó saliendo con mi amiga de ese entonces. Luego, a finales de secundaría ocurrió mi mayor enamoramiento con un chico al cual es posible que llegué a amar pero nada sucedió. Él más importante de todos, quien considero mi verdadero primer amor. Finalmente en la universidad me gustaron unos chicos más pero todo quedó en un amor unilateral.

He estado tan desesperada que he probado hasta las aplicaciones de citas pero todos me han parecido unos pervertidos y posibles asesinos. El hecho que cada día sea más desconfiada tampoco ayuda.

Así que aquí estoy, a los veinticinco años, celebrando la despedida de soltera de una compañera de trabajo, una secretaria de las oficinas de abajo. No somos cercanas ni nada pero cuando la gente celebra algo, quiere invitar a todos sus conocidos, es por eso que estoy aquí. Una más que ha dicho el “Sí, acepto”.

A veces me da vergüenza darme cuenta que soy la única en la habitación que no ha besado a nadie o siquiera algo. Nada.

Antes solía decirlo pero pasados los veintiuno comencé a avergonzarme. Recuerdo cuando uno de mis compañeros de la facultad me preguntó a qué edad fue mi primer beso frente al grupo de amigos que tenía en ese entonces. Yo decidí no mentir así que respondí “nunca he besado a nadie” pero por algún motivo no me creyeron y todos me llamaron mentirosa y afirmaron que seguro había besado a varios pero no quería contar mis experiencias románticas. Pude haber insistido en que me creyeran pero no lo hice, preferí que pensaran así.

Supongo que sonará un poco egocéntrico pero mi físico no está mal. Si estoy de humor para ponerme maquillaje y un atuendo bonito, me veo bien. No soy un 10 pero algunos días puedo llegar a ser un 8. Ser un 8 significa que seguramente has besado a alguien como mínimo, ¿No? Pues no.

Cabe aclarar que tampoco soy una mosca muerta. He tenido mis periodos de pseudorebeldía. Mis padres eran estrictos pero después de la secundaria ya no tenían control sobre mi vida así que sus reglas ya no aplicaban y así pude probar el alcohol y eso. Antes, no me dejaban tener novio hasta que estuviera en la universidad y luego que terminé la universidad, era casi preocupante para ellos que no tuviera.

Cada vez que me llamaban, que no era tan seguido, preguntaban si tenía novio. Les respondía que no, que seguía soltera y eso los decepcionaba un poco. Es irónico considerando que yo no fui la mayor decepción de la familia, hay alguien que hizo algo muy… decepcionante. Y eso le queda corto.

Sé que mi papá ha dudado varias veces si soy lesbiana. No lo soy y si lo fuera, sé que igualmente mi suerte sería igual o peor.

Pero bueno, decía que no soy de esas chicas que no quieren tener novio o salir con chicos pero tampoco soy tan relajada. Soy un desastre. En alguna época hubiera simplemente besado a cualquier chico que me pareciera atractivo pero en esos días, no me veía tan físicamente bonita para los chicos así que me conformaba con cualquiera que me mostrara un poco de atención, pero cómicamente, cuando estaba dispuesta a aceptar lo primero que viniera, nadie venia.

Luego me puse un poco mejor y mi confianza aumentó, me molestaba que me dijeran que era bonita porque recordaba los días en que tenía sobrepeso y nadie volteaba a verme. Sin embargo, aún les daba oportunidad pero como no era “fácil” (machistas) simplemente buscaban a otra chica y listo.

Eso también, durante la mayoría de mi vida fui parte del grupo cruelmente catalogado como “feos”. Tenía unas quince libras de más, los dientes muy torcidos, un poco de acné y el cabello corto y despeinado. Supongo que las chicas delgadas, bien desarrolladas y con el cabello alisado eran más atractivas.

Entonces, supongo que ahora comprendes más o menos mi situación. A este punto he dado por hecho que por almenas tres años más seguiré así. Sin besar, sin novio y sin romance.

Puede que en lugar de años, sean tres décadas.

Bueno, hay otra cosa. Obviamente soy virgen y pues… no sé. Sé que a esta edad sería común estar con alguien, ¿No? Pues para mí no. Me da vergüenza pensar que alguien me vea sin ropa. No puedo ni siquiera formar una idea de cómo puede ocurrir eso.

Entonces, la pregunta es: ¿Quién rayos quisiera salir con alguien que no tendrá sexo a pesar que tiene 25 años y que jamás ha besado a nadie? Hasta el momento no he conocido a nadie.




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