— ¿Por qué vas a ir? —Jeremy pregunta antes de darle una mordida grande a su muffin de arándanos.
El taxista nos dejó en el centro y luego de caminar unas cuadras, entramos a una cafetería que se ve perfecta como para realizarte una sesión de fotos y subirla a Instagram.
El lugar tiene techo de cristal, decorado con paredes blancas y plantas colgantes hasta arriba, dando una impresión de espacio abierto. Las ventanas son largas y altas, las mesas y sillas también son blancas y el piso es de una madera oscura. Me gusta bastante como se ve todo.
Según Jeremy me dijo, existe este lugar desde hace un año y tienen muchos postres sin gluten, orgánicos y veganos. Es uno de “esos lugares” para personas que tienen hábitos alimenticios un poco caros.
Le doy un sorbo a mi café helado que sabe muy bien, me gusta cuando están dulces pero no tanto como para empalagarte rápido. —Porque es una noche para recordar.
Jeremy bufa. —Sí, claro —me señala con su tenedor—, no te quiero ofender pero no creo que quieras recordar muchas cosas de la escuela.
Bajo la mirada, él sabe que es cierto. Lo mejor sería olvidar todo lo que me pasó. Hay muchos malos recuerdos de esa época pero también puedo nombrar algunos buenos, y la mayoría involucran a mi primer amor.
Si no fuera por Jake, no iría.
—No es eso, digo, si no voy ellos habrán ganado. No ganaron, yo gané. Estoy bien, mejor de lo que pensé que estaría a los diecisiete.
Frunce el ceño. — ¿Y quieres demostrárselos?
Por un momento me siento atacada. Sé que parece algo infantil e inmaduro pero la mayoría de mis compañeros fueron malos durante los últimos meses. Quiero que sepan que nada de lo que ellos me hicieron me arruinó, en realidad, renací.
Aunque no estoy completamente segura de eso pero quiero creerlo, de verdad.
—Y quieres ver a Jake, ¿No? —Jeremy retira su mirada de mí.
Casi escupo mi tarta de piña. — ¿Qué? —elevo la voz sin poder evitarlo.
¿Acaso Jeremy además de sus mil talentos, también lee mentes? Bueno, no es como si él no supiera antes que a mí me gustaba Jake, se lo dije cuando estábamos en la escuela una vez pero me sorprende que aún lo recuerde.
Jeremy sonríe de lado. —Dolly, nos conocimos gracias a Jake, ¿No?
Lamo mis labios. —No fue así…
Creo que de alguna forma, si fue así. No directamente por Jake sino por algo que estaba haciendo Jake, algo que me lastimó mucho en su momento.
Niega. —Vamos, ¿Para qué lo niegas? Sé que te gustaba, sé lo que hiciste después de…
Lo detengo. No necesito escuchar esa parte de nuevo. —Basta —pido—, no solo Jake, ya no hay nada que temer de ellos. Es por eso que quiero que vengas conmigo.
De la misma manera en que Jeremy era como mi lugar seguro en la escuela, ahora mismo me siento así. No tengo amigos de verdad, todas las personas que les hablaba en la universidad siguieron con sus vidas sin voltearme a ver pues supongo que al final, solo éramos amigos casuales. Ahora que Jeremy se apareció en mi vida de nuevo, me siento bien. Siento que el tiempo no ha pasado y aun nos consideramos algo así como buenos amigos.
—No creo en los rencores —afirma—, en realidad creo en el perdón y aunque me tomó tiempo perdonarlos, lo hice pero aprendí que perdonar no es olvidar y no he olvidado lo que pasó pero soy libre de todo eso, ya no quiero vengarme de ninguna forma.
Sonrío. —No es rencor, es solo…
Rasca su frente. —Mira, hay cosas que no valen la pena. Eso de ver a las personas que te hicieron daño, personas que no tenían buenas intenciones… no vale la pena.
Hago un puchero. —Entonces no lo hagas por “demostrarles algo” hazlo porque quieres recordar los buenos tiempos, supongo que te llevabas bien con alguien, ¿No?
Asiente y le da un sorbo a su café. —Lo hacía, contigo —limpia su boca con una servilleta—, y pues ahora nos hemos reencontrado, ya no hay motivos para ir ahí.
Suspiro frustrada. Jeremy es testarudo y no creo que vaya a cambiar de opinión.
—Bueno, cambiemos de tema —no quiero seguir discutiendo de esto. Ya he formado mi plan y no voy a detenerme ahora, con o sin Jeremy, tengo que ir—. ¿Qué te gusta hacer además de regañar a las personas?
Sonríe por mi comentario, luego responde: —Pues, leer. Tocar instrumentos, ver películas y esas cosas. Soy bastante básico.
Doy un sorbo a mi café y los hielos se mueven. — ¿Qué lees actualmente?
Le da un vistazo a su maleta de mano. —Se llama “Lo Siento Leonard Peacock”
Asiento sin saber qué libro es ese. Lastimosamente mi hábito de lectura se limita a novelas de romance o a comedias pero también románticas. Cada vez que digo que me gusta leer, la gente me ve un poco más intelectual. Si supieran que me gusta leer sobre romances de gente de mi edad para compensar la falta de experiencias románticas en mi vida.
— ¿De qué trata? —le pregunto.
Hay algo en la voz de Jeremy, a pesar que me dijo que él no canta, estoy segura que sí. Su voz tiene un tono diferente, especial. Me gusta escucharlo hablar, no por nada de atracción, simplemente tiene una voz diferente. Es algo gruesa pero no demasiado y no sé, solo me gusta.
Él no, obviamente.
Jeremy entorna los ojos viendo hacia el techo. —Pues apenas comencé a leerlo pero es de un chico que quiere matar a otro compañero y luego suicidarse pero debe tener un motivo, aún no he llegado a la parte donde explican más a detalle.
—Vaya —suspiro—, se escucha intenso.
Asiente. —Pues sí pero según leí, el chico tiene traumas y por eso quiere hacerlo. Aun no sé qué le pasó —me mira a los ojos—, ¿Tu que disfrutas hacer últimamente?
Niego sin muchos ánimos. —No hago nada interesante, a diferencia de ti, no sé tocar instrumentos o hablar mil idiomas.
—Pero, ¿Que te gusta?, sin importar cuan interesante piensas que es.
Mi mirada se mueve hacia afuera del lugar. El clima está algo nublado, se ha comenzado a oscurecer todo un poco. Las nubes grises hacen su presencia y coincidentemente, una canción que solía escuchar a los diecisiete años comienza a sonar de fondo.