LA SECUNDARIA
Las cosas con Jake iban de una forma tan alocada que no sé cómo describirlas. Era extraño porque algunas veces él me buscaba solo para platicar de cosas irrelevantes, otros días era como si no existía. En especial cuando Daisy estaba cerca de mí y eso era casi siempre.
El viernes pasado la escuela tuvo un viaje escolar al parque de diversiones y ahí sucedieron algunas cosas.
La primera fue cuando me quedé esperando por Daisy quien quiso subirse a la torre del terror. Odio esos tipos de juegos así que me quedé abajo, viendo como ella y otras diez personas más iban desde el suelo hasta lo más alto. No tengo idea cuantos metros serán pero sé que si alguien cae sería una muerte segura.
Yo veía hacia arriba esperando a que el juego mecánico bajara y todos lo que estaban ahí gritaran llenos de emoción y terror, era lo único que podía hacer mientras esperaba. Sin darme cuenta Jake caminó hacia mí y se quedó a mi lado. Enderecé la espalda pues siempre caminaba con una mala postura y subí el rostro tratando de verme lo mejor posible, incluso metí la panza y apreté los labios para que mis dientes no se notaran aunque es difícil ocultar los dientes.
— ¿No te subirás? —había preguntado él.
El lugar olía a algodón de azúcar, comida frita y a algún desinfectante, seguro el que usan para limpiar los juegos.
Niego nerviosa. —Me dan miedo esas cosas —admito.
Aunque a decir verdad, Jake provocaba la misma sensación en mí que lo que sentía cuando estaba paseando en una montaña rusa llena de curvas y bajadas.
Él asiente cubriéndose los ojos por el sol. —A mí tampoco me gustan mucho —suelta una sonrisa.
Y eso fue todo pues alguien lo llamó y se fue. Solo eso sucedió en ese pequeño momento pero me hizo sentir tan bien, cada momento, por corto que fuera, me hacía sonreír.
Daisy bajó y agradecí que desde la altura donde estaba no podía reconocer con quien estaba hablando. Ella se acercó con el rostro rojo y una gran sonrisa.
— ¡Quiero hacerlo de nuevo —tomó mi brazo—, pero ahora contigo.
Sacudí la cabeza y me aparté de ella. —Olvídalo.
Frunce el ceño. —Dolly, todos nos estamos subiendo a los juegos. No seas tan aburrida y hagámoslo, no morirás, lo prometo.
Por un segundo, lo consideré pero levanto mi mirada y no hay forma que yo haga eso. —Mejor vamos a los autos chocones.
Ella bufa. — ¿Tenemos diez años? Esos son los juegos para los niños, vamos de nuevo, por favor.
Le hago una seña. —Ve tú, te espero de nuevo.
Suspiró un poco harta de mi actitud aburrida pero luego vio que unas chicas de su grupo de porristas se acercaron a nosotras, bueno a ella mejor dicho, y emocionadas hicieron de nuevo la fila para la torre del terror.
Me quedé esperando a Daisy por unos diez minutos mientras ella hacia la fila con las otras chicas. Ellas reían y hablaban de algo muy emocionadas, yo solo bajé la mirada y me recosté en una pared que estaba cerca. Aun si me sentía un poco sola, recordar que Jake me habló por un momento me hizo sonreír de nuevo. Ojala se acercara otra vez pero no puedo ver donde está él desde aquí.
Yo sonreí por la mayoría del tiempo hasta que estábamos haciendo fila para subirnos a un juego que pasa por una piscina enorme. Aunque no soy fanática de esos juegos, quería por lo menos subirme a algunos y ese no parecía tan agresivo.
Además acompañar a Daisy era lo único que podía hacer.
En la fila, Jake y otros dos compañeros se acercaron y nos preguntaron si podíamos meterlos atrás de nosotras para que no tuvieran que irse hasta el fondo de la fila. Yo dije que sí sin importarme que la familia detrás de nosotros se molestara.
Quedaron detrás de mí y Daisy estaba frente a mí. Mientras hacíamos la fila Jake le picaba la espalda a Daisy para molestarla pero no para hacerla enojar, era más para que lo volteara a ver.
Ellos ya hablaban más, a veces lo veía en los pasillos intercambiando un par de palabras y Daisy me confesó que había estado chateando por Facebook con él en las tardes. Sentí celos en ese momento y sentía celos ahora.
Daisy fingía no estar consciente de lo que él estaba haciendo. Después de un rato me fastidié y la tomé de los hombros para moverla hacia atrás con un movimientos algo brusco de mi parte. —Jake te está hablando.
Mi tono de voz fue áspero y creo que nunca le había hablado así a Daisy o a nadie pero no podía ocultar los celos. Sin embargo, ella ni lo notó pues comenzó a charlar con Jake y sus amigos. Por supuesto que no le importó que la moviera de lugar de esa forma, lo único que importaba es que Jake le estaba prestando atención.
Así era Daisy, todo lo opuesto a mí. Tan amigable y sociable.
Hicimos la fila y por suerte no me tocó subirme con Jake o con Daisy. No quería verlos juntos. No quería ver como se sonreían y como coqueteaban. Estaba harta de ellos dos a pesar que a ambos los quería de distintas formas.
Bajé del juego y me tocó esperar por Daisy unos minutos. Ella bajó bromeando con Jake y los demás. Pensé que me iba a ignorar pero entrelazó mi brazo con el suyo y me pidió que fuéramos al baño.
Lo hicimos y ella estaba sudando pero no se veía mal. Yo cuando sudo me veo terrible, a ella solo le brilla la cara y se ve mejor que la mitad de la población mundial.
Salimos después de entrar al baño, lavarnos las manos y acomodarnos el cabello. Daisy corre para ir a otro juego de esos que no me gustan, mientras tanto yo la espero en la sombra, rogándole a Dios que algo bueno pase hoy. Que hoy es un buen momento para que Jake y yo tengamos un momento romántico, sin embargo, Daisy ha tenido más momentos especiales con él que yo.
Mi corta conversación con Jake antes era suficiente hasta que vi la manera en que él le sonreía a Daisy y como básicamente me ignoró por completo en la fila para el otro juego. ¿Qué tan difícil es que el chico que te gusta también le gustes? Sé que para personas como Daisy o cualquiera de sus compañeras porristas es la cosa más sencilla del mundo, ellas siempre obtienen todo lo que quieren.