Otra Vez

22

Jeremy había pasado por mí para conducir hasta la ciudad de Andy que no está lejos de aquí realmente, es un viaje como de una hora o algo así. Vamos para allá por la boda a la que fui invitada que según recuerdo se trata de la hija de la amiga de la madre de Jeremy. Lo sé, suena divertido decirlo en voz alta.

La boda es mañana por la tarde, es decir el sábado. Hoy salí un poco antes del trabajo y ayer ya había preparado una pequeña maleta con las cosas que necesito. Esta vez no compraré un vestido, usaré uno rosa muy lindo que solo he usado una vez, para la cena de navidad del año pasado.

Los padres de Jeremy ya están en el lugar de Andy según me dijo él, habían tomado un vuelo hace dos días y están todo esperándonos. Jeremy se acababa de cortar el cabello y honestamente le quedaba bien.

—Te queda bien ese corte —le digo mientras el conduce.

Jeremy sonríe. —Gracias, me preocupaba que estuviera muy corto.

Niego recostándome en el asiento. —Para nada, te verás genial. Conquistaras a todas las amigas de la novia.

Jeremy enciende la radio. —Si voy contigo no podré conquistar a nadie, serás mi cita de la noche —responde.

—Ah, bueno puedes decir que soy tu hermana perdida o algo, así consigues novia —comento mientras muevo mi mirada hacia afuera.

Está comenzando el atardecer y el cielo se está tiñendo de un anaranjado brillante. Yo soy de ese grupo de personas que ven cada atardecer como si nunca hubieran visto otro. Cada vez que puedo, me quedo observando como el cielo muestra su esplendor al despedir la luz solar y dejar paso para la noche.

 —No, diré que eres mi futura esposa así no se me acercan —me responde riendo.  

Tomo mi teléfono y busco la cámara para tomarle una fotografía al cielo, es algo que me gusta hacer siempre que veo un atardecer o un amanecer. —Está bien pero si hay algún soltero guapo no digas eso, yo también estoy soltera.

Escucho a Jeremy reír mientras yo reviso las fotografías que tomé, a pesar del movimiento no salieron mal.

—Si hay solteros guapos les diré que llevamos casados desde la secundaria y que tenemos cuatro hijos —responde con confianza.

Volteo y él está sonriendo. —Que malo eres, no quieres que tu amiga salga de su soltería eterna —contesto pensando en mí y preguntándome cuantos años más tendré que estar soltera.

Estoy consciente que soy algo exigente pero no apoyo la idea de conformarse con alguien que medianamente te trata bien. No necesito a alguien que me haga sentir como si estar conmigo es hacerme un favor y que yo le debo algo, eso no es amor.

Jeremy le sube volumen a la música, es una canción de One Direction. —Si sales de la soltería eterna no tendré con quien ver las películas de crepúsculo.

“No Control” empieza a sonar y yo me muevo al ritmo de la música. —Que sorpresa que no cambiaste de estación, antes no te gustaba su música —por el tiempo que él y yo nos conocimos, traté de convertirlo en fanático de la banda pero simplemente se resistió.  

Jeremy le da toquecitos al volante mientras conduce. —Digamos que les di una segunda oportunidad —me da una mirada rápida—, además esta canción si me gustaba desde antes.

Regreso mi mirada al cielo y disfruto de este momento, sintiéndome sorpresivamente bien. Recuerdo escuchar esta canción por primera vez hace muchos años, en ese entonces la vida no se sentía bien para mí, tenía muchos problemas personales y mi corazón estaba roto pero algo era seguro, quería que alguien me hiciera sentir como esa canción.

Cuando era más joven, dedicaba mi tiempo libre a conversar con personas en internet sobre One Direction y era divertido, me distraía de los dramas familiares y de la soledad. Recuerdo esperar a que salieran las canciones, ahorrar para comprarme los álbumes y soñar en conocerlos algún día.

Esa parte de mi adolescencia, la que compartí junto con millones de personas por todo el mundo, me gustó. Cada vez que veo noticias sobre alguno de los que integraban la banda, recuerdo con alegre nostalgia lo hermoso que era ser fanática de un grupo, era como formar parte de una gran familia y todos compartíamos la misma pasión y cariño por ellos.

Esa canción en específico, No Control, me provocada deseos de encontrar alguien que me hiciera sentir de esa manera. No Control es el tipo de canciones que escuchas cuando la película de comedia romántica termina, cuando todos bailan y los protagonistas terminan juntos besándose en el auto que les lleva a su luna de miel.

Eso quería antes, estar al lado de una persona que me hiciera sentir como una canción de amor que puedes escuchar miles de veces, como ver un atardecer colorido, como el aire por las mañanas despejadas, fresco y ligero. A decir verdad, aun lo quiero pero ahora todo es diferente. Antes me atrevía a soñar que esa persona destinada para mi existía, ahora no estoy tan segura.

La voz de Jeremy me regresa a la realidad y escucho como él está cantando con voz baja la canción de las personas que él solía llamar “no talentosos” cuando la parte de Zayn se aproxima, nos detenemos en un semáforo rojo.

Yo también canto mientras el auto no está en movimiento, Jeremy voltea a verme y sin dejar de cantar pareciera que las palabras de la canción las estuviera dirigiendo hacia mí. —“Sin poder, y no me importa si es obvio, solo no puedo tener suficiente de ti” —y regresa su vista al frente.

Debería dejar de imaginarme cosas.

No sé qué acaba de pasar pero estoy segura que estoy sonrojada. Cuando la canción termina Jeremy continua como si nada hubiera sucedido, tal vez porque nada sucedió. Otra canción de hace unos años atrás suena a través de las bocinas de su auto y mientras observo los últimos rayos del sol despedirse, sonrío.

—Estoy ansiosa por ver a tu familia de nuevo, me agradan mucho —le digo reacomodándome.

Jeremy le baja un poco de volumen a la radio. —A todos ellos les agradaste mucho —afirma—, gracias por acompañarme.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.