Otra Vez

28

LA SECUNDARIA

 

 Una vez estábamos decorando para una actividad relacionada con la ecología y el reciclaje. Todos estábamos organizando las mesas donde haríamos presentaciones y nos coordinábamos para que todo saliera de la mejor manera.

Jake se acercó a mi mesa. — ¿Me darás pastel gratis, Dolls?

Niego seria, pero sonriendo por dentro. —No.

Mis compañeros eran Kimberly, Lennon y un chico llamado Pedro que ya le había hablado un par de veces. Todos en esta mesa éramos los “rechazados” pero eran amables y responsables. Jake les hablaba a todos ellos, Jake raramente ignoraba a alguien. Así era él, amable y amigable.

En la mesa que está frente a nosotros, Daisy y dos de las toxicas me están viendo. Últimamente ella se junta mucho con las toxicas y he sentido que Daisy cada vez está más distante. Nunca consideré nuestra amistad muy sólida pero nos llevamos bien desde hace mucho tiempo así que por costumbre, terminamos siendo mejores amigas. Aunque ahora ignora mis mensajes y no me habla más de lo necesario.

Jake toma mi mano y mi cuerpo reacciona como siempre, tensándose y quedándome estática. —Tus manos son tan suaves.

En ese momento, Monique se acerca y mira nuestras manos.

Jake no me suelta, en su lugar le dice a ella: —Las manos de Dolly son tan suaves.

Ella sonríe pero de una manera forzada. —Dolly jamás ha sostenido la mano de alguien, por eso son tan suaves.

Sus palabras me hacen sentirme mal. ¿Es tan evidente que no he tenido nada de citas o novios?

Jake la ve a los ojos seria. —Eso no importa —me mira—, sus manos son suaves. Me gustan tus manos, Dolls.

Ojala no solo te gustaran mis manos, ojala te gustara yo. Monique se va y corre a la mesa con el resto de sus amigas y Daisy. Sé que están hablando de mí y suspiro. Me pregunto si Daisy siente celos de este momento, no debería. Sé que ella cree que Jake jamás se sentiría atraído por mí. Es evidente que no soy el tipo de chicas que a él le gustan.

Jake se queda a mi lado hasta que la actividad inicia y luego me hace prometerle que le daré pastel.

Cuando la actividad terminó, él no llegó por su pastel. Él fue con Daisy y estaban coqueteando. Él no volteó a verme ni por un segundo. Mientras tanto Daisy reía escandalosamente y agitaba su cabello hacia atrás. Las toxicas se veían molestas pues a ellas también les gustaba Jake.

A toda le escuela le gustaba Jake pero yo era la única que fingía.

Me voy del lugar con ganas de llorar, con ganas de que este año escolar acabe y pueda largarme de todo este ambiente. Ya no quiero estar aquí, quiero irme lejos, a algún lugar donde nadie me conozca, donde pueda iniciar desde cero. Quiero estar en otro mundo, uno donde soy la protagonista. Donde las cosas me salen bien, donde la gente no me daña, donde la suerte siempre está de mi vida.

Quiero que las cosas, por una vez en mi vida, me salgan bien. Quiero ser naturalmente talentosa, no quiero esforzarme, quiero que cada vez que mi corazón pida algo, las puertas se abran. Quiero dejar de llorar por todo a solas porque nadie tolera mis lágrimas. Quiero que la vida sea fácil.

Pero no lo es.

Aquí estoy de nuevo, llorando en los baños. Si tan solo fuera tan bonita como ellas, tan talentosa y extrovertida como Daisy, quizás mi vida fuera mejor. Si mis padres no hubieran sido mis padres, tal vez yo sería mejor. Si yo no hubiera nacido, probablemente todo seguiría igual pues mi existencia no afecta a nadie. Solo ocupo espacio.

Estoy harta de todo esto.

Salgo del baño y me mojo la cara tratando que no se note que he estado llorando, cuando salgo me topo con alguien y le pido disculpas. Como siempre veo hacia el suelo porque es más fácil afrontar la vida de esa forma.

Pero la persona me toma del brazo. — ¿Dolly?

Levanto la mirada y me encuentro con los rizos despeinados de Andreé. —Ah, hola.

Es la primera vez que nos encontramos fuera de nuestro lugar secreto. Es raro hablarle lejos de la piscina pero al menos agradezco que es él y no alguna de las toxicas.

— ¿Estas bien? —pregunta con las cejas juntas.

Niego. —Nunca estoy bien —respondo sin pensarlo.

Le he contado algunas cosas a Andreé sobre mi complicada historia con Jake, sobre este tonto amor unilateral. Estoy segura que él piensa que estoy siendo una exagerada y que no debería llorar por alguien quien ni siquiera es mi novio.

Lo sé, sé que soy patética.

Él suspira. —Dolly… —inclina su rostro.

En ese momento escucho la voz de unos profesores hablando y ambos nos miramos, pues no deberíamos estar fuera de nuestros salones. La verdad no quiero que me reporten con mis padres, ellos no lo tomarían nada bien es por eso que sin pensarlo tomo a Andreé de la muñeca y lo introduzco en el baño de niñas.

Nos escondemos en un cubículo y estamos bastante cerca pues estos baños no son grande. Él se mueve incomodo pero no reclama mi acción, solo se queda en silencio mientras esperamos que ellos sigan su camino para poder salir.

Normalmente estoy con Andreé sentada en algún lugar, en el pasto, en el borde de la piscina cuando la han vaciado para limpiarla o en una de las gradas que están al fondo, ahora que está parado a una corta distancia, me doy cuenta de lo alto que es.

Cuando ya no escuchamos más voces, le susurro que es momento de regresar a nuestras clases.

Él asiente pero antes de salir del baño, se inclina un poco y limpia por debajo de mis ojos con su pulgar. —No llores, Dolly. —Me dice con una sonrisa—, al menos no llores pensando que debes esconderte para hacerlo. Si quieres llorar, llora conmigo.

Y Andreé da la vuelta y sale.

Llevo mis dedos a donde sus dedos estuvieron. Andreé es muy misterioso, no sé mucho de él, creo que ni siquiera sé su apellido. Sé que está en esta escuela pero no estoy segura en qué año. No está en el último como yo, eso es seguro, pero se ve de mi edad. No sé por qué no le he preguntado más sobre su vida quizás es porque él no pregunta nada que yo no le diga. Supongo que por eso funcionamos, el no conocernos a profundidad hace las cosas más fáciles.




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