Otra Vez

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JEREMY

— ¡Te odio! —Dolly me empuja justo cuando se abre la puerta del elevador—, no puedo creer que hayas visto el otro episodio sin mí.

—Perdón, quería saber quién era el asesino.

Estoy patéticamente interesado en Dolly y por fortuna nos hemos vuelto más cercanos cada día, tal vez algo de esto tenga que ver Jake, por lo que se lo agradezco. Si Dolly no hubiera necesitado un escape de Jake y su nueva novia en la reunión de ex alumnos, nosotros no hubiéramos conectado de esta forma.

Bueno, y antes ya éramos amigos pero nuestra amistad fue corta.

Me gusta que ella se sienta libre de ser quien es, me gusta cuando se molesta golpea mi brazo suavemente. Me gusta que me abrace cuando se siente feliz, o triste, o cuando simplemente quiere un abrazo.

Todo en ella, me gusta.

Ella me golpea en el brazo y reímos. En ese momento la persona que entró en el elevador se aclara la garganta y volteamos hacia ella. Es mi vecina Karina.

— ¡Hola Jere! —Karina hace su cabello hacia atrás con un movimiento de cabeza bastante exagerado.

Karina es instructora de yoga y de no sé qué cosas más. Es mi vecina y lo ha sido desde hace dos años, lleva un estilo de vida bastante parecido al mío con la excepción que ella cree que podemos comunicarnos con los animales, asegura que ha tenido conversaciones con Dios y los demás “dioses” de todas las religiones y cree que comer huevo no es comer animales.

Lo sé porque cuando me la he topado, ella logra atrasarme por veinte minutos mientras habla únicamente de su vida, sus logros, su carrera, sus ex novios, sus preferencias y sus sueños.

Nunca la he ignorado porque no creo que sea mala persona, solo un poco… demasiado. Pero en general es amable y respetuosa, nunca la he visto ser descortés o decir algo cruel contra algún grupo minoritario.

Por suerte hoy Dolly está conmigo así que dudo que quiera sacarme conversación mientras estoy con otra persona. Bueno, eso espero.

—Hola Karina. —sonrío amablemente.

Ella me da un abrazo rápido y Dolly se hace a un lado. Karina se separa y voltea a verla con una sonrisa muy al estilo de las muñecas Barbie.

—Ella es Dolly —comento.

Karina la examina de pies a cabeza. —Ah —vuelve a mover su cabello—. Karina McNorman, un placer.

Dolly asiente lentamente. —Soy Dolly.

Karina arruga la nariz sonriendo. — ¿Te llamas Dolly? Pensé que era el apodo que Jere te estaba dando.

Niega un poco molesta. —Ese es mi nombre, puedo mostrarte mi identificación.

Karina suelta una carcajada. —Ay, Dolly. Eres tan adorable, me encantas —voltea conmigo—, entonces Jere, ¿Cuándo irás a tu clase de yoga vip que te ofrecí?

¿Una clase con Karina sin nadie más? Yo paso. —Ah, he estado ocupado.

Sé que le gusto, me lo ha hecho saber con muchas indirectas un tanto directas muchas veces antes. Ella es claramente muy bonita y seguro está llena de muchas buenas cualidades pero nunca me ha interesado y no creo que pueda si quiera aguantar una cita con ella.

Siempre que me la cruzo me recuerda lo asombrosa que es.

Karina lleva su mano hasta mis bíceps y los aprieta… ¿Qué? —Pues tienes tiempo para ejercitarte —frunzo el ceño cuando lo hace, claramente no respeta el espacio personal.

—Eh —quito su mano—, he estado ocupado.

Karina aprieta los labios, como si estuviera a punto de besar o algo así. — ¿Ocupado? ¿Con la muñequita? —se ríe y mira a Dolly—, no te ofendas, me encanta tu nombre.

Karina está cruzando una línea que no debería. No soy tonto, sé que está coqueteando de nuevo y sé que quiere algo de mí pero no se lo daré, sea lo que sea. No me interesa, me agrada como vecina pero no podría estar con alguien como ella. Puede que ella cree que diré que sí solo porque es bonita pero no me interesa tanto el físico, eso no es lo relevante en un ser humano.

Además, estoy enamorado de Dolly, ya no hay forma que me fije en nadie más.

—No me ofende, me encanta mi nombre —responde Dolly sonriendo.

—Que bien por ti —regresa la mirada felina hacia mí—, entonces, ¿es tu prima o algo? ¿Eres su niñero? —y vuelve a reír.

Su actitud me hace recordar al grupo de chicas en la secundaria que Dolly llamaba las toxicas. Ellas se comportaban de esta forma, usando siempre un estilo pasivo agresivo. Más agresivo que pasivo.

En ese entonces no pude defender a Dolly pero ahora ni ella ni yo somos los mismos chicos débiles e invisibles que tenían miedo. Esta vez sí la protegeré.

—Es mi novia —le respondo con una sonrisa, haciendo los hombros hacia atrás.

Dolly me voltea a ver pero sonríe entendiendo mi plan.

Karina junta sus delgadas cejas. — ¿Novia?

Dolly se acerca a mí y me rodea la cintura con sus brazos. —En realidad, nos vamos a casar pronto.

Karina abre la boca y pareciera que quiere decir algo pero se queda ahí con la boca abierta por un rato. Las puertas del elevador se abren y le hago una seña con Dolly aun rodeándome. — ¿Vas a pasar?

Karina nos mira y gira molesta, se va sin despedirse y nosotros reímos. —Creo que te odia ahora —me dice Dolly soltándome.

Sacudo su cabello antes de pasar y quedarme en la puerta del elevador para que no se cierre y ella pueda salir. —No me importa.

Salimos y de la nada, toma mi mano. —Así que mi novio, ¿eh?

Mezo nuestras manos y aunque sé que es parte de su broma, yo lo disfruto. Me lo creo por este momento, que somos pareja. Que es mi novia y que soy su novio. Que somos reales como siempre he querido.

—En realidad, según tú, nos vamos a casar.

Llegamos a la puerta de mi apartamento y aun no nos soltamos las manos. —No te preocupes, en una semana te pido el divorcio —ella bromea con una gran sonrisa.

Abro la puerta y ahora sí nos soltamos.

—Oh por cierto —me dice—. Tengo que pedirte algo, no sé si aceptaras pero…




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