Y pienso qué...
Nunca creí sentirme tan inmersa en alguien. No sé si él sepa cuanto lo odio, pero estoy segura de que sabe perfectamente lo mucho que lo amo, porque es cierto, lo amo incondicionalmente, pero también lo odio irracionalmente, y puedo asegurar que se debe a los mismos motivos.
Por esa sonrisa que unas veces me lleva hasta él y de la que a veces quiero escapar. Me ha llevado a descubrir emociones nuevas, tan hermosas, tan elevadas, que no puedo evitar bajar de golpe y pegarme fuerte con la realidad, así que por eso también le odio. No pensé que alguien llegara a ser capaz de convertir mi alma en una montaña rusa en la que mis emociones, se mezclan con el miedo a perder, caer, y a quedarme indefensa ante él. Sí, desde luego cambió mi vida. Hasta entonces mi forma de entender el amor se había limitado a lo que muestran las películas o libros clichés dónde encuentras al amor de tu vida y todos son felices siempre, pero al conocerlo, caí en cuenta de que la realidad es distinta.
Desde ese momento, no hay un día de paz en mi vida —literalmente—. Ha removido todos los esquemas de mi mente. Fue la razón de mis frustraciones y para muchas lágrimas. Odio como me obligué a decirle que me dejase en paz, y odio como cada y una de las veces, falló en hacer lo que le dije. Odio que diga que no hay nadie mejor que yo, sabiendo que claramente lo hay, pero...¿Sabéis lo que más odio de todo esto? Odio el simple hecho de que no pueda odiarle...porque es la única persona por la cual daría la vida en este Universo, por eso, sólo puedo decirle que le amo y le odio...
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en el texto hay drama, en el texto hay amor, en el texto hay odio
Editado: 12.05.2021