¿otra vez tú?

Capítulo 4: “Baile de Bienvenida Escolar”

Debí escoger rápidamente un compañero cuando tuve la oportunidad.

 

—Idiota.—le dije—¿Por qué demonios cambiaste todo lo que decía?—fruncí el ceño intentando no matar a el castaño frente a mí.
 

— Lo cambié por algo mejor.—se encogió de hombros, sentí la necesidad de golpearlo. Había pasado toda la tarde haciendo ese maldito trabajo para que por su culpa me dieran un quince, así, sin más, porque sí.
 

—¿Un quince te parece mejor?—le di un puñetazo en el hombro.
 

— Si lo hubieses hecho conmigo lo habríamos hecho bastante bien, si vas a estar así siempre ve buscando otra pareja.

 

— Si se pudiera ya lo hubiera hecho ¿No crees?— dije, no pudimos seguir la conversación ya que el profesor nos mandó a callar.

 

Después de que las exposiciones acabasen salí con la intención de irme a pie a mi casa, no me sentía de buen humor, se lo había dicho a los chicos, así que comencé a caminar.
 

—¡Leah!—escuché el grito de Caroline mientras se acercaba a mi corriendo como si su vida dependiera de ello. ¿Qué no nos acabábamos de despedir?

 

—¿Qué pasa?— pregunté extrañada arqueando una ceja.

 

Puso ambas manos en sus muslos mientras recuperaba el aliento.— Te haré un resumen, hoy, primeros entrenamientos de Lacrosse, muchos chicos lindos sobre todo Liam, así que por favor acompáñame.—suplico con ojos de gato triste.
 

Ah claro, Liam.

El amor platónico de Caroline.

 

— Dile a Noah que te acompañe, sólo sobórnalo con dulces... siempre funciona, es como un niño pequeño que solo debes...
 

— El juega.
 

Cierto.

 

— De todos modos no lo haré.— me negué.
 

— Venga, por favor , hazlo por mí.—casi se arrodilló en el suelo.
 

—No, y no me mires así Caroline.— desvíe la mirada.

 

— Sólo esta vez, por favor no le hagas eso a tu mejor amiga. Se supone que las amigas....

 

— Ya dije que no, y cuando digo que no, es no ¿Vale? A la próxima será. — terminé negándome.


 

(...)


 

¡Vamos chicos!

¡Eres el mejor!

¡Pueden hacerlo!


 

Ni que esto fuera un partido.

Así gritaban las fans de los chicos más populares del Instituto Wheeler quienes se encontraban en la cancha.

 

— No puedo creer que me hayas convencido de hacer esto.— rodé los ojos y me crucé de brazos.
 

— Qué puedo decir, soy la mejor. Además te amo.—sonrío castaña sentándose en las gradas a mi lado y buscando a Liam con su vista.
 

Visualicé a los chicos, estaba Liam, era uno de los más "populares" su cabello rubio, ojos grises y mirada segura pero a la vez tierna ayudaban mucho, ni hablar de su metro noventa, sí, muy alto.

También pude ver a Noah, como siempre impecable. Noah era de esos chicos divertidos. Su cabello era negro azabache, no muy corto, caía alrededor de su frente y sus ojos cafés claros hacían que rostro tomara un aire agradable. Venía acompañado de muchos otros chicos que conocía de vista y claro, vi Kay, entrecerré los ojos, mirándolo detalladamente con el uniforme del equipo, su cabello castaño despeinado, el muy maldito había dicho que jugaba Lacrosse cuando se presentó a la clase.


 

"—Soy Kay y juego Lacrosse."


 

El mencionado llevó sus ojos verdes a las gradas y me sonrió burlón. Me pregunté que había hecho esta vez pero le resté importancia cuando empezaron a jugar, todos lo hacían muy bien. Ya había pasado una hora y los chicos estaban tomando un descanso, al darme cuenta de que no pintaba nada en este lugar ya que mi amiga había salido corriendo tras Liam —¿Pueden creerlo?— se encontraban hablando aparentemente de algo muy gracioso, y aunque no estaba de acuerdo con que tuviera algo con Liam, la apoyaba de todos modos.

 

Porque vamos.... los amigos respetan las decisiones de sus amigos aunque no estén de acuerdo, es lealtad.

 

Busqué a Noah pero al no obtener respuestas decidida a irme bajé las gradas, pero no logré mucho, porqué alguien tomó mi muñeca haciendo que volteara bruscamente sorprendida.

 

—¿Qué estás haciendo? ¿Se puede saber a dónde vas?—preguntó Kay mirandome fijamente con sus intensos ojos.

 

— Si, hola, me alegro de verte a ti también.— dije sarcástica soltándome de su agarre.
 

— Te hice una pregunta.

 

— Y yo te di una respuesta.— me encogí de hombros.
 

— Hablo en serio ¿A dónde vas?— preguntó nuevamente.

 

—Voy a Disneyland.—hablé dándole una sonrisa de ironía—A mi casa, a dónde más.
 

— Te llevaré, ya es tarde.— soltó con fastidio.
 

— Si claro, y sobre todo porque tú lo dices... espero que el golpe que te hayas dado en la cabeza que te está haciendo delirar se cure pronto, adiós, quiero irme a casa.—me despedí.
 

— Y yo quiero ir a la Luna.—me volvió a tomar la muñeca.
 

—¿Cuál es tu problema?—fruncí el ceño.

 

— Te llevaré quieras o no. Es tarde, no dejaría a una chica irse sola, es peligroso... así seas tú.— me miró mal.— Vamos.
 

— Contigo no voy ni a la esquina.—me crucé de brazos.— Se defenderme sola.

 

—Bien...— suspiró cansado, parecía debatir en su cabeza algo hasta que al fin actuó. En un abrir y cerrar de ojos me encontraba sobre los hombros de Kay.

 

—¡¿Pero qué haces?!—grité intentando llamar la atención de alguien pero nadie nos hacía caso, es como si fuera lo más normal del mundo.—¡¡Bájame ahora mismo Bance!!

 

— No grites.— soltó Kay.
 

Es el enemigo Leah, acostúmbrate.

 

—¡¿Cómo quieres que no grite?! Me estás secuestrando.— subí el tono de voz.
 

— Y es dramática...— fue lo único que salió por los labios de Kay, quién caminaba conmigo encima hacía no sé dónde.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.