Our (fanfic Starker)

Una pésima idea.

Tony había aguantado tanto cómo le fue posible antes de caer rendido en la silla, preso de un agotamiento que comenzaba a agarrotar sus músculos. Habían pasado doce horas desde que Peter le salió con semejante noticia y ahora se hallaba en las primeras horas del nuevo rumbo de su vida.

Creía que aquellos tiempos de secretismo y trabajos a contrarreloj habían quedado atrás (hace, unos cinco años) cuando creyó que unos acuerdos podían ser la paz que necesitaba para calmar un corazón lleno de culpa. Pero Tony se equivocó, fue muy benevolente consigo mismo y ahora pagaba el precio.

Tres pantallas, tres ángulos distintos, una misma grabación robada (y posteriormente eliminada) del archivo central de las cámaras de seguridad del distrito se reproducía dejándole en claro que su vida jamás sería pacífica o calmada. En todas ellas repetían en secuencia y bucle como Peter, y ese simbionte que traía pegado, se devoraban la mitad de un sujeto, de un bocado.

Luego de doce horas, Tony sabía todos los secretos que escondió Marcell y no pudo sino sentir la furia llenarlo. Desencriptó las filmaciones, completó su trabajo y pese a lo que hubiera creído luego de ver charcos de sangre caer, lo que prosiguió fue incluso peor.

Mientras Peter yacía dormido en la camilla y bañado en lejía, Dan entró y, con el rostro crispado por el terror, le arrojó una caja de material bacteriológico sobre el pecho. Abrió una de las tapas —claramente asustado y con miedo de acercarse— solo para luego salir corriendo de la sala con la misma rapidez que entró.

Tony jamás sintió algo tanta intensidad. Nada en su vida se comparó con la sensación vívida que cubrió su cuerpo mientras veía aquella filmación. Esa frustración que experimentó anhelando que el hijo de puta no hubiera muerto repentinamente fue todo lo que ocupó su cuerpo. Podía saborear el odio, podía sentirlo creciendo en su pecho, migrar a sus extremidades, nublar su juicio. Quería ir a revolver esa tumba sin nombre en la que habían metido su cuerpo y sujetar lo que quedó de él para poder acabarlo una vez más.

Una cosa negra, llena de tentáculos y sin forma propia reptó por el cuerpo de Parker. Lo examinó lentamente, incluso parecía como si lo oliera, como si probara su piel y su carne abierta. Lo recorrió entero, se plegó sobre él, reptó por sus piernas, sus brazos y bajó por su cuello. El rostro de Peter seguía de costado, seguía quieto, pero cada vez que esa cosa se movía, sus cejas se crispaban y su mentón se contraía.

Tony solo podía pensar en el dolor, en el ardor que esto le generaría y en lo destrozado que estaría que, pese a todo, sus párpados no se abrían.

Esa cosa se deslizó a su rostro y por unos segundos se alzó como si lo estuviera viendo por última vez, antes de volverse a volvió a replegar, a convertir en esa especie de gelatina podrida. Y así sin más, se metió en su cuerpo; dejándole en claro que su chico paso el examen que le hizo.

Aún desmayado, Peter se retorció, jadeó y se arqueó hasta que volvió a caer con la cabeza de costado y una mueca dolorida. Quizás que fuera uno de los pocos momentos donde no gritó y esto fue el único alivio que pudo sentir en esas jodidas filmaciones.

Quizás.

No había más dudas. Ahora lo único que le quedaba por hacer era hallar la forma de separarlos. O bueno. Eso creyó hasta que Peter le habló sobre el pequeño inconveniente que lo había empujado a su casa esa noche con la ropa ensangrentada.

Tony se quiso convencer de que no había sido tan grave. Era Peter, no podía ser tan grave. Peter era bueno y no lastimaría jamás a nadie. No de gravedad. Pero ahora entendía lo estúpido que ese pensamiento fue. ¡Era Peter! Siempre iba a ser grande, problemático y una real locura.

Viendo esas filmaciones todo cobró sentido a sus ojos. Le enseñó que no era figurativo, no era un eufemismo, era literal: Venom quería devorar personas. Y arrastraba consigo a Peter al hacerlo. No era una pulsión, no era un deseo. Peter podría no haberlo notado, pero él vio la necesidad de esa cosa por comer humanos.

No era nada, nada bueno. Desde ya. Era solo sed de venganza contra una raza diferente, era un gusto como cualquier otro, como los de él, que prefería las hamburguesas sobre los espárragos, o era una necesidad primaria como el agua para el organismo. Dudas, incertidumbres que no le gustaban, pero que debía responder. Era placer, era morbo o era necesidad lo que hacía que esa cosa tragara personas... ¿cómo hacían para impedirlo?

Supo casi automáticamente que podía ocultar aquello si quisiera. Viendo como en ese callejón esa cosa sujetaba el rostro de uno de esos vagabundos y lo estrellaba contra una pared a más de tres metros y lo mataba sin dudarlo, supo que tenía el futuro del chico en sus manos.

Tony tenía los recursos, tenía el poder y por sobre todo tenía los contactos para hacer como si aquello nunca hubiera pasado. Podía situar a Peter en cualquier parte del planeta: registros en aeropuertos, filmaciones de seguridad en migraciones, chequeos en la aduana y hasta podía falsificar su maldito pasaporte. Un chasquido y se aseguraría de tener testigos en un bar en Zaragoza diciendo que vieron a Parker comer unas tapas; testigos que lo vieron en Ámsterdam bebiendo una pinta o en Argentina dando un paseo por Caminito. Podía hacerlo, ese era él, el tipo que podía dejarlo impune de cualquier crimen.

Era inapropiado, era ilegal y una locura hacerlo. Sabía que era intentar tapar el sol con la mano, Peter había cometido un delito, había matado a dos personas presuntamente inocentes y si lo denunciaba con las personas indicadas, el delito pasaría a ser un accidente con daño colateral. S.H.I.E.L.D. era experto en esconder ese tipo de basura. Tanto que podía pasar a ser su segunda misión en la tierra, pero no había una sola posibilidad de que les entregara al chico




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