Russell.
Verla a ella me hace sonreír, me hace sentir bien. Esas serian las palabras que debería estar pensando y sintiendo pero no es así.
Marianne, es una chica linda, su cabello era castaño oscuro, pero ahora es una extraña mezcla de castaño con mechas de color azul y morado, sus ojos son marrón entre claro y oscuro, raros y a la vez comunes como ella.
-Marianne, por favor, ¿podrías dejar de dar vueltas en mi cama? La acababa de acomodar.
-Vamos cielo, es divertido.
Sí, esa era mi novia. A cualquier persona se le haría normal esta escena siendo novios, lo cierto es que no tiene nada de común.
-¿Cuantas veces debo decirte que el que seas mi novia no te da derecho a hacer lo que te da la gana conmigo y con mis cosas?
-La verdad, perdí la cuenta.
La miré mal.
-Vamos cielo, sabes que lo dejaré de hacer algún día.
-Pero no hoy -dije rodando los ojos concluyendo su típica frase.
-Exacto -dijo tras sentarse junto a mí en la orilla para luego jalar mis mejillas.
-Marianne, basta. Mi casa no es un refugio para que vengas cada que tienes un problema en tu casa, debes regresar, ni siquiera han dado las nueve de la mañana.
-No quiero volver ahí.
No, sus padres no eran tan malos, no, ella no tenía una vida trágica para necesitar escapar, al menos no en su casa y al menos no que sus padres supieran.
-Mary, debes entender que el hecho de que siempre voy a estar disponible para ti, no tiene nada que ver con el hecho de que hayas tenido una discusión madre-hija en la que obviamente tú madre tiene toda la razón.
-Eres mi novio, deberías estar de mi lado -dijo cruzando sus brazos y dejándose caer en mi cama.
-Nena, no puedo darte la razón cuando no la tienes.
-Amargado.
-¿Y?
-Te odio.
-Me amas -dije con un guiño.
-No lo niego, pero ahora mismo te odio.
-¿Vas a quedarte molestando más rato o puedo arreglar ya mis cosas para irnos a la escuela?
-Ahg. Tenias que sacar tu parte responsable ahora.
-Sí. No todos tenemos un alter ego irresponsable como tú.
-He. No metas a mis nenas en esto.
-¿Puedes salir o esperar en el baño? Me quiero cambiar.
-¿Qué hay de malo en que te vea? Soy tu novia.
-Marianne, no me hagas sacar de nuevo el tema.
-Eres sexi.
-Lea, por favor no.
-No fue por parte de Lea, fue por mi parte.
-Marianne, no insistas por favor.
Marianne se fue molesta a esperar en la sala. No es que no me atrajera, ella era una de las chicas más hermosas y sexis que he conocido, pero no la deseaba sexualmente. Es mi novia, debería sentir deseo ¿no?
Es extraño, pero a pesar de que la amo no me atrae sexualmente, nunca me he tocado pensando en ella, no puedo verla de esa forma por más que lo intento, en algún momento tendrá que pasar y las excusas se me van a acabar, pero conociéndola decirle la verdad la mataría mentalmente.
Tras cambiarme y acomodar mi cabello que estaba algo largo baje por ella. Se encontraba en la sala jugando algo en su celular, al verme abandonó el juego.
-Pero que chico tan guapo.
Me elogió. Se acerco a besarme y yo accedí. Sus labios eran suaves, y podría decir que sus besos eran los mejores. Entonces ¿por qué no podía pasar a más con ella?
Tras ese pensamiento me separé de nuestro beso.
-Hora de ir a tu casa, no quiero llegar tarde.
-Como digas cielo. Yo escojo la música.
-Alto ahí ¿de quién es el auto?
-Prometo que no pondré ninguna boy band.
-No, te conozco, a demás son solo unas calles.
-Aah tú ganas.
Tras dejarla en su casa y verla entrar sin hacer ruido, y esperar media hora a que decidiera que ponerse, llegamos a la escuela.
Nos encontrábamos en 6to de bachillerato, sí, a punto de salir.
No había nada que destacar, hasta que tuvimos nuestra primer clase.