Nathan
No podía evitar mirar por mi ventana a aquellas dos chicas que claramente podrían odiarse, hablando tan cerca que parecían amigas.
Lizzy y Karla se encontraban hablando en el columpio que estaba fuera de mi casa. ¿El motivo? Ser encontradas juntas seria más fácil de explicar en mi casa que en la de Lizzy.
Al principio Lizzy temía y se negaba a venir, pero accedió tras decirle que era importante de parte de Karla, dudosa aceptó pero condicionando que fuera en mi casa y que yo estuviera cerca. Al parecer todo iba bien entre ellas. Ninguna me dijo el motivo.
Tomé mi celular, de nuevo tenia cientos de mensajes de Melody, ya no eran amenazas, ahora pedía perdón. Ja. Que le den.
Fui a la cocina por botanas y jugos para Lizzy y Karla, me senté junto a ellas en una mecedora que teníamos a la entrada.
-¿Y bien chicas, me dirán a qué se debe tanto misterio?
La mirada de ambas se tornó incómoda.
-Es un asunto personal entre nosotras -soltó Liz.
-Lo siento Nathi, si ella no quiere, yo menos.
Mire hacia el cielo.
-Karla, no quiero verme grosero pero está anocheciendo ¿quieres que te acompañe a tu casa?
-Oh, no gracias, descuida, iré a ver a una amiga.
Lizzy la miró de forma extraña, a lo cual ella alargó.
-Es una amiga que viene de fuera de la ciudad.
-¿Te llevó? -ofrecí.
-No. Creo que deberías hablar con Lizzy.
Liz la miró de mala forma. Aquella otra antes de irse se acerco a despedirse de ella y le dijo algo que no entendí.
Al quedarnos solos Lizzy me miró dudando, creo que sabia las intenciones de Karla al dejarnos a solas.
Sabía que Lizzy estaba enamorada de mí desde hace mucho, y aunque la quería, no podía corresponder a sus sentimientos.
Nos quedamos en un pequeño silencio incómodo, pretendí no sospechar nada y sólo hablé.
-¿Y bien? ¿Me dirás lo que tienes que decir, o, me explicarás lo que pasó?
-Yo... -dudó-. Tengo problemas con Melody.
Me esperaba todo menos eso. Lizzy, quien era la más tranquila y neutral... Al menos en esa escuela, en problemas con la perra más perra de la escuela.
-Eso es grave.
-No, ¿es en serio?
-¿Qué ocurrió, le ganaste el último par de zapatos de la tienda?
Sonrió.
-No, me culpa de que hayan terminado, yo ni siquiera lo sabía.
-Nadie lo sabía.
-Karla me contó que planea algo, pero que ni ella sabe.
-No temas, yo te prometo que te voy a defender.
Odié ver su mirada ilusionada, dolía saber que probablemente pronto la lastimaría y me odiaría.
-Nath, no creo que sea buena idea, Russell, Marianne, y probablemente David, me defiendan.
Russell, siempre Russell, y ahora se sumaba a esto David, quien por si fuera poco me odiaba gracias a Melody.
-Nunca está demás una mano más, y a Melody le afectará más que te defienda yo a que lo hagan ellos.
-Nath... Yo...
No, por favor.
-Lizeth, no tienes nada que agradecer, no puede ser tan grave.
-Nath, ella me culpa de que terminaron.
-Me lo dijiste, y ella debe entender que no es así, no tiene motivos para decir eso.
-Nath, ella me odia porque sabe que yo... -calló.
-Lizzy... -me levanté de la mecedora y me senté junto a ella en el columpio, ella me miró-. Yo, sé que ella te puede odiar por muchos motivos, creo que yo tengo la culpa de ello porque en algún punto notó el gran afecto que tengo por ti, y lo malinterpretó, Lizzy, me recuerdas mucho a alguien, eres como una hermana menor para mí.
Se giró hacia mí, sus ojos estaban algo cristalizados, se levantó, me levanté tras ella y me abrazó, sabía que en el fondo lloraba por haber sido rechazada sin haberlo intentado, pero en el futuro lo agradecería.
-Nath, te quiero.
Sabía que era sincera.
-Y yo a ti pequeña caramelo.