Oúranos

Vendetta

Es la primera vez que siento algo de miedo; estos infelices lograron su objetivo: asustarme un poco. Me duele la cabeza horrendamente, creo que…

-Hola, Alex.

- ¡Esa voz la conozco! ¿James? ¿Tú también estas aquí? ¡Jajajajajaja! Así que todos a los que mate también vagabundean en este planeta. ¡No lo puedo creer! Pero, bueno, no te ves tan temible. Continúas siendo el mismo pusilánime que conocí y que asesiné. Veo que recobraste tu rostro. De acuerdo al ‘glorioso’ Diversificador tú tendrás que torturarme igual que yo lo hice contigo; sin embargo, no veo cómo precisamente lo harás.

- Tengo ayuda Alex. Ya sabes, …- a un lado de él un báthory y un cerberus esperaban.

- Eso no es justo amigo.

- ¿Realmente razonas que no? Según recuerdo mandaste al pequeño Joe que diseñara y construyera el ‘descortezador’. Desconocía tus planes hasta aquella noche que llegue a tu oficina. Fingiste hasta el ultimo momento que eras mi amigo cuando no era así.

- ¡Compréndeme! Tú fornicaste con mi esposa.

- No es verdad Alex; tu insigne Elizabeth te puso una trampa y caíste redondo en ella. ¿Todavía recuerdas todas las veces que indague para ti hasta descubrir que tu esposa te engañaba?

- Sí, amigo. Pero tú no sabes que le pagué a Frank para que te investigara y no tardo en averiguar que te acostabas con Elizabeth.

- Es mentira Alex; ¿sabes?, Elizabeth compro a Frank y juntos complotaron contra mí y contra ti- cuando escuche su explicación un escalofrío me recorrió. ¡Esa maldita me engaño y caí completito en su trampa!

- James, amigo de mi infancia, habrá algo que podamos hacer para solucionarlo.

-No, nada se puede hacer- cuando dijo esto ya un báthory me sostenía con violencia de los brazos entretanto el cerberus que lo acompañaba me enseñaba con furia su fila de afilados colmillos.

- Mira, ¿reconoces este artefacto?

- ¡Es el ‘descortezador’! ¡No puedes hacerme esto!

- Tú me lo hiciste a pesar de que te implore hasta de rodillas.

Aún pretendía yo rogarle cuando súbitamente vi como James instalaba el descortezador sobre mi cabeza. Sentí un dolor indescriptible cuando las diez agujas del artefacto se clavaron en mi cuello. Bien sabía que en cuanto él jalara la palanca el descortezador haría su trabajo.

- ¿Estás listo? – pregunto con burla James.  Nadie, nunca, estará preparado para enfrentarse al diabólico aparato. Volteé a verlo y únicamente vi en sus ojos como la venganza fulguraba en su mirada. Tiro de la palanca con fuerza y mi piel comenzó a ser levantada. Sí, estaba siendo desollado y todo el dolor era gigantesco. Sentí la sangre escurriendo por mi tórax y mi abdomen. El tormento estaba consiguiendo su propósito: sentir en carne viva como mi rostro era removido de mi cuerpo.

Al final, James me miro con desprecio, arrojo mi rostro al suelo y lo escupió con repugnancia.    

 

 



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En el texto hay: fantasia, personajes sobrenaturales, terror

Editado: 09.08.2023

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