Siempre odie el diminutivo que empleaba mi madre para referirse a mí. Sin embargo, ahora, en estas circunstancias, su llamado fue como un bálsamo para mis heridas.
- ¡Pobre de ti, hijo mío! Durante muchos años te comportaste como si los sentimientos hubiesen sido arrancados de tu corazón. Constantemente tenía con tu padre riñas sobre el método que utilizaba para forjar tu personalidad. Sé que el escarmiento que recibiste fue justo por todos los crímenes que cometiste y que temprano o tarde recibirías tu paga. Cada vez que trate de llevarte por el sendero de la justicia te burlabas hasta el punto de vociferar contra mí con gran cólera. Me sorprende ver que no lo haces más. Tenía la esperanza que el Diversificador te permitiera venir a Paradisus para descansar de tu sufrimiento y, ¡mira!, aquí estás conmigo- Conforme la oía me daba cuenta que tenía toda la razón.
- ¿Así es como se llama este lugar?
-Muchos de los que expían sus transgresiones llegan a Paradisus, no solo para reposar, también para ser sanados.
- ¿Desde cuándo estás aquí?
-En Oúranos el tiempo fluye diferente a como lo hace en los mundos poco perfeccionados y, como comprenderás, un año de la tierra aquí bien se puede transformar en siglos. Bajo esa comparación es acertado decir que he estado siglos en el reino del Diversificador.
- ¿Cuánto tiempo llevo en Oúranos? - Le pregunte, preparándome para la increíble respuesta que podría darme.
- Si tomamos en cuenta lo que te dije, es correcto calcular que has estado casi un año en años terrestres. Durante varios meses fuiste sometido a la condena de sufrir a manos de tus víctimas. Por ejemplo, los castigos de James y Emily Rymer duraron semanas; te sorprenderá saberlo, pero tus tormentos han acontecido infinidad de veces - lo que decía Arlene, mi madre, fue aterrador y lógico para mí. Quizás esa era la explicación a mis dolores inmensos y porque el cansancio y la sed me vencieron en cuando descendí del fangor.
- Ven, bebe un poco más de agua- No me resistí a su petición; me levante de mi sitio un poco más repuesto, camine hacia el rio y vi mi cara reflejada en el azul del agua. Entonces un pasmo invadió mi cuerpo, ¡mi rostro estaba de vuelta! Al notar mi madre que temblaba, se acerco a mí y me abrazo como solo una madre amorosa y tierna sabe hacerlo.