Nari una chica de 20 años,la cual tenía problemas con su mamá por cosas que no tenían sentido,una chica que se esforzó por llevar buenas notas a su mamá,ella hacia los quehaceres de la casa para que su mamá descansará,pero,nada fue suficiente y siempre había problemas.
Entonces una tía decidió llevarse a Nari a Seúl para que comenzará su vida desde cero,un lugar en el que ella pudiera ser feliz.
El avión aterrizó suavemente,y el anuncio de bienvenida a Seúl resonó por los altavoces.
El corazón de Nari latía tan rápido que apenas podía respirar. Por fin estaba ahí,en el país que había idealizado durante años. Cada cartel con rostros de idols,cada cafetería decorada con fotos de su grupo favorito,le parecía un pedacito de paraíso.
Mientras caminaba por el aeropuerto,veía a su alrededor rostros amables,luces brillantes, anuncios de perfume con su bias sonriendo.
«Quizá todo lo que soñé era real»—pensó sonriendo con inocencia.
Pero esa ilusión comenzó a quebrarse en cuanto salió a las calles.
El aire era frío,más que el de su ciudad natal,y la gente caminaba apurada sin siquiera mirarla.
Al tomar un taxi,el conductor la observo por el espejo, susurró algo en coreano con una sonrisa incómoda y luego calló.
No era la escena calida que imaginaba.
Aquella noche,mientras dejaba su maleta en el pequeño departamento que rentaría por tres meses,escucho gritos en el pasillo.
Una pareja discutía.
No entendía mucho,pero el tono bastó para hacerle sentir un escalofrío.
El "país perfecto" parecía tener grietas.
Y sin saberlo,al día siguiente su camino se cruzaría con él,el chico de sonrisa dulce que en el escenario parecía un ángel.
El amanecer en Seúl tenía un color distinto:un gris azulado que se mezclaba con la neblina del invierno.
Nari salió temprano,decidida a explorar los alrededores antes de comenzar sus clases de idioma.
Llevaba su bufanda favorita y unos audífonos viejos que apenas funcionaban.
Caminaba por las calles con una sonrisa nerviosa,observando cafeterías pequeñas,tiendas de música y grupos de jóvenes que reían.
Todo parecía tan vivo.
Hasta que una multitud repentina la obligó a detenerse.
Un grupo de chicas con carteles y cámaras bloqueaba parte de la acera.
—¿Que pasa?—susurro curiosa.
Una de ellas respondió emocionada:
—¡Va a pasar Moonbin!¡De Astro!
El nombre hizo eco en su mente como una melodía familiar.
Ella también lo conocía,claro,había visto sus presentaciones,sus sonrisas llenas de ternura,su manera de mirar a las fans como si cada una importará.
El murmullo se intensificó,los gritos se mezclaron con los flashes. En medio de todo ese caos, él apareció:gorra negra, mascarilla,abrigo largo. Su presencia bastaba para que el aire pareciera detenerse.
Y justo entonces,el destino decidió intervenir. Una de las fans empujó sin querer,y Nari perdió el equilibrio. El pie resbaló en el borde del pavimento y cayó hacia adelante.
Una mano fuerte la sostuvo antes de tocar el suelo.
—¿Estás bien?—preguntó una voz calida,con acento suave.
Levanto la vista y lo vio.
Los ojos que tantas veces había visto por pantalla,ahora estaban frente a ella,más reales y profundos de lo que imagino.
Él la ayudo a incorporarse sin soltar su mano,como si temiera que volviera a caer.
—Lo siento,fue mi culpa....—murmuró ella, avergonzada.
—No,no lo fue.—La miró unos segundos más de lo necesario,y luego aparto la vista—.Ten cuidado,las multitudes pueden ser peligrosas.
Dijo eso último con una expresión que la confundió:no sonaba como una advertencia ligera,sino como si hablara de una herida vieja.
Antes de que pudiera responder,su manager lo llamó y él se alejó entre los flashes.
Ella se quedó allí,con la bufanda torcida y el corazón latiendo descontrolado,sin saber si acababa de vivir un milagro....o el inicio de algo que cambiaría su vida por completo.