Oslin Almeida Walker
Mientras cierro mi maleta decido enfrentarme a lo que más he temido estas últimas semanas y es nada más y nada menos que decidir que hacer con todos los recuerdos que tengo de mi relación con Oliver a lo largo de los años.
Me subo a mi cama con la cosas regadas por doquier, tomo la caja que me dio mi madre por si deseaba guardar algo.
Lo primero que ven mis ojos es la primera carta que me escribió en ese entonces tendríamos unos 8 o 9 años, aún teníamos una amistad muy tierna, unica y especial.
ERES LA MÁS LINDA Y MEJOR AMIGA, ESTE ES UN PASTELITO DE GUAYABA PUES SE QUE ES TU FAVORITO
Sus palabras tan únicas están plasmada en el papel color verde con muchas faltas, pero en su momento ese trozo de papel fue un tesoro.
Observo el bote de basura y la caja indecisa en sí, deshacerme de ella o no, sin embargo, recuerdo que ese pequeño niño si le importaba mi sentir y a el no lo puedo desechar tan fácil.
Dejando el trozo de papel azul en la caja, tomo un vaso de soda que nos dieron en nuestra primera ida al cine juntos, mi mente va a esa noche donde recibió mi primer beso y una lágrima baja por mi mejilla.
Sin poder dejarlo en el bote de la basura lo lanzo a la caja al igual que los próximos tres objetos que son cartas y un táper de las primeras galletas que hizo Oliver y me las dio a probar, para mí estaban tan dulces que tuvimos que tomarnos un vaso de leche fría.
Cada objeto me recordaba algún evento importante de mi infancia, desde flores, osos de peluches y juguetes, al final quedaron dos de mis diarios en los cuales el me ayudaba a escribir mis pensamientos, ya que desde muy pequeño fue más hábil que yo en la lectura.
Cuando empezó su gusto por la computadoras nos alejamos un poco, no obstante siempre buscaba la manera de estar conmigo y demostrame lo importante que era en su vida.
Cierro mis ojos limpiando mis lagrimas con enojo por ser tan débil y llorar por un imbécil, que no le importo mi sentir para largarse sin remordimiento alguno, apenas tenemos 18 años y más de 10 años siendo los mejores amigos y más unidos que nunca estábamos hace unos meses asi que aún no comprendo muy bien a que se debió su huida como un vil delincuente.
Aún me estremezco al recordar hace dos años como nos unimos en cuerpo y alma, pero asegurándonos de no cometer los errores de mis padres.
Flashback
—¿No comprendo?—miro a la tía Blue algo nerviosa, mi madre está a mi lado al igual que Oliver.
—Cuñada, ellos quieren iniciar su sexualidad y desean hacerlo de forma segura y consiente, me alegra que acudieran a mí para eso—mi madre sonríe y me siento algo avergonzada, pero era mejor eso a que me pasara como a ella.
—Oh bueno, perfecto, vamos a hacerles algunos exámenes de rutina, si todo sale bien hablaremos de los métodos que le irían mejor—asentimos y hacemos lo que ella nos pide para luego recibir el tratamiento.
Mi madre se llevó a mi padre de fin de semana para que mi novio y yo podamos tener una cita romántica.
—Te amo mi pastelito de guayaba—dice con ternura, antes de besarme ese mote cariñoso me lo dio como a los 8 o 9 años cuando se dio cuenta lo mucho que me gustaba ese postre.
—Yo te amo más mi sexi nerd programador—el se carcajea, pues no se considera nerd, es extremadamente guapo, atlético y deportista.
—¿Estás lista?—asiento emocionada y nerviosa a partes iguales, el me acaricia el rostro y me tomo de la cintura haciéndome rodear sus caderas.
Las cosas suben de nivel con cada beso, caricia y roce hasta que simplemente no hay vuelta atrás y solo nos dedicamos a disfrutar el momento.
Lo amo y sé que el me ama a mí y si tenia dudas me lo recordó mientras me poseía una y otra vez como si fuera el último día de nuestra vida.
Fin del flashback
Tiemblo al recordar todas las veces más luego de ese día que fuimos uno en alma y cuerpo, demostrándonos todo lo que sentíamos el uno por el otro.
Recuerdo la carta que me envió aquella noche y aun sin abrirla la guardo en esa misma caja aún no me siento lista para leer su despedida y no sé si algún día lo estaré.
…
—Hija, ¿estás lista, puedo pasar?—escucho la voz de mi madre del otro lado de la puerta.
—Puedes pasar ya casi término—sello la caja con cinta adhesiva y la llevo a mi closet dejándola en un rincón.
—Oslin eres rápida hija, tus hermanos están discutiendo con tu padre con respecto a que tienes poca seguridad, ¿puedes creerlo?—sonrió hacia mi madre asintiendo.
—Son unos trogloditas como papá, después de que Olí... digo desde que él se fue no dejan de sobreprotegerme—mi madre asiente sin decir nada y lo agradezco.
—Ya se les pasará cuando vean tu lindo departamento—asiento feliz de que pueda iniciar mi aventura universitaria.
—Cierto que soy tu hermano favorito—musita Edgar abrazándome el tiene 11 años y es un chico tierno y atento, será todo un romántico cuando crezca.
—Todos los son, pero tu eres el mayor, por eso eres especial —le susurro en su oído mientras le beso la mejilla.
—Vamos, hijo, es momento de llevar a la princesa de la casa a su nuevo castillo—dice mi padre arrebatándome de los brazos de mi hermano para apretarme contra su pecho.
—Mis tíos primos han llegado—se burla mi hermano menor del otro Oliver y su hermanita.
—Qué gracioso—le digo mientras los abrazo a ellos también y luego me despido del abuelo y la tía, algunos otros miembros están presente diciéndome adiós y no puedo hacer más que sonreír ante tanta unión y amor que es algo que lleva generaciones y que ya incluso con los más chicos está presente.
—Te deseo muchos éxitos y que disfrutes esta nueva etapa, ve a fiestas, estudia, toma alcohol enamorate y experimenta todo lo que nosotras no —dice mi tía Camill y asiento.