¡oye detective! ¡atrápame!

6 Confundida

Oslin Almeida Walker

Anoche no dormí casi nada pensado en si lo que viví fue un sueño o en realidad paso, no obstante mis labios aún hormiguean por el beso compartido y ni que decir mi piel, incluso su aroma aún se puede sentir en mi habitación.

Después de tomar una ducha y salir hacia la cocina, me detengo a ver dos gotas de sangre en la entrada, dirigí mi vista al gran ventanal y sospecho que por ahí fue que entro y salió, aunque no tengo claro como está vivo si estamos en el décimo piso y no hay muros ni escaleras.

Suspirando le marco a mi amiga Maribel, pues debo contarle todo lo que sucedió y estoy segura de que estara muy feliz, aunque no sé qué pensara de lo que el me dijo, pues de ser cierto Oliver ya no es ese chico dulce que creció con nosotras sino que un asesino.

 

Llamada telefónica.

Hola, preciosa gracias por llamarme, buenos días.

Me quedo gélida escuchando esa voz, miro el movil y sin duda alguna es el número de mi amiga,

¿Ya se lo dijiste?

Oh, que fría mi pastelito de guayaba...

Cállate y deja de hackear mi movil que...

¿Por qué me tratas asi si te deje muy claro todo en la carta, no debes contarle a nadie de mí hasta que yo mismo pueda solucionar algunos asuntos entre menos involucrados mejor para todos.

Yo no quiero tener nada que ver con un delincuente asesino, me alegra, estés bien y haz que tu hermana lo sepa pero que quede claro que ya no te quiero en mi vida.

Te equivocas Oslin eres mía desde que éramos unos mocosos y lo seguirás siendo hasta que estemos arrugados cuál pasa o en su defecto bien muertos.

Fin de la llamada

El sonido de finalización de la llamada se queda en mis oídos, estoy tan confundida que no sé cómo actuar, ante esto, contarle a alguien podría ocasionar problemas.

Ahora mismo lo mejor es visitar a mi madre y pasarme unos días en la casa familiar, allí le será imposible entrar y por ende no lo veré.

Dejo mi movil personal y me llevo solo en el de trabajo, salgo encontrándome con mi seguridad en la puerta y sin musitar palabra alguna salimos rumbo a la casa de mis padres.

 

—Mi princesa me alegra tanto poder verte—abrazo a mi padre y este parece triste.

—¿Qué sucede?—cuestiono y el niega.

—Tu hermano nos acaba de informar que su novia está embarazada, pero no quieren al bebe, asi que ella desea abortar—miro incrédula a mi padre por lo dicho pero la gran pregunta es cuál de mis hermanos es el susodicho

—No me digas que Edgar a su edad se pondrá en esas cosas, ya es un hombre de casi 21 años—respondí pero papá volvió a negar.

—Es Dylan apenas cumplirá los 19 años,  su novia tiene 18 años y ninguno dice sentirse listo para la responsabilidad—asiento y beso su mejilla para después subir por las escaleras.

Toco dos veces la puerta de la habitación de mi rebelde hermano menor y este me da el pase.

Dylan siempre ha sido la adoración de la familia, siempre hacía y bueno, aún hace travesuras de las cuales nos encargábamos de cubrir.

—Ya lo sabes —confirmo y asentí me acerco a el y luego de sacar mi arma y las llaves de mis bolsillos me acuesto a su lado.

—¿Qué me aconsejas?—su pregunta me saca una sonrisa.

—Pues la verdad varias cosas, primero que pienses bien las ventajas y desventajas de esa situacion, segundo que no se apresuren con su decisión y tercero no sigas comprando condones baratos—Dylan empezó a reír y me abrazo.

—En un rato tenemos que hacer un ultrasonido para poder seguir con… ya sabes, me gustaría que me acompañaras—asiento mientras acaricio su cabello largo.

Dylan a pesar de su rebeldía y amor por la música es muy tierno y algo me dice que si escuchan el corazón del bebe ni el ni Valeria podrán seguir adelante con lo planeado, por supuesto que son jovenes no obstante pueden luchar juntos, mamá lo hizo conmigo sin ayuda de mi padre si los dos se unen pueden lograrlo.

La mirada brillante de mi hermano y su novia al ver los dos embriones es épica, ellos jamás dejarán esas criaturas y me atrevería a aportar que serán los mejores padres del mundo.

Es muy cierto que algunos debemos tocar fondo para darnos cuenta de ciertas cosas, ellos a su corta edad debieron ver de lo que se perderían para poder elegir sabiamente sus pasos.

Una vez entro a mi vieja habitación tomo la caja y de esta saco la carta que hace 10 años Maribel me entrego, no la pude leer antes y simplemente después no lo hice como castigo a Oliver, sin embargo, ha llegado el momento de saber que fue la explicación que quiso darme de su huida como un vil cobarde desgraciado.

Estoy en mi cama a punto de leer mi carta cuando escuchó un alboroto fuera de mi departamento, de inmediato la pongo en el cajón del lado derecho y tomando mi arma me dirijo a fuera para saber qué ocurre.

No me gusta meterme en problemas que no son míos, pero tampoco soportaré escándalos de tal magnitud, asi que abro la puerta encontrándome a mis dos guaruras tratando de detener una chica que no conozco.

—Señorita, es mejor que…

—Aquí estás maldita al fin das la cara—la chica se intenta soltar sin éxito, parece una gata cuando desea saltar sobre algo, a mi parecer es algo corriente, pero quién soy yo para opinar.

Al darme cuenta de como me mira me percato que tiene los ojos llenos de fuego a mi parecer una mujer celosa o herida, recuerdo haberla visto platicar con mi casi algo de la estación y me acerco hasta que nuestros rostros casi se juntan.

—No sé quién coño eres pero te pido que te controles, pues yo no sé bien hacerlo y puedo ser algo… este como decirlo…—miro a uno de mis guardias que sonrió malicioso mientras se aleja.

—Peligrosa—responde el otro soltándola a ella, dejándonos a las dos frente a frente.

—A mí no me importa nada de eso pero quiero saber donde está Denier ayer salió a visitarte, incluso lo vi entrar a este edificio—enarco una seja y ella se avergüenza.




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