¡ Oye doctor! ¿bailamos?

Capítulo 4

El baile y la danza son su fuerte, no obstante un sexi doctor será su perdición

Lissete Walker Santiler

 

La tarde pasa con el pobre de mi doctor nervioso, lo vi jugar con los niños, al futbol y a las escondidas, también yo me puse jugar con ellos bailando canciones infantiles.

Luego de unas dos horas dijo que se marcharía, cuando se estaba despidiendo me observo dudoso de sí se acercaba o no, al final lo hizo.

 

—Fue un placer volver a verte, me alegro de que estés haciendo tanto por estos niños, solamente espero que no piensas dejarlos en cuanto te canses de perseguirme, ellos te han tomado aprecio y si lo haces es como rechazarlos —entiendo su desconfianza, pero soy de las que piensa que las cosas se demuestran con hechos y no palabras.

 

—Mis hechos hablarán por mi futuro esposo —él no pudo evitar sonreír y mirarme de arriba abajo.

 

—Te gusta mi atuendo, lo elegí pensando en estar cómoda para jugar con los niños —él asintió volviendo a repasarme con la vista, mi ropa consiste en unos pantalones deportivos rosados, un sujetador deportivo blanco encima un top abierto a juego con el pantalón y para finalizar unos zapatos deportivos blancos, mi vientre estaba un poco expuesto y creo que eso descontrolo un poco al doctorcito.

 

—Ten un buen resto de la tarde niña... Lissette Walker —me reí a carcajadas y me acerqué a besar su mejilla, me alegro de que no se apartara, su colonia estaba mezclada con el sudor, lo que a mí me parecía afrodisiaco.

 

 Lo vi alejarse nervioso, decidí quedarme un rato más, pues mis clases mañanas empiezan a las 9:00, por lo que tengo tiempo.

 

Ayude a preparar la cena, luego de verlos comer y sonreír contando anécdotas de sus cortas vidas, les conté un cuento a los más pequeños y me fui cerca de las 9:30 de la noche, estaba cansada pero feliz por verlos a ellos sonreír.

 

Después de una merecida ducha me pongo mi pijama y me dejo caer en mi excesivamente grande cama, no creo tardar mucho en dormirme, así que tomo mi movil y texteo un corto mensaje a mi madre y otro a Camill con un simple estoy bien y en mi cama, sabiendo que lo recibiendo cierro mis ojos y me dejo llevar por el cansancio.

 

Entro a mi clase justo a la hora que da inicio, el maestro inicia con su labor y me concentro lo más posible.

 

Cerca del medio día ya estoy libre por lo que voy a mi casa donde mis padres me reciben con un fuerte abrazo.

 

—Al fin la niña decide aparecer —musita mi padre bromeando.

 

—Hola, hija de mi corazón, cuanto te extrañe—me saluda mi madre siempre me lo ha dicho y eso me da confianza que sin haber nacido de ella me ama con su corazón.

 

—Pero cuéntanos, ¿ya cayó el doctor? —hago un mohín y ellos niegan, nos sentamos a la mesa y en cuanto llegan mis hermanas empezamos a hablar de mi travesía este fin de semana.

 

Aproximadamente dos horas después entro a la academia de baile e inicio con mis prácticas, me gusta estar en silencio mientras práctico, hago estiramientos y luego dejo que el suave sonido de la música guie mis pasos de manera elegante y sigilosa.

 

Empecé a tomar clases de ballet a los 4 años, amaba hacerlo y rápidamente me destaqué. Cuando tenía 7 años en un recital escolar unos promotores de una magnífica escuela me vieron y buscaron hacer contactos, hablaron con mis padres y desde ese día me convertí en famosa y lo mejor fue cuando a los 10 empece a cantar, tenía recitales en varios escenarios donde danzaba y cantaba, para cuando llegue a la pubertad ya contaba con varios contratos que mis padres por consejo del tio Brandon solo firmaban por uno o dos años alegando que no dejarían que creciera con presión laboral, eso me libro de sentirme una adulta antes de tiempo, sé lo que es jugar, ensuciarse y correr por todos lados, agradezco eso al tio Brandon que hablo desde la experiencia, ya que su hijo Germán es un pródigo en artes y al igual que yo, desde pequeño empezó a ganar su propio dinero gracias a sus cuadros aunque solo la familia sabemos quien es realmente.

 

No me he quejado nunca, sobre todo cuando me contaron sobre mi nacimiento, me sentía tan feliz por la oportunidad que ellos me dieron que me esforcé mucho más por ser la mejor que pudiera ser.

 

A demás de tener acciones en las empresas familiares tengo mis propias ganancias con mi trabajo.

 

—¡Excelente! —la voz de mi manager me interrumpe, es un hombre que paso los 30, es atractivo y ambicioso, pero con buen ojo para saber con quién hacer negocios y con quien no.

 

—Gracias —respondí secándome el sudor del rostro.

 

—Liss, intente comunicarme contigo el fin de semana, el viernes tenemos una reunión con un posible cliente que desea…

 

—Sabes que de viernes a domingo no puedo son mis días libres y por nada del mundo los invertiré en trabajo —respondí sin amilanarme, incluso tengo dos domingos que no vengo a los almuerzos familiares y eso no tiene contento a ningún miembro de mi familia, no obstante lo aceptan.

 

—Pero por Dios, como puedes estar detrás de un imbécil que no tiene ni donde caerse muerto, tú mereces mucho más que eso, si quieres puedo averiguar los solteros que estén a tu altura para que los conozcas —detuve lo que estaba haciendo para mirarlo.

 

—Te voy a decir esto una sola vez, pues ya sabes no me gusta repetir, mi vida, mis decisiones, si no te gusta puedes dimitir, sabes que me importa un pepinillo, lo que piensen los demás, amo mi carrera, amo bailar, pero nadie estara por encima de mí, a mí me enseñaron que nadie es mejor o peor que yo ah y recuerda que yo no soy la mandadera de nadie y si tienes dudas comunícate con mis padres —me fui haciéndole señas a mis chicos de seguridad para que este no me siguiera.



#16604 en Novela romántica
#3030 en Chick lit
#10168 en Otros
#1500 en Humor

En el texto hay: romance, drama, diferenciaedad

Editado: 27.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.