¡ Oye doctor! ¿bailamos?

Capítulo 5

Bebida, locura, limpieza de basura y nueces

Lissette Walker Santiller

 

—Tú— musité emocionada, ni siquiera me importaba que hubiera tirado mi bebida, estaba feliz de verlo frente a mí en mi ciudad.

 

—Vámonos—la autoridad con la que hablo me puso mucho y asentí sin mirar a Alonso, estaba tan embobada que ni me despedí.

 

—¿Vienes en tu auto? ¿Dónde está tu seguridad? ¿Quién era ese tipo?—el resoplo cuando no le respondí, pero es que aún estaba en shock.

 

—Niña mimada respóndeme—aturdida, asentí y señale mi auto, por alguna razón mi dos chicos de seguridad no estaban por ningún lado lo que era muy extraño.

 

—Súbete y dame las llaves, iremos a tu casa, dame la dirección—su voz estaba ronca y me tenía húmeda en partes que no deberían estarlo.

 

Puse la dirección en mi GPS sin dejar de verlo con miedo que era una aparición o ilusión mia.

 

—Ya deja tu acoso Minions, dio la casualidad de que estaba en una convención aquí desde el miércoles, incluso no pude ir a ver los chicos ayer iré mañana—desde que menciono a los niños trate de regular mis emociones.

 

Minutos después llegamos a mi casa, mi padre ya salía alarmado y cuando me vio vi un gran alivio en sus ojos.

 

—Oye imbécil te llevaste a mi hija después de alejar a su seguridad—no lo vi venir, mi padre le dio un puñetazo a Calvin en su bello rostro.

 

—Christian Walker—grito mi madre, mi sexi doctor se tambaleó un poco, pero en cuanto se recuperó hizo lo que jamás pensé. Le devolvió el golpe.

 

Y preguntan por qué me gusta el man, cielos golpeo al magnate de los bares, casinos y hoteles más influyente de Nueva York, Christian Walker.

 

—¡Dios! —grito mamá sorprendida.

 

—Ya he recibido muchos golpes en mi vida para dejarme golpear por un hombre que debería estar agradecido conmigo por salvar a su niña mimada — escupió molesto sobándose el golpe.

 

—Eres un insípido doctor de clase baja que no sabe donde guardar su instrumento—dijo refiriéndose a su entre pierna.

 

—Al menos yo puedo contar con una mano los orificios que ha conocido, sin embargo, usted ni con todos los dedos de sus hijos y descendientes le alcanzara — ok me enamore por segunda vez.

 

—Y el doctor la saco del estadio—grita mi madre y me echo a reír.

 

—Eres un joven muy irrespetuoso decir esas cosas delante de mi hija y esposa—habla mi padre avergonzado, pero su pasado es de dominio público. Mi doctor suspira, pasa la mano por su sexi cabello despeinándolo luego maldice en varios idiomas, no sabía que hablará más que español e inglés.

Interesante.

 

—Yo no vine a pelear, pero le diré que vigile mejor quien rodea su hija, si no hubiera llegado quizás ahora estaría siendo violada en algún terreno baldío o un motel de mala muerte que sé yo— un profundo silencio reino en la entrada de mi casa.

 

—¿Qué quieres decir con eso muchacho? —mi madre tiembla acercándose a mí que lo mira confundida.

 

—Oye Minions que hice yo cuando te vi—cierro los ojos maldiciendo.

 

—Hiciste caer mi bebida—asiente ante mis palabras.

 

—Mire señor Walker, no sé qué paso con los hombres que deben cuidar a su hija, pero cuando entre de solo acercarme pude notar que había una sustancia en la bebida de su hija, por eso lo hice caer y la aleje del tipo que estaba sentado a su lado, ocúpese de eso yo debo irme mi vuelo saldrá en menos de dos horas—él se aleja, pero mi madre sé a cerca y le toma el brazo.

 

—Espera ….

 

—Calvin Meléndez para servirle, y no se preocupe, solo presten atención a su hija y cambien esos hombres que la cuidan, no sirven para hacer su trabajo— termina de hablar y me mira por un segundo.

 

—Niña mimada deja de confiar en todos, a veces quien tiene rostro de oveja puede ser un lobo feroz, te lo digo por experiencia— se aleja dejando a mi padre marcando por teléfono y a mí con una gran angustia en mi pecho.

 

—Lissette entra a la casa —asiento mirando hacia fuera.

 

—Tranquila, ya mande a mi chofer a que lo lleve—asiento y me siento en el sofá, empezó temblar cuando me doy cuenta de que si no hubiera sido por él quizás…

 

—Papá mata a Alonso, todo es su culpa, hace unos días me ha estado haciendo sentir incómoda por como me toca los hombros y las manos, su mirada es de pervertido y estoy segura de que fue él—mi voz tiembla, pero lo digo claro.

 

—Ese desgraciado deseará no haber nacido, ya me dijeron los muchachos que cuando fuiste al baño él te siguió y regreso casi un minuto después diciendo que necesitabas toallas femeninas y tampones con urgencia—niego y mi padre empieza a maldecir.

 

—Lissette vete a Boston y no regreses hasta qué yo te avise, llevarás más seguridad, nena acompáñala también ira Camill tómenlo como vacaciones—si mi padre aleja a mi madre es porque hará cosas que no quiere que sepamos.

 

Una hora después estamos las tres en el jet camino a Boston, mi madre se trajo a la pequeña Oslin mientras mi hermana mayor se negó a venir.

 

—Mami, ¿crees que papá lo Ya sabes? —Paso mi dedo pulgar por mi cuello.

 

—Ojalá aún no dejo de imaginarme lo que hubiera pasado si el doctor no hubiera aparecido —yo no lo quiero ni pensar.

 

Camill me abraza y miro por la ventana, no dejo de pensar en mi sexi doctor, mañana iré temprano a ver a los niños y así podre pasar tiempo con él, mi plan debe seguir en marcha.

 

Son casi las 11:30 de la mañana, mi madre y hermana no me dejaron venir sola al orfanato, por lo que aquí estamos repartimos todo lo que trajimos a cada niño y estos estaban felices con sus prendas y juguetes nuevos.



#12949 en Novela romántica
#2415 en Chick lit
#7577 en Otros
#1206 en Humor

En el texto hay: romance, drama, diferenciaedad

Editado: 27.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.