Chris Junior Walker-Jones
Aun aturdido y temblando salgo del departamento como alma que lleva el diablo, subo a mi auto y sin importarme la hora conduzco a casa de mis padres.
No es posible que esos niños sean míos, siempre me cuido y la unica vez que sospeche me asegure de darle la pastilla de emergencia, además quien en su sano juicio deja a unos bebes que acaban de nacer en casa de un desconocido solo porque dono el esperma, soy un imbécil que no se sabe ni cuidar sí mismo menos a dos incordios que solo lloran y cagan.
Inhaló y exhalo en multiples ocasiones mientras conduzco sin importarme mucho las señales de tránsito, es tarde en la noche y por suerte las calles están tranquilas.
En menos de lo que esperaba estaba entrado por los portones de la casa de mis padres, los hombres que custodian me miraron algo confusos por mi inesperada llegada a estas horas, ni siquiera pude avisar que vendría ya que mi teléfono quedo en algún lugar de mi departamento cuando estaba con la bella chica que el nombre ni lo recuerdo.
Al parecer le avisaron de mi llegada, pues cuando entro escucho los pasos de mi padre, pero al verlo vestido supongo que habia salido y recién llegan.
—¿Hijo que sucede? Acabamos de llegar de una cena con mi hermano y cuñada cuando te escuche llegar y decidi bajar—mi padre se acerca mientras tiene la corbata floja al igual que algunos botones, el tiene unos cincuenta y pico de años pero no los aparenta ya que luce muy joven, en forma y elegante.
—Estaba en mi departamento de soltero a punto de tener sexo con una chica que conocí en el bar tocaron el timbre y afuera estaba una canasta con dos bebes que dice son míos yo no sé cómo paso—digo caminando de un lugar a otro.
—Madre, estoy en problemas con dos incordios en miniatura—digo al verla bajar.
—¿Cómo?—responde confusa.
—En mi departamento de soltero llego una canasta con dos bebes recién nacidos que dicen ser mis...
—¿Mis nietos ya nacieron?—la pregunta de mi madre me confunde mucho.
Ella camina hacia nosotros mi padre está igual de feliz, ella nos toma a cada uno de un brazo y entrelazándolo con los nuestros nos lleva a su despacho.
—Les contare la historia no podía decir nada antes por qué era trabajo—yo me he quedado igual que hace un rato cuado supe lo de los bebes ya que era mucha información para digerir en un solo día.
—Espera amor necesitamos un trago—dice mi padre, mi madre le sonríe en sus ojos hay un brillo que imagino se debe no solo a que lo ama sino a la información que tiene para darnos. Tomo el vaso que mi padre me ofrece y de un trago me lo bebo todo.
—¿Por cierto donde están los bebes?—cuestiona al darse cuenta de que obviamente estoy solo.
—Hui en cuanto desperté de mi shock…
—¿Los dejaste solos, imbécil?—grita caminando a la puerta aunque cuando paso por mi lado me dio en la parte trasera de la cabeza.
—No, la chica con la que iba a tener sexo se quedó con ellos o al menos eso espero—ella me mira mal, mi padre me pide que la llame y decirle que espere, pero no me acuerdo ni de su nombre.
—Vamos en el camino les relato que sucedido hace dos semanas cuando una hermosa rubia embarazada entro a mi oficina diciendo que lleva a mis nietos en su vientre y no los queria…
Abril Jones-Walker
Flashback
—Este es el caso de la chica que pidio tus servicios, no me dijo mucho solo que necesita consejería para renuncia a su maternidad—asiento y empiezo a revisar los documentos.
Es una mujer de 25 años, tiene 32 semanas de un embarazo múltiple, no le ha notificado al padre, pero se los quiere dejar a gel, explica que no tiene ningún instinto maternal, que su sueño es recorrer el mundo y no gastar su dinero en pañales y fórmula infantil, además asegura no sentir ni siquiera empatía por las criaturas.
Me parece muy raro que no sienta nada, pero igual sabré más del asunto cuando llegue a su cita dentro de un rato.
Sigo revisando otros documentos y dando consejos de otros casos, esta firma nos pertenece a mi cuñada su esposo mi sobrina y yo tenemos dos amigos socios que en conjunto hacemos un excelente trabajo.
—Señora ya llego su cita de las 3:00 pm —dice mi secretaria y le pido que la haga pasar. una hermosa rubia hace su entrada con una bonita panza de embarazo, su sonrisa es preciosa y sus ojos tan azules como el cielo.
—Hola, bienvenida, toma asiento—le señaló la silla luego de extenderle mi mano.
—Gracias, señora sé que le parecerá extraño que yo la pidiera usted cuando esta no es su rama pero yo que esto la afecta a usted directamente quise hacerlo asi—dice eso y estoy muy confundida, pues no comprendo, a qué se refiere.
—No estoy comprendiéndote tu nombre es...
—Soy Hana Antonella Stewart, todo lo que diga quedara bajo protección y nadie se enterara. ¿Cierto?—cuestiona y asiento, es mi deber no hablar sin su permiso aunque sea para defenderla.
—Bien, hace un tiempo pase un fin de semana con un chico, tuvimos mucho sexo y eso nos llevó a que la última vez el sospechara que el preservativo se rompió, fuimos por la pastilla de emergencia y nos despedimos ninguno queria nada serio, me dejo su número por si acaso pero lo deseche segura de que todo estaría bien...
… Tres meses después descubrí que estaba embarazada fui a buscarlo y lo vi con dos chicas entrando al departamento y no pensé justo arruinarle su vida si ni siquiera deseaba quedármelo. Al principio queria dar el bebe en adopción pero al descubrir que serían dos me dio lástima separarlos, estos meses estaba analizando que hacer hasta que me di cuneta que no seré buena madre no los quiero y no creo que mis sentimientos vayan a cambiar, no me veo cambiando pañales, jugando con ellos o alimentándolos. Por lo cual decidi entregárselos a su padre—termina de contarme y aun no comprendo por qué me afectaría directamente a mi.