¡ Oye guapo! ¿eres soltero?

7 Encantadores

Camila Beepat

—Si pudieras hacer que se callen te daría un aumento del 50% y vacaciones pagadas, no encontramos que hacer para que descanse sus pulmones y nuestros oídos—musito la madre de Chris, la señora se notaba cansada en extremo.

Me di cuenta de que si podía lograr que me ayudaran y protegieran no podría mi padre o los Moreira alcanzarme ya que según mis investigaciones son gente de mucho dinero y poder.

Tienen grandes empresas hoteles y no recuerdo que más, no pretendo ser interesada pero las oportunidades no se pueden dejar pasar.

—Si me prometen protección yo puedo hacerlo—mi voz salió nerviosa pero a la vez fuerte, la secretaria Chris y su madre me observaron incrédulos o dudosos no sé exactamente.

—Eres...

—Soy Camila, yo fui...

—Te recuerdo y acepto—musito la elegante mujer luego ella empujó la carriola hacia la oficina con su nombre en la puerta.

—Si haces que se calmen que duerman y no lloren 22 horas al día me caso contigo y te doy el 90% de todo lo que poseo—musita Chris poniéndome nerviosa a tal punto que creo que hasta me sonroje, imagino que bromeaba.

Entramos y pude ver los pequeños llorando inquietos me senté y acerque la carriola a mi para sacarlos y brindarle un poco de calma que tanto necesitan.

—Déjame ver que tenemos aquí—expreso sacando primero a la nena y luego al nene ellos lucen ansiosos y buscan algo, me siento como india olvidando la etiqueta y los coloco entre mis piernas y muslo.

Comienzo a cantar una cancion de cuna que me cantaba mi madre y lloro recordando que nunca volveré a escuchar su voz.

—¿Camila que te sucede?—no respondo la pregunta hasta que los bebes están dormidos en la misma posición que los puse al principio.

Son tan tiernas y encantadores que no entiendo como su madre fue capaz de abandonarlos el mismo día que los trajo al mundo.

Abril y su hijo me observan detenidamente, pensé en esconder mi pasado peor si quiero que ellos me ayuden lo mejor es decir todo y no esperar a que algo suceda para hablar.

—El día que nos conocimos cumplí 18 años mi padre me habia vendido desde hace dos años al hijo de su amigo me comprometió si yo querer  y nunca había salido me lo permitió porque era consiente que viviría un infierno al lado de un machista misógino, pero mi madre habia armado un plan, nosotras habíamos sufrido maltrato desde que recuerdo bueno ella y por mi hizo lo inimaginable, provoco a la bestia que me engendro para que la matara asi la boda que debía ser hace unos dias no se diera, mi padre debería estar preso pero gracias al dinero y sus influencias está suelto y quiere que me case con alguien que no deseo y es mayor que yo, lo unico que quiero es que la muerte de mi madre no sea en vano ella murió para que yo fuera libre y feliz, sin embargo ellos me andan buscando y si me encuentra no sé dé que serían capaz, necesito ganar dinero en un trabajo que no se exponga mi persona, acepto ser hasta sirvienta peor no permitan que me encuentre—musite aun con lágrimas corriendo por mi rostro.

—Tranquila, pequeña, desde ahora yo te cuidare solo necesito que me ayudes con los niños, si quieres no tienes que salir y tendrás todo lo que necesites—musito Chris y asentí.

—Quiero que me des todos los datos de tu familia discretamente investigare sobre ellos para estar prevenidos—asiento ante la señora mientras observo los bebes.

Le conté lo de mi tía el dinero y lo que me habia dejado mi madre tambien de mi padre y todos los datos que necesitaran.

 

—¿Puedo preguntar que paso con su mamá?—cuestiono, ellos suspiran.

—Ella dejó los papeles en orden, además hicimos una prueba de ADN para confirmar no tengo dudas ellos son míos, estos dias hemos estado llevándolos a diferentes medicos, pues se la pasan llorando y casi ni duermen, bueno dormían—dice Chris observando sus bebes dormir sobre mi como si fuera el colchón mas cómodo del mundo.

—Me alegro de que se calmaran conmigo—expreso.

—A lo mejor como apenas tenian horas cuando lo acostaste en tu pecho ellos asumieron que era su madre y por eso han estado asi desde que te fuiste—la miro sorprendida y ella rie.

—Tranquila no es tu culpa, creo que deberíamos ir por tus cosas a donde te estás...

—No es necesario todo lo traigo en esta mochila siempre la tengo conmigo por si debo escapar lo demás está en un casillero alquilado—musito, esa fue unas de las ideas de mi madre nunca dejar nada en ningún lugar que deje señales de que estuve allí.

El bebe se empieza a  mover al aparecer estar por despertar y no me quejo, pues mis piernas están entumecidas.

—Mucho duraron—expresa su padre mirándolos con recelo, no sé por qué eso me molesto pero le señaló la pañalera.

—Deben tener hambre—musito y busco la fórmula, preparo dos biberones luego de dejarlo en el sofá con una de mis piernas sirviendo de baranda para que no suceda un accidente.

—Sin duda tienes un don—expresa la señora y me sonrojo.

—Y siendo tan joven puedes con esos pequeños inc... digo con los bebes—veo como la madre lo reprende con la mirada.

—Desde muy pequeña mi padre le decía a mi madre que debía enseñarme a ser una buena esposa y saber cuidar de mi marido la cas ay los hijos asi que cuando el o alguien más estaba presente lo hacían, pero en secreto me enseño a ser fuerte y me daba consejos para querer más que eso—le aco los gases a los bebes y vuelven a dormir.

—Eres una encantadora de bebes—musita la madre de Chris y sonrió.

—Ellos son los encantadores, permíteme felicitarte tienes dos hijos preciosos—el me mira con los ojos muy abiertos como si lo que dije fuera descabellado.

—Lo siento no quise…

—No dijiste nada malo lo que pasa es que  hasta ahora nadie me felicito—dijo mirándome fijamente.

—Debe ser porque no has demostrado que los quieres o siquiera te interesan estás cumpliendo por mera responsabilidad—lo que dice su madre lo hace bajar la cabeza parece avergonzado.




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