Narrador omnisciente
Tres hombres estaban buscando por todos lados a Camila sin éxito alguno, Douglas estaba enojado, pues no entendía como esa mocosa se le salió de las manos a su padre y ahora el futuro de su hijo si dinero quedarían en la nada.
El señor Camilo Beepat tenia casa por cárcel y un grillete electrónico por lo cual lo tenia constantemente vigilado tenia un perímetro que respetar asi que se veía algo restringido para buscar a su hija y eso lo enervaba muchísimo.
Esa mocosa lo habia dejado como un mal padre e irresponsable por no poder controlar a una mujer insignificante.
—Mis hombres la encontrarán es una niña que nunca salía de casa no tiene apoyo ni dinero más que lo que valían sus aparatos electrónicos así que supongo que pronto volverá muerta de miedo con hambre y arrepentida—expreso mirando a los hombres que le debía millones.
—Eso espero y la quiero virgen no pienso tomar una esposa usada por alguien más—musito Donovan el asintió y los vio irse molestos.
Puso todos sus hombres en movimiento e incluso pidio a ayuda a Jacob de decirle cualquier cosa que viera en su mujer o si pedía dinero para algo extraño, este estuvo de acuerdo peor lo cierto es que su esposa no hizo nada fuera de lo común.
...
Unos dias después supieron que ella estaba alquilando con el nombre de su madre y cuando llegaron al lugar no encontraron nada, les informaron que la chica se habia ido dos dias antes y no habia regresado.
Una pista más que no los llevaba a nada, ya habia pasado 15 dias desde el funeral y no sabían donde más buscar, incluso la dieron por perdida, pero desestimaron el caso ya que ella mandó evidencias de que estaba bien y se habia ido porque no deseaba estar cerca del asesino de su madre.
Mientras el señor Beepat y los Moreira buscaban como locos a Camila ella estaba en una hermosa habitacion sentada en una gran mecedora con dos pequeños de 19 dias en su regazo.
Ella estaba feliz de poder cuidarlos, consentirlos y apapacharlos todo el tiempo, los pequeños se portaban bien con ella y se sentían a gusto con su cercanía.
—No me parece justo que aun no tengan nombre si no se los pone su padre lo haré yo—expreso ella viéndolos con gran amor.
—Estás en todo tu derecho, mi hijo se ha vuelto estúpido y no se pone en lo que debe con su hijo...—Camila se apenó al verse descubierta, el rojo cubrió sus mejillas y sintió miedo de que la echaran.
—Yo no quise ser una persona con derechos—musito avergonzada.
Abril se carcajeó, pues la chica le tenia un poco de miedo y era raro que fuera asi, pero entendía que en su pasado le habia enseñado que las personas con más poder tenian mayor rango y podían elegir a quien eliminar.
Ellos no eran asi en absoluto pero debía mostrárselo con el ejemplo y acciones y no con palabras, todos estaban felices con Camila, era respetuosa, cariñosa y educada, los bebes había dado un cambio del cielo a la tierra.
Los niños aun lloraban, pero en menor cantidad, Camila habían creado una rutina que poco a poco iban tomando, los levantaba a las 7:00 de la mañana, le daba su biberón y les cambiaba el pañal los dejaba dormir un rato mientras ella tomaba una ducha y desayunaba, levantaba su habitacion y preparaba las cosas para los bebes, entre las 9:30 y las 10:00 de la mañana ya estaban despiertos tomaban otro biberón y ella los mimaba un poco antes de que estos pasearan por todo el salón y el balcón.
Almorzaba con ellos encima porque no dormían hasta las 1:00 o 2:00 de la tarde, no los dejaba dormir mucho, pues queria que durmieran más tiempo por noche, Chris por lo general se pasaba a verlos pero su visita no duraba más de cinco a diez minutos.
A las 6:30 empezaba la rutina nocturna, Les daba un baño, por separado unos masajitos y los alimentaba luego los arrullaba en la mecedora por algunos minutos hasta que caían rendidos entre 7:30 y 8:00 de la noche, por lo general en ese momento se dedicaba un poco a ella misma hasta que entre la 1:00 y las 2:00 de la madrugada despertaban a comer.
Chris ayudaba en este momento aunque ninguno decía nada, ella se percató que el no sentia aun amor de padre por ellos y aunque entendía que debía pasar tiempo con ellos para que la conexión llegara no era su lugar opinar.
—Le dire a Chris que tiene hasta el lunes para darme los nombres ya deberían estar registrados—musito la abogada metida en su papel.
—Estoy de acuerdo—Camila respondió mientras con destreza dejaba los bebes en su cuna, nadie entendía como a tan corta edad tenia la capacidad para atenderlos sin quejarse y sobre todo hacerlo tan bien.
—Seras una madre estupenda en el futuro—Camila miro los bebes y se sintió mal, ya los sentia como suyos y temía que la madre biológica se arrepintiera y regresara por ellos.
—Que digo ya lo eres, mis nietos te sienten y te creen su madre, gracias por amarlos y cuidarlos con tanto esmero, ellos te aman—le dijo abrazándola con cariño, uno que se habia ganado sin darse cuenta.
—Yo tambien los amo...—expresa Camila mirando la cuna donde los ha acostado a ambos juntitos.
—Lo sé de eso no me cabe la menor duda—le respondió mirando los pequeños.
—Son tan inocentes, tiernos y encantadores que simplemente no sé cómo alguien puede rechazarlos o no amarlos es incomprensible para mi—expuso sería.
—Yo tampoco, pero en fin vamos a cenar tu y yo y me cuentas un poco sobre tu infancia y tu madre —Camila asiente, no es de las personas que reniega de los muertos.
—Sabe usted me recuerda en ciertas cosas a ella—dice haciendo que la abogada sonría.
Llegaron al comedor donde la cocinera sirve la cena para ambas Chris llega minutos después y come en silencio mientras las mujeres hablan.
—Hijo tienes hasta el fin de semana para decidir nombres para tus hijos.—Abril sentencio esas palabras con firmeza y el asintió mirando la joven chica que actuaba como madre para sus mellizos.