SEIS: Basquet club.

Miércoles

Había hecho un descubrimiento importante en relación al chico de ojos rasgados: Era parte del equipo de Basquet.

En las múltiples ocasiones en las que paseaba por el patio de la universidad, podía mirarlo jugar, junto a muchas otras personas más, en la cancha de básquet.

Por suerte, el estar rodeada de tantos espectadores me hacía pasar de manera desapercibida.

No era una acosadora, pero simplemente no podía evitar míralo jugar. Bueno, mejor dicho, simplemente no podía evitar mirarlo.

Su rostro se encontraba completamente concentrado mientras trataba de esquivar a los del equipo contrario.

— ¡Estoy libre! —gritó al número nueve. Este le aventó la pelota.

El chico de ojos rasgados rápidamente la tomó, y comenzó a driblarla hasta estar en una posición libre para arrojarla al aro.

Tomó la pelota con ambas manos, y en un rápido impulso la arrojó, encestándola.

Las personas en las gradas comenzaron a gritar, celebrando la jugada.

—No sabía que te había comenzado a gustar el básquet —Ronny, quien pareció de la nada, habló sobre mi hombro, asustándome.

Este rio por mi reacción.

—Eres un tonto, casi me matas del susto.

Ronny pasó su brazo sobre mi hombro, mientras se concentraba a mirar el juego también.

—Sólo estaba mirando como jugaban, nada más.

Apenas terminé de hablar, volví a dirigir la mirada hacia la cancha.

El equipo había anotado otra cesta, haciendo que el público volviera a vitorearlos.

Traté de ubicar nuevamente mi objetivo, y por un instante, pude sentir como mi corazón latía rápidamente.

Él estaba mirando a donde yo estaba.

Sólo fue unos segundos, y quizás no era a mí a quien veía, pero sin dudas, ese chico ponía a latir a mi corazón de manera frenética.

— ¿Estás bien? Tienes las mejillas rojas, quizás deberíamos salir del sol.

Sí, creo que debería salir de aquí.

—Sí, estoy bien, creo que un poco de sombra sería lo mejor.