–Confirmado, hubo un sobreviviente.
En lo alto de un edificio cercano a la salida de la ciudad, un par de personas observaban lo que sucedía. Habían visto toda la escena, desde que el hombre se levantó del suelo, hasta que eliminó a los agentes completamente desarmado. Uno de ellos, una mujer con un atuendo militar de color verde, tenía un par de binoculares, con los cuales observaba al chico mientras corría por el costado de la carretera, mientras que el otro, un hombre con un atuendo militar de color blanco, estaba acostado sobre una mesa frente a una ventana, sostenía un rifle de precisión, con el cual le apuntaba al chico.
Lentamente, tiró del cerrojo del arma y colocó una bala en el cargador, posicionó el rifle en su hombro y comenzó a seguir su trayectoria.
El centro de su mira estaba sobre su cabeza. Lo eliminaría de un solo tiro.
Ambos veían cómo la mano del chico estaba sujeta a su cuello, tratando de ocultar algo. Ninguno de los dos sabía de qué se trataba.
–Listo para disparar.
El hombre llevó su dedo al gatillo y se preparó para recibir indicaciones. Ellos estaban ahí para vigilar la carretera, pero se encontraron con esa escena esta mañana. No le habían tomado importancia, ya que el turno de la noche era de otra pareja, pero, en el momento en que el chico se levantó, ambos comenzaron a observarlo.
Todo empeoró cuando llegaron los autos de la agencia de inteligencia y siguieron al chico. Este simplemente los mató.
–Esperando confirmación.
La mujer llevó la mano derecha a su oído, una voz casi robótica se escuchó en su auricular.
–Objetivo confirmado, proceda a eliminación.
–Sergi, tenemos confirmación de la estación.
El hombre volteó hasta su acompañante, perdiendo de vista el objetivo.
–¿Cuántas veces te voy a decir que no me llames Sergi? Mi nombre es Sergev.
–Sí, lo que digas.
Sergev volvió a ponerse en posición de disparo y enfocó al chico que seguía corriendo. Llevó su dedo al gatillo, y tiró de este.
*****
Sabía que alguien me estaba observando. Levanté mi vista hacia una de las torres cercanas a la carretera, y, por un momento, pude ver el reflejo de algo similar a una mira telescópica.
–¿Otro francotirador? Este no es mi día de suerte.
Aún con mi mano cubriendo mi marca, traté de moverme para encontrar un lugar para cubrirme, pero no había nada. A un lado de mí, estaba la carretera, y al otro, en campo que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. No había nada que me pueda proteger.
Traté de usar la distorsión, pero no sucedió nada. Una punzada golpeó mi cabeza, era el límite de mis habilidades como Reina. Ya no podía hacer nada.
Entonces, escuché un disparo, al mismo tiempo que veía como el tiempo comenzaba a ralentizarse. Era otra de las habilidades de la Reina, poder manipular el flujo del tiempo ligeramente. No podía detenerlo debido a mi estado, pero podía hacer que fluyera más lento, para tratar de esquivar el tiro.
Veía cómo la bala se acercaba rápidamente hacia mí, no tenía escapatoria.
Traté de salir de su trayectoria, pero mi cuerpo no se movía como yo quería. La bala sin duda me impactaría.
¿Así iba a terminar mi vida?
Traté por última vez usar la distorsión, pero no funcionó en absoluto, solo incrementó mi dolor de cabeza exponencialmente. Veía el trayecto del proyectil.
Este impactó de lleno en mi pecho. El tiempo volvió a fluir con normalidad. Caí al suelo mientras la sangre comenzaba a brotar de la herida. No sabía si estaba vivo o muerto. Mi mano soltó lo que quedaba de mi camisa, descubriendo mi marca.
No era una marca común, sino una especial. Tenía la forma de una Reina, pero con características de Rey, como el color. Todas las piezas son de un tono gris cuando no pertenecen a ningún Rey, pero esta era de color negro. Sí, gracias a mis padres, mi pieza era una fusión entre las dos piezas más fuertes, el Rey y la Reina.
Pero de nada sirve tener una unión imposible, si una bala te impacta en el pecho.
Esta vez, había muerto de verdad.
*****
Mensaje del sistema
–1 vida. Habilidades de Reina eliminadas
Espere una hora antes de reaparecer.
*****
–Objetivo abatido.
El sonido del disparo hacía eco en los oídos de la mujer mientras ella daba el reporte a la central.
Sergev tiró del cerrojo de su arma y expulsó el casquillo vacío al suelo, mientras cargaba otra bala en la recámara del arma. Después de recargar, se levantó de la mesa y se dirigió al otro extremo de la habitación. En esa parte, había una cama de tamaño matrimonial que usaban para dormir.
–Otro tiro perfecto.
Sergev tenía un récord perfecto de disparos dentro del ejército, y esta muerte solo había crecer aún más su récord personal. Llegó a la cama y se dejó caer en ella, como si estuviera regresando de hacer un arduo trabajo.