P E Ó N [ #1 - Los Fugitivos ]

Capítulo VII

Caímos desde una altura de casi mil pies de altura sobre la ciudad. Julie se acercaba a mi mientras trataba de crear una distorsión para amortiguar la caía. No traíamos nada para planear en el aire, por lo que golpearíamos el suelo si no hacíamos algo.

–Vaya caída la que nos espera.

Estaba calmado, sabía que no moriría por ningún motivo, pero me preocupaba Julie, ella no estaba en la misma posición que yo. Traté de controlar nuestra caía mientras nos acercábamos al suelo.

Cuatrocientos, trescientos. La distancia a una muerte segura era cada vez más corta.

–Tranquila.

Julie estada desesperada, podía sentirlo, así que traté de calmarla. Ella no era muy buena con las alturas, por lo que debe estar sufriendo en este momento.

La abracé en el aire y volteé la cabeza al horizonte.

—Si tan solo pudiera usar mi habilidad, saldríamos de esta.

Un avión no tripulado se acercaba a nosotros, parece que nos habían encontrado más rápido de lo que pensé. Julie estaba con su cara en mi pecho, por lo que no podía ver lo que sucedía a nuestro alrededor.

No quería estresarla más, así que traté de resolver el pequeño problema en el que estábamos. Levanté mi brazo y lo dirigí hacia la nave, mientras esta seguía su ruta hacia nosotros. Mi idea era controlarlo para poder aterrizar en tierra a salvo.

—Vamos.

Traté de alterar la navegación para hacer que nos lleve hacia donde necesitamos. Frente a mí, apareció una pequeña pantalla de color verde, flotando frente al avión, traté de teclear lo más rápido posible para adentrarme en su sistema. No era el mejor en la división de informática, pero sabía alterar las comunicaciones sin que nadie lo notara.

Después de unos segundos de tratar de controlarlo, la nave cedió. Se aproximó a nosotros y me tomé de esta. Cualquier persona que viera la escena podría pensar que está alucinando. Un par de personas sujetas a un avión de reconocimiento sobrevolando el cielo no es algo que puedas ver todos los días.

La nave nos dejó a salvo cerca del exterior de la ciudad. Reconecté sus circuitos e hice que regresara a su ruta normal, no quería llamar la atención.

Debido a que aún no podía caminar, caí al suelo, Julie terminó sobre mí. Ella seguía aferrada a mi pecho, creo que su miedo a las alturas debe ser muy fuerte, no me soltaría a menos que lograra calmarla.

–Julie, puedes abrir los ojos, ya estamos a salvo.

Ella pareció percatarse de la situación y se separó lentamente de mí, poniéndose en pie, mientras observaba el paisaje que la rodeaba. Pude escucharla suspirar mientras respiraba profundamente.

Eso había sido sencillo.

Traté de levantarme, pero mis piernas aún no tenían la fuerza suficiente para sostenerme, por lo que Julie me ayudó a ponerme en pie, y suelo, me apoyé en su hombro para poder caminar.

Nuestro paso era lento, pero, debido a que estábamos en una parte casi deshabitada de la ciudad, no teníamos que preocuparnos porque nos encontraran, después de todo estábamos usando una apariencia falsa.

–Eso fue una locura, no lo volveré a intentar.

Julie parecía aliviada, ella parecía estar más segura en tierra firme que en el aire. Bueno, no creo que haya necesidad de volver a saltar mil pies de altura.

–Tranquila, no lo volveremos a hacer.

La razón por la que me dirigí a este lugar es bastante simple, la zona norte es donde se encuentran las casas de las piezas más altas, como son los Alfiles y Caballos, por el contrario, este lugar está lleno de Peones.

No nos encontrarían en un tiempo.

Cerca del lugar donde aterrizamos había una pequeña choza hecha con madera, estaba seguro que se caería en cualquier momento. Nos dirigimos a ella.

Yo avanzaba a duras penas mientras me apoyaba en Julie. Había arena bajo nuestros pies, ya que la ciudad estaba ubicada cerca de un desierto. Podía ver las huellas que habíamos dejado, ser borradas por el viento que soplaba, levantando pequeñas nubes de polvo.

Llegamos a la choza y tocamos la puerta. Se escuchó cómo alguien corría en el interior.

Por seguridad, dimos un par de pasos hacia atrás para evitar ser golpeados con la puerta, la cual se abrió violentamente, revelando el interior de la casa.

Una niña de aproximadamente diez años apareció ante nosotros, tenía un largo cabello de color negro, así como ojos de color café y una piel un poco morena. Traía un vestido de una pieza de color rosa claro con remendones visibles. Lo más importante de todo, es que ella tenía una enorme sonrisa en su rostro.

–¿Ustedes son Kay y Julie?

Lo primero que mencionó la niña nos dejó helados. ¿Cómo es que ella conocía nuestros nombres? Además, estábamos usando un anillo que cambiaba nuestra apariencia ante todo el mundo, por lo que reconocernos era imposible.

–Kaly, ya te he dicho que no molestes a las visitas.

Una voz se escuchó desde el fondo de la casa. Kaly, hizo un pequeño puchero y nos dejó pasar.



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En el texto hay: clasessociales, combates, apuestas

Editado: 16.08.2020

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