P E Ó N [ #1 - Los Fugitivos ]

Capítulo XVI

El fuego se había extinguido por completo.

Se podían encontrar los trozos de madera carbonizada que habían pertenecido a las casas. Todo se había reducido a ceniza por completo, era imposible habitar la zona por un buen tiempo.

Parados frente a todo el desastre, había cinco personas con un uniforme completamente de color negro, tres hombres y dos mujeres. Todos caminaban por el lugar en búsqueda de supervivientes. Encontraban restos de lo que alguna vez fueron los habitantes del lugar, sin éxito en localizar a algún vivo.

–Fuaaa –suspiró uno–. Creo que nos pasamos un poco.

–No creo eso, Adler, solo hicimos lo que ese loco del Capitán quería.

El hombre identificado como Adler tenía el cabello de color negro oscuro, sus ojos eran de un color similar. Se podía apreciar su cuerpo bien entrenado sobre su uniforme, y, junto con su piel un tanto morena, le daban un aire de autoridad. Su rostro era más bien alargado, con labios delgados. Torre.

–¿Qué dicen del Jefe?

–Camille, esta no es tu conversación.

Adler contestó a la recién llegada, Camille. Ella tenía en sus manos un pequeño cuchillo, el cual balanceaba de un lado a otro. Su cabello era corto, casi a la altura de los hombros, de color rubio. Sus ojos eran de un color semejante a la miel. Tenía unas prominentes curvas que hacían difícil apartar la mirada de su cuerpo. No era ni alta ni baja. Era la viva imagen de una persona con el ego en las nubes, hablando sin importarle nada. Peón de clase A.

–Oh, cariño, no tienen porqué excluirnos.

–Camille, creo que Adler ha sido claro.

–Eres un aguafiestas, Eduard, hasta tu nombre está mal escrito. Eres un completo desastre.

Eduard fingió no escuchar lo que Camille decía, no estaba de humor como para contradecirla. Él tenía un pequeño trozo de madera entre sus manos, tomado de una de las casas cercanas. Su color de pelo era negro, con ojos color café. No era musculoso, por lo que el uniforme a veces se le veía colgado. Su temperamento era serio, chocando siempre con el altanero de Camille. Se odiaban mutuamente. Torre.

–¿P-podrían dejar de pelear?

Una tímida voz se escuchó a sus espaldas. Una chica de cabello blanco como la nieve, estatura baja y con una figura que no le envidiaba nada a Camillie. Sus ojos eran de un color rosa, completamente raro de ver, un rostro pequeño y redondo, aparentando menor edad de la que tenía, parecía una niña. Hablaba despacio, como si tuviese miedo de algo. Un mechón de su cabello cayó sobre su cara, ocultando parte de su rostro, ella se apresuró a quitárselo mientras se aproximaba al grupo. Peón de clase A.

–No pasa nada, Mia.

–Todo es culpa de Camille.

–Mira, Aly, mejor cálmate.

–Adler, ¿por qué no controlas a tu perra?

–¿¡Qué dices de mí!? –grita Camille.

–Aly, no empeores las cosas. –Adler trata de evitar una pelea.

–Bien.

El chico, Aly, tenía un cabello corto de color gris, sus ojos eran heterocromáticos, siendo el izquierdo de color azul, y el derecho, verde. Un mechón de su cabello cubría la parte derecha de su rostro. Su uniforme tenía una insignia en su pecho en forma de una estrella, la cual indicaba que era el líder de la unidad. Caballo.

–Recordaré esta, Aly.

Camille estaba enojada. Era fácil hacer que explotara y fuese agresiva. Aly sabía esto, así que trataba de hacerla enojar todo el tiempo. Adler tenía que separarlos antes de que en verdad se pelearan.

–Bueno, pasando a otras cosas, Mia, ¿tienes listo el reporte?

–S-sí.

Del bolsillo de su pecho sacó un pequeño dispositivo de forma cuadrada, el cual puso frente a ella. Era una terminal portátil, usada por los encargados de recolectar información en las misiones. Este era el Rol de Mia, ya que ella no podía pelear.

–Se ha destruido el 90% de la zona. No se han encontrado sobrevivientes.

Un mapa a gran escala fue proyectado desde la terminal, el cual mostraba toda la zona sur de la ciudad, así como parte de la zona centro y zona Este.

–Ha acabado con todo aquí –mencionó Eduard.

–No parece tocarse el corazón en este tipo de asuntos –agregó Adler.

–Mia, ¿esa es toda la información?

–Sí.

–Bien, chicos, tenemos que movernos de este lugar.

–¿Tan pronto?

–Adler, ¿Cuándo dejarás de mostrar descontento por todo?

–Tal vez, nunca.

–Muy gracioso.

El grupo comenzó a caminar hacia la salida sur de la ciudad, pasando cerca de una pequeña fuente. Había un cuerpo flotando dentro de ella.

–Creo que se me quitó la sed –dijo Eduard al verlo.

–Ni me hubieses dicho –respondió Camillie.

Mia solamente cubrió sus ojos y apartó el rostro.



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En el texto hay: clasessociales, combates, apuestas

Editado: 16.08.2020

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