Recuerdo que desperté unos minutos después, el chico estaba arrodillado frente a mi, mientras sus manos estaban en mi pierna.
Podía ver el cuerpo inerte de mi madre cerca de mí, sus ojos estaban cerrados. Su cara blusa color azul se había manchado con la sangre que adornaba el suelo.
Abrí mis ojos lentamente, me dolía todo el cuerpo.
–Tranquila, quédate en el suelo.
El chico me hablaba, pero no lograba entender lo que decía. Llevé una mano a mi cabeza mientras trataba de ponerme en pie, el chico me lo impedía.
—¿Qué estás tratando de hacer?
Tan solo pensaba en una cosa en ese momento, el chico tenía la misma intención que mis padres. No podía permitir que el ejército me llevara, tenía que huir. Sí, me iría a un lugar muy lejos de aquí, donde nadie me pueda encontrar. Eso haré.
Había vivido todos estos años tratando de hacer que mis padres pudiesen sentirse orgullosos con mi presencia, pero no lo logré nunca. Cada intento fallido hacia que ellos me odiaran cada vez más. No lo entiendo, yo solo quería que ellos sonrieran. Tan solo me dirigían sus miradas llenas de desagrado, había días, incluso semanas, en los que no los veía en lo absoluto. Sola, encerrada entre cuatro paredes oscuras, con el sol siendo mi amigo, y la luna, mi confidente. Eso no era vida en lo absoluto.
Traté de escapar varias veces, pero mis vecinos me atrapaban y me traían a rastras hacia mi casa, donde mis padres me regañaban. No les importaba herirme, más bien, parecía que disfrutaban hacerlo, es por eso que mi cuarto tenía sangre salpicada en sus paredes.
Yo era la manera en que mis padres dejaran salir su ira.
Y, con todo eso, yo traté de portarme bien, traté de ser una buena niña. Aprendí a leer, escribir y contar. En el momento en que mis padres se percataron de eso, me golpearon y me quitaron los libros que había conseguido tras mucho esfuerzo, incluso me habían hecho un pequeño símbolo en mi antebrazo, para que recordara que no valía nada.
¿Por qué?
¿Por qué me odiaban tanto?
¿Qué había hecho yo para que me tratasen así?
Mi madre mencionó varias veces que yo era un demonio, ¿es eso verdad? Tal vez los demonios existan en esta tierra, y yo sea uno de ellos, por lo que sería lo normal que me entregasen al ejército, para que ellos experimentasen conmigo, y, cuando descubran lo suficiente o se aburran, simplemente desecharme.
Suena a una corta vida, pero, tal vez sea mejor que la que tengo actualmente.
Trato de levantarme, empujando al chico frente a mi. Puedo ver que sus manos tratando cuidadosamente la herida en mi pierna, cubriéndola con un trozo de su camisa color negro. Podía ver parte de su estómago al aire libre, pero no pareció importarle.
Estaba confundida, no sabía qué estaba pasando exactamente.
–Tranquila, apenas han pasado diez minutos desde que te desmayaste, por lo que aun debes estar débil.
El chico trataba de mantenerme en el suelo el mayor tiempo posible, yo necesitaba escapar, él solo es un contratiempo para mi. Debo eliminar cualquier obstáculo para poder escapar.
Sin duda, él apoya a mis padres, por lo que tratará de mantenerme aquí el tiempo necesario para que llegue el ejército por mi, no lo dejaré hacerlo.
Extendí la mano y tomé el cuchillo del suelo, ubicado a poco menos de un metro de mi, el chico parecía estar concentrado en mi herida, por lo que no se percató de los movimientos que hacía. Bien, todo estaba saliendo como quería.
Apreté firmemente el cuchillo con mi mano derecha, y lo acerqué a la espalda del chico, estaba segura de que no me arrepentiría de lo que hacía, estaba tan equivocada.
La hoja brilló mientras descendía sobre el cuerpo del chico, enterrándose hasta el mango debido a la fuerza que había usado. Sentía como la fuerza abandonaba su cuerpo, al mismo tiempo que caía al suelo completamente inmóvil. No estaba muy segura de lo que había hecho, pero, parece que el cuchillo había dado justo en un punto vital.
Había acabado con él.
—¿Estás segura de que eso es lo que querías?
Una voz resuena en mi cabeza, ¿qué está pasando?
Estaba completamente confundida por lo que estaba pasando, primero, mis padres queriéndome entregar al ejército, herir a mi padre y ser ahorcada por mi madre, siendo rescatada por un chico que no conocía, hasta matarlo, y luego una voz aparece en mi cabeza. El día se está volviendo muy extraño.
¿Qué es lo que realmente quiero?
¿Matarlos a todos, hasta que no quede ninguno?
¿Vengarme de los tratos de mis padres?
No, no quiero nada de eso. Solo quería que mis padres me sonrieran, así que estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para lograrlo, creo que no pude cumplir mi deseo, soy un fracaso. Tal vez mis padres tenían razón al llamarme demonio.
–¡No eres un demonio! ¡Deja de llamarte así!
Pude escuchar una voz proveniente del chico frente a mi, estaba segura de que lo había matado, ¿cómo puede moverse? Estaba completamente segura de que había acabado con él. ¿Cómo es esto posible? ¿Esto es una pesadilla?