Cuando despertó sintió que el aire le faltaba, nuevamente todo estaba oscuro pero su cuerpo estaba incómodo y se hallaba en un lugar estrecho. Intento removerse inútilmente sintiendo el “techo” demasiado cerca, era como una caja aunque obviamente no una de cartón. Tras desesperarse y golpear sin éxito el techo se desmayó tras un ataque de claustrofobia. Sus últimos recuerdos eran el intenso olor a combustible y el ruido incomprensible que se escuchaba a lo lejos.
Largo tiempo después recupero la razón tras sentir la fuerte luz blanca sobre su rostro, esta vez se sentía atado, se removió con fuerza sobre la camilla, pero las correas le ataban los hombros, brazos, rodillas y piernas, además de su boca que estaba amordazada impidiéndole gritar o suplicar. Un hombre con bata blanca y cubre bocas entro a la habitación semi vacía que no podía detallar ya que su posición se lo impedía. El hombre tomo una jeringa y acercándola a su brazo la clavo justo en la vena comenzando a extraerle sangre, solo se detuvo cuando esta estuvo llena importándole nada las suplicas acalladas que Taehyung hacía desde su posición.
Pesé al cubre bocas que le tapaba gran parte del rostro pudo sentir la maldad que este le transmitía con su mirada, pues este se había acercado a él para mirarlo como si se riera de su dolor. Y sin más coloco la sangre en un envase de muestra y salió de la habitación dejándolo solo nuevamente.
¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba? ¿Y quién era ese hombre? Sin darse cuenta estaba llorando, tenía mucho miedo y estaba confundido, no entendía nada pero sentía que algo horrible estaba por suceder pues los últimos momentos había pasado por muchas cosas y solo podía esperar lo peor, la ansiedad estaba matándolo lentamente.
Tras llorar se quedó dormido y cuando despertó sentía que su cuerpo le pesaba, aún estaba cansado y adormilado, pero ya no se hallaba en el mismo lugar, estaba en un cuarto vació y oscuro dentro de una celda. El suelo se sentía frío, pero no tenía fuerza para levantarse por lo que perdió el aliento y continuó durmiendo.
Todo era tan confuso ¿por qué desde que su abuela murió se sentía tan solo? Como si nada pudiera llenar su vacío… Ahora se hallaba nuevamente solo en ese frío lugar, sin Jimin y sin nadie que pudiese consolarlo ¿Dónde estaba Jimin? ¿Estaba bien? O ¿también sufría como él? Tal vez ese era su destino y quizá en su vida pasada había sido lo suficientemente malo como para sufrir todas esas cosas. Estar solo era algo a lo que ya debería acostumbrarse pero por alguna razón era algo que le dolió en lo profundo y parecía estar totalmente arraigado a él pues ese ciclo siempre se repetía, era fácil ilusionarse cuando hacía un amigo, sin embargo este no era más que una nube de humo que pronto se desaparecía y volvía a sentirse solo. Que difícil era decir adiós aun cuando las personas pasaban tan rápido por su vida, porque incluso su abuela partió y no se lo llevo con ella.
Las lágrimas nuevamente encharcaban sus mejillas sin querer detenerse, después de todo ese era su único consuelo, llorar y llorar hasta que sentía que su garganta iba a quebrarse y sus ojos se secaban por completo. Después de todo ya estaba roto y muy probablemente no volvería a ser el mismo.
Aquella fiesta se había salido de control, lo supo en cuanto Jimin se acercó a él totalmente tambaleante y le tomo del hombro para no caerse, sentía que el mundo daba vueltas y pronto estaba por ceder también por lo que se aferró a la muñeca de su amigo e intento correr, con pasos torpes pero firmes jalaba el cuerpo ajeno e intentaba huir de allí sin embargo las voces que le seguían se hacían cada vez más fuertes y estruendosas, peor aún, ya no eran voces… Los gritos de agonía y desesperación le inundaban abrumándolo hasta el punto de querer gritar también porque no importa cuánto avanzara solo sentía que estaban más y más cerca.
—¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!– Su garganta ardía tras gritar tan fuerte
Cuando se dio la vuelta Jimin ya no estaba ahí, al contrario solo estaban las sombras y figuras deformes de aquellas almas en pena que desesperadas gritaban en busca de algo de piedad.
Su respiración comenzaba a agitarse más de lo que podía soportar y sus ojos no se molestaron en contener las lágrimas que corrían por sus mejillas cual cascada. Tembloroso y exaltado se retorcía de un lado a otro en el suelo.
En la misma habitación varios jóvenes miraban con terror la escena, ciertamente no era la primera vez que algo así pasaba allí, pero no por eso dejaba de ser impactante y aterrador, muchos sabían que aquel joven frente a ellos estaba entre la vida y la muerte.
Desde que habían llegado allí aprendieron a comprender que sus vidas no eran nada más que un experimento insignificante para aquellos científicos desquiciados que no dudaban en desecharlos fácilmente sin remordimiento alguno.
Minutos más tarde su cuerpo pareció comenzar a ceder y pronto dejo de sentir la exaltación de sus sentidos, toda la adrenalina comenzó a disminuir y entre suspiros iba recuperando nuevamente la razón.
—Parece que está bien…
—Es fuerte, sobrevivirá
— ¿Está bien ahora?
—Lo está
Los murmullos a su alrededor eran cada vez más claros pero aún le costaba abrir los ojos o moverse, su cuerpo se sentía como si un camión le hubiese atropellado seis veces.
De pronto una calidez le invadió el rostro, se sentía suave y de alguna manera le reconfortaba.
—Por favor, di algo… Lo que sea– Habló una voz muy cerca de si
Por alguna razón se sentía forzado a hablar, algo le impulsaba a dar una señal y como pudo abrió la boca soltando un suave “Duele” acto seguido escucho un suspiro de alivio.
Pronto sintió que aquella calidez le abandono.
Tardó bastantes minutos en recuperar del todo la consciencia y cuando finalmente lo logró abrió lentamente sus ojos encontrándose en un lugar diferente y con un joven frente a él mirándole con atención.