🤍Valeria🖤
Mi vida es un reloj. Y no uno de esos relojes de arena bohemios que se venden en las tiendas de "bienestar" para la gente que se toma su tiempo para meditar y encontrar su "yo interior". No, mi vida es un Rolex. Sencillo, elegante y, sobre todo, preciso.
Cada minuto está programado: 6:00 a.m. un vaso de agua tibia con limón; 6:05 a.m. treinta minutos de cardio en la elíptica; 7:00 a.m. revisar la agenda del día mientras sorbo mi batido de espinacas y kale. Sé que suena aburrido, pero es la única manera de mantener la maquinaria en marcha. En mi mundo, la eficiencia es la clave del éxito, y cualquier desviación de la rutina es un fallo en el sistema.
Y claro está, luego está Damon.
Si mi vida es un Rolex, él es un reloj de sol en un día nublado. Inútil, impredecible y exasperantemente informal. En la oficina, nuestra guerra fría no es un secreto. Los novatos se sorprenden, pero los veteranos lo toman como parte del paisaje, como la cafetera que nunca funciona bien o el aire acondicionado que siempre está demasiado frío.
Mi apodo para él es "el irresponsable", y no lo digo con cariño. Lo digo con la exasperación de una ingeniera que ve cómo un arquitecto se empeña en construir una casa con gelatina. Llega tarde, deja sus tazas de café vacías por toda la oficina, y su escritorio parece la zona cero después de un desastre natural: papeles desordenados, bocetos por doquier y una colección de figuras de acción de dudosa procedencia. Cada vez que lo veo, siento un tic en mi ojo. Es la antítesis de todo lo que represento.
Él, por supuesto, me ha apodado "robot". Y aunque me molesta, tengo que admitir que hay una pizca de verdad en su insulto. Mi cerebro es un procesador de datos de última generación. No hay lugar para emociones innecesarias, dramas de oficina o, peor aún, para la espontaneidad. No cuando hay proyectos que necesitan ser entregados, plazos que deben cumplirse y una reputación que mantener.
Mi objetivo en la vida es la perfección. El de Damon es, al parecer, ver cuántas reglas puede romper en un solo día sin que lo despidan. Y lo peor de todo, es que es bueno en su trabajo. Es un creativo nato, un genio de la improvisación que convierte una idea en algo grandioso con solo un par de garabatos. Y eso, lo admito, es lo que más me fastidia. Que un caos andante como él tenga tanto éxito.
Así que, aquí estoy, en mi cubículo perfectamente ordenado, revisando por tercera vez un informe financiero mientras escucho las carcajadas de Damon al otro lado de la oficina. Sé que está contándole a alguien otra de sus estúpidas anécdotas. Y mi única esperanza es que la pared divisoria, que no es lo suficientemente alta para mi gusto, contenga su energía caótica y no se filtre hasta mi oasis de orden.
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Hola mis amores
Espero que esta nueva entrega les guste tanto como Marco y Valentina. Esta novela estará concursando, por lo cual les agradecería todo su apoyo.
Besitos, Ravens