Desde que supe la verdad, que mi madre sigue con vida, mis días en el cielo son, en realidad, un constante y repetitivo infierno.
Nadie quiere decirme sobre Orión o sobre la localización de mi madre. De hecho solo he hablado con mi padre unas dos veces, como si me evitara. Si alguna vez pensé en perdonarlo eso es en tiempo pasado. Porque sus huidas simplemente hacen que mi enojo hacia él crezca.
Y tanto él como yo, sabemos que no me puede retener por siempre. Mi poder aumenta, crece cada día y es un esfuerzo mantenerlo a raya.
Mis entrenamientos son lo más entretenido que ocurre en el días, además de darme la oportunidad de conocer de lo que soy capaz. Me siento entusiasmada y casi perversa al imaginar la reacción de Lucifer cuando vea en lo que me he convertido.
Cuando lo destroce, parte por parte. "Calma, Emma." Y es que la verdad me aterran cada día mas mis pensamientos, que son de una parte de mi que jamás había conocido, aquella que es pura maldad.
Pero claro, a veces olvido lo que soy. Una híbrido, mitad ángel, mitad demonio. Pero a la vez ninguno. Y cada vez que pienso en ello el fantasma de la amargura me invade. Porque si antes pensaba que tenía la posibilidad de pertenecer a algún lugar, ahora simplemente esa esperanza no existe.
Dante y Violet son mi ancla estas semanas, mi empuje a la realidad y el factor que me impide perder la cabeza...completamente. Se han convertido en mis hermanos, aliados y familia. Entrenamos por separado pero pasamos casi todo el día juntos. Si en algo estamos totalmente de acuerdo es en el no salir al exterior, a la ciudad de las nubes, solos.
Aunque tampoco es un problema ya que simplemente no nos dejan. Un guardia se posa en la entrada del establecimiento en el que estamos, dia y noche "Me pregunto si tendrá tiempo de ir al baño". Y ya que la sala de entrenamientos y todo lo que necesitamos está conectado, no hace falta que salgamos.
Y aquello hace que comience a pensar que esto se está convirtiendo en una maldita prisión. Una prisión de lujo con almohadas de terciopelo y duchas calientes. Pero Sitael nos ha explicado que muchos ángeles están conmocionados por nuestra llegada y el que nosotros nos expongamos, solo causaría una pequeña alteración en el sociedad. "¿Angeles alterados? ¿Que sigue? ¿Demonios ayudando a los ancianos a cruzar la calle?" Tal vez estoy exagerando un poco, pero vamos, son ángeles, dadores de luz y protectores de la vida, no deberían temer, en especial aquellos que son entrenados para matar.
Sitael, mi ángel guardián, es el encargado de mis entrenamientos y mi seguridad, aunque me sigo preguntando porque necesitaría un protector cuando soy el ser más poderoso que existe. Y aunque actúa como un adolescente con problemas de actitud, tiene suficientes años para vivir cuatro vidas humanas. Pero es un verdadero maestro de la crueldad, entrenando. Se toma muy en serio su papel y lo peor es que tiene las agallas de reírse cuando los ejercicios me salen mal. "Te estas ganando todos los números, angelito"
Él y Dante han desarrollado una especie de relación amor-odio. Amor por parte de Sitael, que invade la privacidad de Dante cada vez que puede, y odio por parte de Dante, que lo hecha a patadas amenazando con despellejarlo si lo encuentra de nuevo en su habitación transformado en gato. Porque olvide mencionar que el maldito puede y sigue cambiando de forma, por lo que nunca sabes dónde puede estar. Pero a pesar de todo ello, esos dos se traen algo, lo siento. Violet ya ha llegado a muchas conclusiones pero no estamos seguras y tampoco queremos preguntar...porque la ultima vez que lo hicimos, Dante salio furioso y se encerró en su habitación. " Tal vez no era a él a quien debías preguntar"
Pero en este momento ellos no son mi prioridad. Estoy decidida a encontrar una forma de rescatar a Orión y a mi madre. Y si mi padre no quiere ayudarme, lo haré a mi manera. A mi estúpida y suicida manera, pero lo haré. No puedo quedarme de brazos cruzados, aquí, esperando por noticias que quizá nunca llegaran, o que peor, lleguen demasiado tarde.
Salgo de la sala de entrenamientos a las cuatro de la tarde en punto, me dirijo a mi habitación que esta al fin del corredor, apuro mis pasos para evitar que cierto ángel me alcance.
Cuando llego, cierro la puerta con llave y apoyo la frente contra la madera tallada y fría. Violet y Dante deben seguir en su entrenamiento por lo que tomare una ducha y aprovechare a vendarle las recientes y sangrantes heridas. Siseo de dolor e irritación por la sensación de ardor que sube por mis brazos y piernas, donde los cortes con cuchillo son mas evidentes y profundos.
Hoy ha sido un día particularmente mortal. Nuestra primera clase de ataque y defensa con objetos punzantes. Y gracias a que estas semanas estuve entrenando cuerpo a cuerpo, mis reflejos se agilizaron y soy capaz de moverme mas rápido, lo que hoy me ha salvado de que Sitael me cercene los brazos y piernas.
Respiro profundamente como me han enseñado para controlar mi energía. Pienso en aquel lugar en el bosque mágico, en su belleza y sensación de paz, y logro calmarme.