Samuel se despertó tarde en la noche. La resequedad en su garganta lo hizo levantarse de la cama en busca de un vaso de agua. Al salir de la habitación y dejar la puerta entre cerrada, pudo escuchar unos jadeos que rompieron con la tranquilidad de la noche. Samuel, prestó gran atención y decidió ir en busca de la fuente de aquel sonido. Al llegar a la sala, vio dos figuras en medio de la oscuridad, al inicio no supo de quienes se trataba.
Al aclarársele un poco la visión, pudo darse cuenta que los dueños de estas figuras no eran otros sino, Fabián y Victoria, estaban intimando sexualmente. Victoria tenía la respiración entrecortada e invocaba con gran constancia al altísimo, producto del placer que estaba recibiendo. Samuel los miró sorprendido mientras una risa maliciosa se dibujaba en su cara. Samuel se percató que cerca de la cocina había una sombra que al igual que él, estaba espiando a los amantes. Aguzó su mirada y pudo ver que era Wilson quien se escondía en medio de las tinieblas. Su rostro mostraba gran furia y deseos de venganza contra aquellos que se atrevieron a lastimar su corazón. Samuel decidió regresar a su habitación, evitando que Wilson se percatara de su presencia.
Samuel ingresó a la habitación con gran sigilo, se metió entre las cobijas para calentarse, el frío que hacia afuera era insoportable. Jenny se despertó al momento que sintió que Samuel entró en la cama.
―¿Dónde estabas? ―preguntó Jenny aun somnolienta.
―No me vas a creer lo que vi ―respondió Samuel con una actitud indiscreta.
―¿Qué paso amor? ―inquirió Jenny algo extrañada.
―Salí a tomar un vaso de agua y encontré en la sala a Fabián y a Victoria teniendo sexo en el sofá ―el rostro de Samuel mostraba picardía al contarle a su novia lo sucedido.
―¿En serio? ―dijo Jenny bastante sorprendida―. Quien los ve, yo no creí que fueran a llegar a tanto hoy.
―Eso no es lo peor de todo, yo veía que algo se movía en la cocina, como estaba tan oscuro no pude ver muy bien quien era, ―dijo Samuel bajando un poco el volumen de su voz―. Traté de asomarme y pude ver que Wilson los estaba espiando desde la cocina, estaba furioso pero no dijo nada, solo continuó viendo. Yo me vine antes que él pudiera verme.
―No puedo creerlo ―dijo Jenny afligida―, pobre Wilson, darse cuenta que su novia le está siendo infiel de esa manera.
―Sí, me di cuenta que él es muy buena persona. He tratado de hablar con él cada vez que puedo, es un buen muchacho y se nota que Victoria no lo quiere ni poquito ―afirmó Samuel acomodándose en la cama―. No me parece correcto que ellos se burlen así de Wilson.
―Cuando estábamos hablando las tres, ella nos contó que su papá le impuso que tenía que ser novia de Wilson, que para mantener la unión de la iglesia ―contó Jenny―, como los papás de ellos son los pastores principales les dijeron que lo mejor era que estuvieran juntos, a ella le tocó aceptar, su papá la obligó, si no aceptaba su papá le quitaría todo apoyo económico con la universidad.
―Qué mal que hayan llegado tan lejos ―declaró Samuel―. Tener que estar con alguien por presión religiosa y aparte con alguien que no se ama. Es increíble que aun en estas épocas se sigan viendo cosas tan retrogradas, ¿no?
―Es más común de lo que crees amor, muchas personas son capaces de hacer cualquier cosa por terminar su universidad ―contó Jenny.
―Parece que esa relación llegó hasta hoy, Victoria se ve muy contenta con Fabián, no se han separado para nada. Wilson y Victoria hasta ahí llegaron ―dijo Samuel
―Espero que Victoria tome la decisión de terminar con esa relación y no siga lastimando a Wilson ni jugando con sus sentimientos ―concluyó Jenny―. Amor, en lugar de estar hablando lo que hacen los demás, ¿por qué no nos ocupamos de lo nuestro? Recuerda que me tienes que consentir mucho.
Jenny y Samuel se besaron con gran pasión, calentaron sus cuerpos y progresivamente el frío del lugar empezó a ser nulo, gobernando el calor de la lujuria que reposaba en sus cuerpos deseosos de recibir el placer de su amor. Ella empezó a mover su escultural y hermoso cuerpo con sensualidad, iniciaron un pequeño jugueteo debajo de las cobijas.
Debido a tantos besos y caricias que se daban como muestra de su amor, sus cuerpos se calentaron y sus mentes fueron por la pasión desmesurada. Jenny desnudó su esbelta silueta para permitirle a Samuel admirar a cabalidad la perfección que ella poseía, él recorrió su figura con sus labios para deleitarse y extasiarla de placer, su lengua aumentó el romance y la perversión entre sus piernas.
Él recorrió la belleza de su cuerpo terso con su lengua, saboreando su piel y deleitándose con la delicia de su aroma. Su amor se hizo tan evidente que les resultó imposible detener aquellos impulsos de pasión. Empezaron a hacer el amor, de una manera tan hermosa, tan íntima, tan exquisita, pero en la mente de Samuel las cosas estaban ocurriendo muy diferentes.