Todos al oír "síganme" se sorprendieron, pero Rebeca solo cruzó sus brazos y piernas, todos se sorprendieron al ver que el Sacerdote venía acompañado por dos personas, incluso detrás de esas dos personas venía otro, en total tres personas desconocidas aparte del padre.
–Disculpe si les interrumpí en algo, ellos son... -dijo el Sacerdote
-¡Es un traidor padre! ¡Cómo se le ocurre traer a dos ángeles! –empezó a gritar y señalar a los dos ángeles.
-¿Cuál es su motivo de su visita padre? -dijo Julio ignorando a Ronald.
–Pero que ridícula pregunta es esa –Rebeca no mostró ni un signo de preocupación o timidez por el comportamiento de Ronald, solo observó y quiso saber hasta dónde es capaz ante su reacción -¡Es un traidor! ¡Un traidor! ¡Usted sabe muy bien que detesto a los ángeles, centinelas, arcángeles y lo que existan los malditos seres con alas blancas, sobre todo sus estúpidas armas, se creen superiores que todos nosotros! –Emily se fue al lado de Rebeca.
-¿No harás nada? –dijo en susurro y con mucha preocupación.
–Nada -dijo así de simple.
-¿Qué? –era obvio sobre su reacción, no sentía preocupación como Emily.
–No quiero hacerle nada malo padre pero –se tranquilizó –Quiero que se retiré de esta casa, los ángeles no son muy bien bienvenidos –estiró su brazo
–Ellos vienen en paz hijo mío.
–Como vinieron de igual manera deben de irse, en PAZ.
–Ignóralo padre, usted tiene la palabra, comience -dijo Lucas.
–Pero que idiotas son ¡Por culpa de esos ángeles tenemos la maldición!
–Tranquilízate -Lucas le dio una mirada Ronald.
–Tienes razón Ronald –Emily, Julio y Lucas se sorprendieron
–Al menos en algo nos entendemos.
–Claro que sí Ronald, te entiendo.
–Gracias, te debo una -mostrando una sonrisa.
–Cómo me debes te cobraré ahora, quiero que te vayas a la cocina junto con Emily, Julio y Lucas.
–Pero...
–Pero obviamente ¿No me debes? Ahora haz lo que te indique.
–Pero...
–Pero la cuestión es que quiero estar a solas con el padre y con sus invitados sorpresa. Ahora -ordenó y todos hicieron caso.
Todos los nombrados se fueron, pero antes de irse Ronald les dirigió a todos los invitados incluso al Sacerdote una mirada lleno de odio. En la sala solo quedaron el padre y sus invitados, incluyendo a Rebeca.
–Siéntense como en casa, tomen asiento –pero el Sacerdote no lo hizo –Usted también padre
–Ellos hablaran –señalando con la mirada a los ángeles.
–Nuestro jefe vendrá -dijo un joven con cabello rubio, ojos verdes y alto; el ángel Gael.
-¿Jefe? ¿Ya me llevarán ante el cónclave? -dijo en voz alta, compartiendo sus pensamientos.
–El punto es que vendrá nuestro jefe y... -esta vez dijo una chica con un hermoso cabello castaño, ojos avellanas; el ángel Mabel
–Y me llevarán, vamos chica ángel tanto odio emanas.
–Por favor hija escúchalos, yo salgo y entra su jefe
-¿Quién es él? –dijo observando al tercer invitado.
–Él es un sin alma como tú hija.
-¡Basta! -interviniendo el ángel Mabel -Cállate de una vez sin alma, nuestro jefe tiene algo para tu grupo.
El padre –Es hora que me retire, adiós –el padre salió y en su lugar entro un ángel superior.
Editado: 05.01.2021