Los dos ángeles se levantaron, mientras que los dos sin almas se miraron y movieron sus hombros en signo que no entendían nada.
-Siéntense, es mi turno de hablar -dijo con un aire superioridad, el ángel Fabián.
–No haré difícil su trabajo, no se preocupen, iré con ustedes -estiró sus brazos.
–Muy bien –estirando sus labios, formando una sonrisa -Pero por eso no vinimos, quiero ofrecerles algo.
–Ah, no es eso, entonces vienen a supervisar o mejor dicho un trato, buscar las páginas -dijo ella supuestamente adivinando.
– ¿Quién te ha dicho? –Se cruzó sus brazos y sonrió con malicia–Tú también lo estás buscando ¿verdad?
–Tal vez sí o tal vez no, a eso viene verdad.
–Mis dos ángeles te supervisaran –estiró sus brazos, presentando a los dos ángeles -Pero les acompaña un sin alma creo que no te hará ni más ni menos.
-¿Supervisar? ¿Por qué?
–Para que no vuelva a repetirse, en este caso habrá dos ángeles.
-¿Repetirse? ¿Qué cosa? –se hizo la tonta.
–El ángel que mataste fue mi hija, tú me la quitaste. Yo te puse la maldición -dijo muy orgulloso.
-¿Quieres que llore o me enoje? ¿Quieres escucharme suplicar?
–Quiero oír los motivos por qué mataste a mi hija y si es posible quiero oírte suplicar.
–Pero porque suplicar, no siento nada, se ha olvidado que tipo de maldición me ha puesto.
–Agradece que ni siquiera puedo armar una pelea -dijo con arrogancia e indiferencia.
–Tengo motivos, motivos que supuestamente maté a tu hija.
–No vine exactamente por ese tema pero ansioso espero tu juicio, vine para hacer un trato.
-¿Un trato? Incluye al otro sin alma
–Sí, hallar esas páginas no es fácil, el trato consiste que hallen dos páginas y así se eliminará sus maldiciones.
-¿Dos? No te creo ángel, algo más –el ángel Fabián se acercó a Rebeca.
–Solo es eso, no me digas que no aceptas.
–Quiero saber mi nombre -le susurró
–No, no te diré nada de eso.
–Entonces no hay trato.
El ángel Fabián se acercó a Rebeca y le agarró del cuello, Rebeca no mostró miedo o desesperación, solo se mantuvo firme y seria, mientras que los dos ángeles se preocuparon al ver a su jefe inesperadamente su reacción.
–Dijo que está no autorizado a hacerme daño ángel, como creer en usted.
–De una manera u otra haré que aceptes.
-¿Cómo lo harás? –el ángel jefe le soltó y le sonrió
–Esperaba esa pregunta.
-¿Qué? ¿Qué me está pasando?
El ángel Fabian le hizo transformar a Rebeca en un ave que emanaba fuego, al ver su objetivo el ángel Fabián aplaudió y el ave dejó de emanar fuego, sus plumas del ave parecían una cascada de color rojo al color amarillo.
-¿Ahora qué piensas? -dijo con una sonrisa irritante que a cualquier persona le desearía darle un golpe por ser tan arrogante.
–Es muy hermoso -dijo el ángel Gael, hipnotizado por el hermoso...animal o ella.
–Hermano que dices -dijo preocupada el ángel Mabel.
–Sus plumas son muy hermosas -dijo acariciando sus plumas.
–Creo que alguien está enamorado -dijo el sin alma
–No cometas tu primer error Gael –le advirtió su jefe.
-Hermano, nuestro jefe tiene razón.
–Solo le estoy acariciando sus plumas, solo me llama la atención, nada más.
–Sus plumas o ella -dijo el sin alma.
–Sus plumas -corrigendo.
–Estás mintiendo.
–Basta, te diré tu nombre ¿De acuerdo? –el ave asintió, estiró sus alas y se inclinó.
–Lindo truco para ser principiante -dijo otra vez el sin alma.
–Tu nombre es Rebeca satisfecha... ¡Y tú! –le susurro y señalo al otro sin alma –Yo ya te lo dije.
–Estoy muy satisfecho, acepta –el ave volvió a estirar sus alas y se inclinó –Es un sí.
-Es un trato –el ave se convirtió en un humano –Esto es muy divertido.
–Te divierte verme sufrir -dijo Rebeca
–No es para tanto.
–Entonces que comience el juego
Editado: 05.01.2021