Mientras ellos hablaban, Rebeca se hizo un símbolo en el brazo y de ella salió un ave que emanaba fuego. Rebeca se acercó en un estante y empezó a botar todos los libros hasta que hallo lo que esperaba encontrar. El humo azul desapareció y el ave se puso en su hombre de Rebeca.
-¿Qué hay con esa ave? -preguntó el ángel Mabel.
–Es muy hermoso –dijo el otro ángel.
–No exageres, tan solo es un pajarraco –estiro su brazo y puso el objeto en frente de ella, mientras el ave estiró sus alas y empezó a picarle en su cabeza –No te enojes, esa es la realidad, tan solo eres un pajarraco que te enojas por toda cosa, no me duele y no me importa cuánto me insultes, recuerda, ya me acostumbre a oír esas palabras.
-¿Con quién hablas? –Ella se acercó más al ángel Gael –Creo que enloqueció –le susurro.
–No exageres hermana, todo tiene una explicación y hablando de explicación, ¿Nos podrías decir, que harás ahora?
–Pues lo de siempre, basta pajarraco no quieres ver lo que soy capaz, tengo límites ¡Ya verás! –cuando dijo las últimas palabras el ave quiso huir pero era demasiado tarde, Rebeca le agarró del cuello y lo apretó, los ángeles se quedaron en shock y Rebeca lanzó al ave.
-¡Enloqueciste, cómo pudiste hacerle daño esa pobre ave, no te hizo nada! -dijo asustada y enojada el ángel Mabel.
–No te preocupes –dijo como si no hubiera pasado nada -¿Qué debo sentir ahora, culpabilidad?
-¡Sí! –Se enojó y quiso abalanzarse hacia Rebeca, pero el ángel Gael la detuvo -¡Suéltame!
–Tranquila ángel mira –señaló al ave y este empezó a volar por toda la habitación y otra se puso en el hombro de Rebeca –Solo es una tontería, solo es tu imaginación –le acaricio su cabecita –Es su trabajo, además estamos formando un equipo y todo esto me desconcentro sobre el tema del demonio, más tarde te daré un paseo ¿Qué te parece? Empecemos avecita.
-¿Conversas con tu ave? ¿Cómo funciona? -preguntó el ángel Gael.
-Después se los explico, además hay ciertas cosas que hacer.
Editado: 05.01.2021