Los padres se alegraron ver a su hija sana y salva, pero su rostro estaba pálido y seguro le llevarían al doctor pero eso no le incumbe a Rebeca.
–Okey hay que irnos, Lucas ¿Ya lo hiciste? -dijo Rebeca.
–Sí, no te preocupes -dijo Lucas.
–Muchas gracias, a todos, muchas gracias –dijo entre lágrimas y se lanzó a Rebeca, dando un abrazo –Muchas gracias –susurro pero ella no respondió al abrazo.
–Nuestro trabajo terminó hay que irnos –todos asintieron empezaron a bajar, hasta que alguien le agarro la mano a Rebeca.
–Por favor no te vayas –le dijo y se arrodillo –Salva a mis amigos, ellos también están allá, por favor.
–No puedo –se zafó del agarre y empezó a bajar, mientras que la chica gritaba implorando que le ayude, que salve a sus amigos.
-¿Qué sucede? -pregunta el ángel Gael
-¿Por qué tanto grita? –Puso sus manos en sus caderas -¿Qué hiciste a su alma? -pregunta el ángel Mabel.
–Yo –se apuntó a sí misma y soltó una risita –Por favor, no tengo tiempo así que tengo que irme.
–No nos iremos hasta escuchar a la chica –el ángel Mabel le agarró del brazo.
–Por favor salven a mis amigos, ellos están allá.
–Pues debieron pensar antes de actuar, no has oído esa frase –quiso zafarse pero no pudo, suspiro resignada.
–Te prometemos que te ayudaremos –ella sonrió y se limpió sus lágrimas.
–No soy de palabra.
–Solo piénsalo –le dio una mirada dulce pero a ella no le afectó -¿De acuerdo? -dijo Emily.
–Yo les daré el dinero, todo lo que necesitan, por favor –suplicó.
–Está bien, te ayudaremos.
–Oh, gracias muchas gracias.
–Mañana vendremos por ti –ella asintió y Rebeca se sintió algo débil, su rostro le delataba -¿Qué te pasa Rebeca? Suéltala –el ángel le soltó y Rebeca se arrodillo -¡Rebeca!
Editado: 05.01.2021