Volvía nuevamente a casa después de haber faltado ya unos días, entre a la casa sin hacer mucho ruido, pues era muy temprano y sabía que Camz se despertaba tarde los fines de semana. Cada vez que peleaba con Camila era así, prefería alejarme unos días y dejar que las cosas se enfriaran un poco, ya después volvía para poder hablar y resolver las cosas de la mejor manera, como siempre, hablando. Fui a la cocina pensado en que podía prepararle a mi morena, después de todo se lo merecía por aguantarme tanto tiempo, pero todas las ideas se me fueron al ver a mi hermosa novia de pie en la puerta. Estaba con unas de mis camisas -la cual prácticamente le quedaba enorme- tenía un moño mal hecho pero para mí era hermosa, aunque algo no me cuadraba, estaba más delgada, pálida y sus hermosos ojos estaban rojos, supongo yo que es de tanto llorar, parecía que no había dormido en días. ¿Tanto la afecto nuestra discusión? Una punzada de culpa apareció en mi pecho con solo pensar que sus lágrimas eran por mi culpa.
Quise acercarme pero ella de inmediato se alejó de mi con rapidez, no me dirigió la palabra, ni siquiera un "hola", nada, era como si no estuviese ahí. Trate de acercarme nuevamente pero cuando mi mano iba a tocar su hombro, ella nuevamente se alejó de mi con un tazón, me quede perpleja en el sitio, sin saber qué hacer, observe como buscaba entre las gavetas el cereal, para luego buscar la leche en la nevera y salir del sitio, dejándome con la palabra en la boca.
De todo a nada, en cuestión de segundos.