—Camila, por favor háblame— le rogué mientras me sentaba a su lado —. Dime que te pasa, desquítate si quieres pero no me ignores por favor.
Silencio.
Eso fue lo que recibí de la morena, ni si quiera me dirigía la mirada, un toque accidental, nada, su indiferencia era total y eso me estaba preocupando, me ignora como si no existiera. Me está matando, no poder besar sus labios, no poder hablar normalmente con ella, no poder abrazarla, no poder decirle "te amo", ni si quiera conectar con sus ojos. Me levante nuevamente al ver que ella no hacía intento de hablar, la deje tranquila viendo televisión y me fui a mi estudio. Necesitaba algo que me relajara, y estar ahí era lo más indicado para poder calmarme un poco. Note como todas mis fotografías y pinturas estaban colgadas, todas mostrando a una sola persona; Camila, aunque ella no supiera era el centro de mi mundo, mi musa, mi todo, era con quien podía hablar de cualquier tema, así fuera lo más banal y aun así convertirlo en una gran charla, pero ahora todo parece haberse derrumbado, como si hubiese una gran barrera impidiendo cualquier comunicación entre nosotras.
Tan cerca de ella, pero se siente tan lejos a la vez.