De entre el pavimento inerte surgí,
me aferré a nacer de los muros
húmedos, y florecí en la nieve,
sobreviví bajo el sol desértico.
Me agarré de las olas de un mar
picado, las domé, me llevaron a la
orilla, dóciles.
Con los pétalos rotos aferré mi vida,
envueltos en tormentas,
incluso el cielo se estremeció
y crepitó.
Atravesé diversas
y bruscas metamorfosis.
De rosa a ciprés, desde
hoja a bosque, un tulipán solitario a
un campo de diversos colores.
Curé mis heridas con miel.
Mi piel la cromé.
Mi alma y espíritu
con lavanda mezclé.
Me unifiqué a la tierra, me introduje
en la semilla, me fui en el polen, me
hice vida.