Puedes pensar que ella es de pocas palabras: niega o afirma en silencio. Sonríe, a veces, en una apenas perceptible mueca. Es de saludos lejanos, repele la cercanía, pero es de suspiros profundos y risitas nerviosas, sonrojándose hasta confundirse con su vestido rojo.
Puedes creer que es de palabras escasas, pero muy en el fondo se puede vislumbrar el ímpetu, la necesidad, el ansia de contar las historias tejiéndose en su mente, vivazmente, formando surcos de vertiginosas fantasías alucinantes.
Solo espera... Puedes verle morderse las uñas acechando a quien pueda atrapar su confianza para mostrar quien en realidad es, lo que esconde debajo de su piel.
Es de pocas palabras, mas no adivinarías el libro abierto que tendrás frente a ti; de lectura eterna, historia entre líneas, de las que se ha forjado.
Ten paciencia, te podría dar una sorpresa, emergiendo de la tinta de sus páginas.