Prometí olvidarte
y mírame aquí, hablando por
no sé qué vez sobre ti, inolvidable.
Prometí no extrañarte
ni un segundo más,
y mírame aquí, frente a una pantalla observando cautelosamente
una foto borrosa de ti.
Me comprometí a soltarte;
sin embargo, me até firmemente
a la cuerda del muelle del pasado.
Y pareciera que
no cumplo mis promesas,
pero no es así, cumplí
la de amar tu esencia.
Y no puedo dejar de decirlo,
a todo el mundo, a los cuatro vientos,
a susurros que, seguramente,
tú escucharías si estuvieras aquí
lo suficientemente cerquita.
No logro evitarlo,
hablar de tu nombre
sin pronunciarlo.
Describirte en palabras que
no te retratarán a la perfección.
Sí, comprendo, juré,
no traerte más,
no contener tu ilusoria estadía...
Al parecer
no sé cumplir mis promesas
cuando se trata de ti; en especial,
aquellas que guardan
estrecha relación
con volverte obsoleto
para mi memoria.