“¿Qué haremos con ellas?” preguntó Kier.
“No lo sé.” Ina vio a su mamá y prima durmiendo. “Mi familia es demasiado conocida como para dejarlas en cualquier lugar cerca de una comunidad de Brujas.”
“Incluso sin mente nos dan problemas.”
“Es lo que siempre han hecho.”
Todos estaban fuera de la mansión hecha del tocón de un árbol. Ciliria y Gail dormían en el piso. Menta y Oso Pequeño estaban sentados uno al lado de otro viendo a Ina y Kier.
Kier quería encontrar qué hacer con ellas pero había algo más urgente en su mente.
“¿Te importa si vamos con Medes antes de decidir cualquier cosa?”
“Claro que no, mi locura. Llevanos.”
Ina parecía estar decidida a llamar a Kier su locura. A él no le importaba y de hecho le gustaba. Le acariciaba el ego de cierta forma. Le hacía sentir bien que Ina lo consideraba a él algo que la volvía loca.
Él besó su cabeza, pues en esos momentos la consideraba más un tesoro que una mujer. No había nada de malo en desearla. Pero justo ahora, eso no era suficiente.
Él estaba agradecido de que ella estuviera en su vida.
Ina sintió un cosquilleo en su nuca. “Qué lindo.”
Kier rio y chasqueó sus dedos.
Aparecieron en la cueva de los Dragones.
Medes voló hacia Kier inmediatamente, quien lo recibió en sus brazos tan gentilmente como era posible y abrazó al búho contra su pecho. Medes simplemente recargó su cabeza en el cuello del Mago y dejó que su conexión con Kier le transmitiera todo lo que estaba sintiendo.
“Lo siento, Medes. De verdad lo siento. No quería que te hicieran nada.”
Medes no dijo nada y seguía transmitiendo todo lo que sentía. Era tanto, que los ojos de Kier se humedecieron y el Mago tuvo que sentarse mientras sostenía a su Familiar.
Nadie dijo nada por respeto. Por lo menos no en alto.
¿Ves eso? pensó Eroemen.
Es imposible no verlo, noche mía, pensó Aurua
¿Qué hizo?
Al ver la esencia de la Magia, la Locura Verde se veía como hilos que se enredaban y movían en la mente de los Magos. Cuando los poseía, los hilos se veían envolviendo todo el cuerpo.
La Locura de Kier sí se extendía por todos su cuerpo, pero los hilos estaban entrelazados con otros hilos. No restringidos, sino que parecían ser parte del mismo filamento.
La esencia y Locura de Kier ahora eran uno.
Editado: 10.08.2018