Paladines Entre Ángeles y Demonios

Parte Siete: Amenazas Durmientes Despiertas.

Me resultaba algo graciosa la comparación que se generaba dentro de mi mente, estaba sentado sobre una larga mesa y alrededor había decenas de documentos y libros <Si estuviera en el mundo ahogado me querría matar de tener que leer todo esto, pero ahora aquí no siento eso> lo reflexioné por unos segundos <Imagino que la diferencia será el contexto>.

De hecho eso no era lo único, decir que pasaba mucho tiempo solo no sería mentira, aunque a su vez si una exageración. Cuando estaba en la escuela pasaba tiempo con mis dos mejores amigos y luego en casa tenía cuatro horas para reunirme con mis demás amigos en Leyenda Mitológica.

A pesar de eso me sentí algo aislado al regresar a mi departamento, no estaba tan acostumbrado a estar rodeado de personas en la vida real. Por ese motivo esta situación me era algo incomoda. –¿Es necesario que estén todos aquí? –Dejé salir la ansiedad que tenía.

Todos los seres a mi alrededor, que estaban sentado exageradamente cerca de mí, se separaron abruptamente ante mis palabras. –Discúlpeme señor, pero no comprendo porque hace esa pregunta –dijo Rocco con sus orejas bajas y la cola entre las patas.

Estaba en el Octavo Nivel y todo estaba bastante oscuro como es costumbre, además del Licántropo también estaban los Monarcas del Averno: Baal-zebub (Gula), Physs Cuss (Lujuria) y Arian (Avaricia).

–Claro –agregó el demonio sexual–. Es natural que todos nos acerquemos hacia la presencia de uno de nuestros Reyes Soberanos –él hablaba confundido, como si lo que dijera fuera algo obvio.

–Además tenemos que aprovechar porque no siempre pasa por nuestro Nivel señor –sumó el otro demonio que estaría desnudo si no fuera por el delantal de cocinero que llevaba puesto–. Puede pasarse por mi cocina si desea, la comida es igual de exquisita.

<Estoy sintiendo eso como si fuera un reclamo. Aunque es verdad, no suelo pasar mucho por los otros niveles> a pesar de ahora ser un No-Muerto lograba sentir algo en mi pecho <Todavía no estoy acostumbrado a que muchas personas quieran pasar tiempo conmigo, me cuesta tener ese nivel de responsabilidad afectiva con todos>.

–Pucha, lo sé –contesté–. Pero ustedes deben tener cosas que hacer también, no sé, no me parece que dejen todo para estar aquí. Encima solo tengo que leer estos resúmenes de libros que sacaron de esa academia.

Ninguno de los presentes respondió, solo se me quedaron viendo alegres. Me recordaban a perros que solo querían estar junto a su amo cuando regresaba del trabajo y se acostaba en el sillón, fue un sentimiento que me hacía arder el pecho porque no estaba acostumbrado de lo lindo que se sentía.

Fue entonces que otro pensamiento vino a mi mente <¡Esperen un segundo! ¿Por qué son todos hombres aquí? ¿Esto no lo hace todavía más raro?> Hasta donde se los Monarcas del Averno del Octavo Nivel estaban en esa línea, son hombres o no tienen género <Creo que eso es mejor a que mis compañeros solo hayan creado NPCs femeninos con poca ropa para pervertirlos, aunque que no haya mujeres aquí habla mucho de ellos también>.

Tengo trabajo para hacer, no quería comenzar a darle vueltas a ese tema, aunque ahora me había picado la curiosidad al respecto. De todas formas no pude seguir con eso ya que el espejo de plata que tenía a un costado empezó a brillar, yo lo tomé antes de que Rocco pudiera hacerlo por mí.

El cristal reveló la figura del Maestro de este Nivel, un alto ser pálido, Auron. –Mi señor, espero no estar molestando.

–Claro que no.

–Excelente, porque quería comentarle algo. –De ese lado del espejo pareció haber un terremoto porque todo se sacudió–. Acabamos con esa maldita organización. –Physs Cuss pareció ponerse incomodo al respecto–. Solo que al hacerlo terminaron despertando unos seres extraños que amenazan con destruirlo todo.

–¡¿Qué?!

–Llamé para preguntarle cómo quiere que procedamos ¿Nos retiramos?

Al instante recordé que Dream está en ese país también. –¡No! Pucha, no. Nuestro problema es solo con esa organización, no con todo el país. No dejen que se escapen… aunque ahora que lo pienso, si pueden capturar a dos machos y dos hembras con vida sería interesante.

–Sus deseos son mi voluntad Rey Soberano.

-----O-----

Mi habitación había perdido todo el orden, ya no parecían los aposentos dignos de la Suma Sacerdotisa del Reino Sagrado, sino que una pocilga. Lo había intentado todo para salir, romper muebles y usar las partes para intentar destruir la puerta, cualquier cosa que me fuera útil, incluso destruir las ventanas.

Sin embargo nada de eso funcionó, al fin y al cabo se trataba de mi habitación, el lugar donde duerme la Resplandeciente Reina del país de Szent. Por ese mismo motivo Prif me había trasladado de su habitación a la mía, esta era mucho más segura tanto por dentro como por fuera y nadie podría entrar o salir.

Ni siquiera me sentía digna de poder estar en mi cama, estaba en posición fetal en el suelo con la ropa desgarrada. Tampoco tenía lágrimas para llorar, aunque toda mi impotencia se acumulaba en mi cuerpo como energía que tenía que ser liberada, debido a eso fue que varias veces intenté usar mis puños para romper la puerta o algo y lo único que conseguí fue lastimarme los dedos y nudillos.

–Maldición soy una mierda. Estaba tan segura bajo la protección de Luna que no hice nada: no soy experta en magia, no soy fuerte, tampoco tengo la Anhelada Providencia o algún ítem para apoyarme. –Antes de poder seguir recriminándome todo un fuerte terremoto sacudió el lugar.

Fue entonces que me puse de pie, los candelabros del techo se sacudieron violentamente y amenazaron con caerse de lo fuerte que fue el sacudón. –Además hay que agregarle esos temblores.




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